(Agencias/El Norte de Castilla) El fallo cardíaco sufrido por este hombre de 70 años obligó a interrumpir la celebración durante casi tres cuartos de hora. El familiar de Gil Tamayo fue asistido en la propia seo por varios sanitarios. Tras los intentos de reanimación, fue trasladado a un ambulación, pero poco después, y una vez reiniciada la ceremonia, se confirmaba que había perdido la vida.
D. José María fue consagrado obispo por el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española.
Palabras del nuevo obispo
La evangelización, la «realidad concreta» de la Iglesia, la importancia de la educación y de la familia y la vocación religiosa fueron los temas en los que centró su primer discurso como obispo abulense.
Gil Tamayo aseguró que «no podemos resignarnos pasivamente» al «empobrecimiento» y la «marginación» de nuestra tierra, refiriéndose a la provincia abulense y a la región, sino que hay que «colaborar todos en el remedio». Asimismo manifestó su voluntad de hacerlo como diócesis de Ávila «con nuestra acción social y caritativa y educativa de sus instituciones». En este sentido, destacó que Castilla y León es la tercera comunidad autónoma en ayuda social de la Iglesia.
«Vengo a Ávila como servidor en nombre del Señor», aseguró Gil Tamayo en su primer discurso como obispo de la diócesis, y «consciente» de lo «arriesgado y comprometido» que es este cometido, que recoge en su lema episcopal «No he venido a ser servido, sino a servir». Con múltiples referencias a los santos abulenses Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, el nuevo mitrado habló de la necesidad de un «vigor apostólico» en la Iglesia. «Necesitamos ser evangelizadores con espíritu, con vida interior, con espiritualidad, como nos dice el Papa Francisco».
Fortalecer el «aporte educativo a la sociedad abulense» desde la «cosmovisión cristiana, sin complejos y con calidad», fue otro de los llamamientos que Gil Tamayo hizo en su discurso. Consideró que una de las «mejores maneras» de contribuir al «progreso de la región» es precisamente este aspecto y, en concreto, a profesores, jóvenes y familia como «protagonistas». En este sentido, tuvo unas palabras especiales al Centro de Educación Especial de Martiherrero.
El nuevo obispo, que pidió perdón por los «pecados y delitos» cometidos por algunos miembros de la comunidad eclesial, criticó que estos se quieran «extender injustamente» y crear un «velo de sospecha sobre la multitud inmensa de sacerdotes buenos que sirven a Dios y a la gente de forma fiel, abnegada y ejemplar».
Gil Tamayo recordó la obligación de la Iglesia de «revitalizar nuestro afán misionero y evangelizador» pero con «respeto a las convicciones y creencias de los demás, a la libertad», y exigiendo un «respeto exquisito» a la «libertad religiosa».
Gratitud
El nuncio apostólico, Renzo Fratini, «talante de servicio» de Gil Tamayo y manifestó su «sentida gratitud» por su trabajo en la Conferencia Episcopal Española en los últimos años, actividad que «ha mostrado cualidades que el Papa ha considerado prometedoras para la diócesis» abulense.
Fratini también agradeció al anterior obispo de Ávila, Jesús García Burillo, su acción pastoral especialmente en los años jubilares teresianos, «con gran eco fuera de la Diócesis», y que ha permitido una «siembra espiritual»,
'Padre, hermano y amigo'
El cardenal Blázquez dio la bienvenida al nuevo mitrado al Colegio Episcopal y a la Conferencia Episcopal Española que «ya conoces de cerca», aseveró. Le pidió que cuidara y acompañara «cordialmente a los presbíteros», frente a una situación de la Iglesia que «en estas latitudes requiere especialmente que seas para ellos padre, hermano y amigo».
Destacó también el contenido del lema del nuevo obispo, que definió como un «test de autenticidad» al presidir la Iglesia, en contra del autoritarismo que «contraría el sentido del ministerio», en tanto que este nuevo cargo no significa «autoridad del servicio e incluso a veces despótico».
