(Efe) «Ustedes no usen la violencia, no repriman, traten con respeto a la gente, no usen la fuerza bruta, tampoco acusen con falso testimonio», exhortó Báez, obispo auxiliar de la diócesis de Managua, en un mensaje ofrecido en una homilía.
«Como tienen las armas», continuó, en alusión a los oficiales de la Policía Nacional que comparecen como testigos en los casos de detenidos por manifestarse contra el Gobierno, «se sienten con el derecho de mentir en un tribunal», reprochó el religioso.
«Paren la violencia. Puede ser violencia con armas, pero puede ser violencia jurídica, violencia inconstitucional», clamó.
Báez advirtió, además, que la corrupción, la extorsión y la violencia son pecados que «muchos normalizan» en este país.
«Nadie está por encima de nadie, y si alguien tiene un cargo de estructura en la sociedad tiene que ser para servir y lo tiene que ejercer respetando la dignidad, los derechos y la libertad de expresión. No repriman. No confundan la justicia con la venganza», abogó.
Asimismo, invitó a los nicaragüenses a no desanimarse, a no caer en la resignación y a no desesperarse.
Nicaragua vive una crisis social y política que ha generado protestas contra el Gobierno de Ortega y un saldo de entre 325 y 545 muertos, según organismos de derechos humanos locales y extranjeros, mientras que el Ejecutivo cifra en 199 los fallecidos.
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han responsabilizado al Gobierno de «más de 300 muertos», así como de ejecuciones extrajudiciales, torturas y otros abusos contra los manifestantes y opositores.
Ortega ha negado las acusaciones y ha asegurado que se trata de un intento de «golpe de Estado».
Las manifestaciones contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, se iniciaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario.
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