(Fides) «Es siempre algo bueno cuando las fuerzas o grupos armados se retiran y nos dejan a los sirios la responsabilidad y la libertad de afrontar y resolver nuestros problemas». Son las palabras del obispo Georges Abou Khazen, vicario apostólico de Alepo para los católicos de rito latino, al comentar el anuncio de Donald Trump de retirar de Siria a las fuerzas militares estadounidenses pese a la oposición de su Pentágono.
El obispo franciscano explica que hay incógnitas aún por despejar como qué sucederá ahora a los kurdos o qué país detendrá a Turquía en la frontera. Según explica en conversación con la Agencia Fides, «Estados Unidos están abandonando a los kurdos después de haberlos usado. No sabemos qué conllevará esta elección de Trump».
Mientras tanto parece que Rusia, Turquía e Irán abogan por apoyar y auspiciar la creación de una Comisión Constitucional encargada de dar a Siria una nueva constitución y capitanear, bajo el paraguas de la ONU, una reforma constitucional que posibilite el fin del conflicto y que incluya a la oposición política. La primera sesión de esta comisión para Siria podría producirse a principios de 2019 según el deseo expresado por los ministros de exteriores turco, ruso e iraní durante su encuentro en Ginebra del 18 de diciembre.
Por su parte, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, mantiene sus reservas sobre la posibilidad de llevar a cabo pronto un auténtico proceso constitucional incluyente. «Sobre la Comisión para una nueva constitución, -opina el obispo Abou Khazen-, no está clara la posición de Estados Unidos. No sabemos si querrá o si apoyará Estados Unidos un proceso de reconstrucción nacional. La retirada de sus tropas de Siria podría aclarar la situación».
El presidente Donald Trump firmó el pasado 11 de diciembre la «Iraq and Syria Genocide Relief and Accountability Act of 2018», una ley que define como «genocidio» los crímenes perpetrados en los últimos años contra cristianos y yazidíes en Siria e Irak por parte de grupos yihadistas. La norma compromete a Estados Unidos a prestar asistencia humanitaria a los grupos de víctimas de esta violencia y a perseguir a sus responsables. La ley también ofrecerá ayuda económica para proyectos humanitarios y de reconstrucción para estas minorías religiosas en ambos países. Esta medida fue acogida con entusiasmo por parte de los representantes de las Iglesias orientales. Sobre ello, el vicario apostólico de Alepo tiene una opinión distinta:
«Irak y Siria son países que podrían ser ricos. No necesitamos el dinero de otros. Necesitamos paz. Solo pedimos que no se fomente la guerra porque en paz podrán mejorar las condiciones de todo el pueblo, también las económicas. Por eso, rezaremos para que esta Navidad nos traiga la paz en Siria tal y como sucedió hace dos años para la ciudad de Alepo».
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