A los 20 años del genocidio que tuvo lugar en el país
El Papa ha afirmado ante a los obispos de Ruanda en su visita Ad Límina Apostolorum que «el perdón de las ofensas es la única reconciliación auténtica», a pocos días de que se cumplan 20 años del brutal genocidio en el país africano en 1994. De este modo, Francisco ha destacado que «desde la óptica humana» el perdón podría parecer imposible, pero que es «un regalo de Cristo» que puede recibirse a través de «la fe y la oración». En todo caso, ha reconocido que «el camino es largo» y que requiere «paciencia, respeto recíproco y diálogo».
04/04/14 8:18 AM | Imprimir | Enviar
(EP) En el discurso a los obispos de Ruanda, el Pontífice ha subrayado que todavía hoy «hay heridas profundos que curar» y que por eso es necesario «superar los prejuicios y divisiones étnicas y proseguir por el camino de la reconciliación».
Además, ha asegurado su oración por todo el pueblo de Ruanda «sin distinción de religión, etnia o ideología política», al tiempo que ha invitado a los obispos a trabajar por «la reconciliación y la curación de las heridas» como prioridad. También ha pedido que la Iglesia hable «con una sola voz», manifieste «su unidad» y reafirme «la comunión con la Iglesia Universal». Así, ha corroborado que la Iglesia se empeña «en la reconstrucción de una sociedad reconciliada» en Ruanda.
Papel de los laicos y educación de los jóvenes
Por otro lado, ha exhortado a hacer que el Evangelio «toque y convierta los corazones en profundidad». En su mensaje a los obispos de Ruanda, el Papa ha puesto el acento en la importancia de la educación a los jóvenes, en el papel de los laicos en el desafío de la evangelización y en la formación de sacerdotes.
«La educación de la juventud es la clave del futuro en un país donde la población se renueva rápidamente», ha agregado. Sobre los laicos, ha observado que están fuertemente implicados en la vida de «comunidades eclesiales de base» y en las obras de caridad, al tiempo que ha agregado que se necesita una «vigilancia particular» para las familias de Ruanda porque están «amenazadas por el proceso de secularización».
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