(InfoCatólica) Los obispos de Bélgica explican que el secreto de confesión es inviolable y ningún sacerdote puede traicionar de algún modo a los penitentes.
Los prelados recuerdan que el Código de Derecho Canónico no tiene prevista «ninguna excepción» a dicha inviolabilidad. Es por ello que se aplica también al ámbito de las autoridades civiles y judiciales, que no pueden obligar a un sacerdote a quebrantar dicho secreto.
De hecho, la pena canónica para el sacerdote u obispo que revele algo conocido en confesión es la excomunión.
Tony Vantomme acudió al P. Stroobandt porque estaba deprimido y sentía impulsos de suicidarse. Trágicamente, a pesar de los consejos que le dio el sacerdote, el hombre terminó por quitarse la vida.
La viuda, Marleen Cordenier, presentó una denuncia contra el sacerdote al descubrir que, poco antes de su suicidio, su marido había tenido una larga conversación con él y había intercambiado dos mensajes de texto. «Tony le dijo que quería quitarse la vida», declaró la Sra. Cordenier. «El sacerdote conocía nuestra dirección y podía haber avisado a la policía, pero no hizo absolutamente nada. Cuando me dirigí a él, se refugió en el secreto de confesión y me dijo que había hecho todo lo posible para convencer a mi marido de que no se suicidara. ¿Pero es que el secreto profesional es una cosa tan santa que pueda poner en peligro a un ser humano? No estoy de acuerdo con eso».
Un tribunal condenó al sacerdote por negligencia culpable. La sentencia fue un mes de cárcel, que no tendrá que cumplir, y un euro simbólico en concepto de daños y perjuicios.
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