Asistentes
Un total de 62 obispos de los 119 con los que cuenta la Conferencia Episcopal Española, más otros seis de otros países, han acompañado a José María Gil Tamayo en su ordenación como obispo de Ávila. Entre ellos, los cardenales abulenses Ricardo Blázquez (Valladolid), Antonio Cañizares (Valencia), los de Madrid y Barcelona, y el arzobispo castrense Juan del Río Martín. También han estado los abulenses Antonio Cañizares, cardenal arzobispo de Valencia, José Luis Retana, obispo de Plasencia, y Carlos López, obispo de Salamanca. Once de los 14 prelados de las diócesis de Castilla y León han estado presentes en la ceremonia.
Esta multitudinaria ordenación episcopal se debe a que la mayoría de los prelados han querido acompañar al que desde 2013 y hasta su nombramiento por el Papa Francisco como obispo de Ávila fuera secretario general de la Conferencia Episcopal Española.
Toda la comunidad episcopal asistente ha estado en el altar junto a los obispos ordenantes: el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid como ordenante principal; Renzo Fratini, nuncio apostólico del Papa en España; y el obispo administrador apostólico de Ávila, Jesús García Burillo.
Entre los invitados había varios senadores y diputados, así como representantes de diversos ministerios. También asiste Alicia García, consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, y distintos miembros de las Fuerzas Armadas e instituciones académicas.
También han asistido el subdelegado del Gobierno en Ávila, Arturo Barral; el delegado territorial de la Junta en Ávila, José Francisco Hernández Herrero; el presidente de la Diputación de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera; y el alcalde de Ávila, José Luis Rivas. Autoridades militares y de instituciones educativas han acompañado también al nuevo obispo.
Los símbolos episcopales
En el rito de la ordenación episcopal hay una serie de símbolos que identifican a cada obispo: la mitra, el anillo y el báculo. Como acto especial para un sacerdote, cada uno de estos objetos suele ser un regalo de alguien significativo en su vida.
La mitra es el tocado que tanto obispos como arzobispos, cardenales y el propio Papa llevan cubriendo la cabeza en los actos litúrgicos, de forma pentagonal. Simboliza la santidad, como recuerdo al mitrado de que debe aspirar a ser santo. Tanto la mitra como la casulla del nuevo obispo de Ávila son regalo del personal de la Conferencia Episcopal. La casulla lleva bordado, además, el escudo de la Diócesis de Ávila.
El báculo es una especie de bastón que llevan los obispos y simboliza que es el «pastor» del rebaño que es su comunidad diocesana. El de Gil Tamayo es de metal dorado y lleva los cuatro evangelistas en su empuñadura. Es un regalo del arzobispo Antonio Montero, quien ordenó sacerdote a Gil Tamayo en 1980.
El anillo es el símbolo de alianza y unidad del obispo con su diócesis. El que porta el nuevo mitrado abulense, regalo de su madre, es de plata dorada, réplica del que Pablo VI regaló a los Padres del Concilio Vaticano II.
Además de estos símbolos que tienen presencia en la propia ordenación, el nuevo obispo de Ávila ha elegido su propio escudo, con referencias a Santa Teresa, patrona de Ávila, y un lema, «No he venido a ser servido, sino a servir».
Sobre el nuevo obispo
José María Gil Tamayo tiene 61 años y es natural de Zalamea de la Serena (Bajadoz, 1957). Periodista de profesión, además de sacerdote, fue nombrado obispo por el Papa Francisco el pasado 6 de noviembre.
El recién ordenado obispo de Ávila fue secretario general de la Conferencia Episcopal española (CEE) desde 2013. Anteriormente fue director del secretariado de la Comisión de Medios de Comunicación Social de la CEE y dirigió el Servicio de Información de la Iglesia católica de España.
Licenciado en Ciencias de la Información y en Estudios Eclesiásticos por la Universidad de Navarra, a lo largo de su carrera profesional ha ejercido diversos cargos relacionados con la comunicación tanto en el mundo universitario como en la Iglesia católica.
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