Mons. García Aracil: «¿Cómo es posible que, en nombre de la justicia, se prefiera la muerte de un inocente indefenso?»


Contundente artículo del arzobispo de Mérida-Badajoz


El arzobispo de Mérida-Badajoz, Mons. Santiago García Aracil, ha arremetido contra aquellos grupos llamados «progresistas» que proclaman «el derecho a matar» a un no nacido, al tiempo que ha defendido que «la vida humana» es el bien más importante, y que prevalece sobre «cualquier otro». El prelado se ha referido así, en su tribuna personal en la publicación 'Iglesia en camino', que edita el arzobispado, y recogida por Europa Press, al debate sobre la reforma de la ley del aborto.


05/04/14 11:34 AM | Imprimir | Enviar




(EP/InfoCatólica) Mons. García Aracil señala «la tremenda contradicción mental, afectiva y política que, junto a tanto progreso social y a tanta defensa teórica de los mas débiles, supone la lucha a favor del aborto».


En ella, el arzobispo considera al «engendrado y todavía no nacido» como el «más 'sin papeles', más indefenso, más abandonado en manos de la protección familiar y social». Al respecto, señala que la condición para que una sociedad sea «verdaderamente justa» es que respete los derechos humanos «de todos sin distinción, tengan 'papeles' o no, figuren en el colectivo de los productores o en el más oscuro anonimato».


De esta forma, considera que las personas «en periodo de gestación», por su «indefensión merecen más cuidado y defensa que otros más hábiles y capacitados». Monseñor García Aracil hace referencia a la «ley natural», que proclama «la primacía del derecho a la vida», así como a las leyes aprobadas en democracia, que establecen «formas de prevención y de castigo contra la muerte infringida por otro semejante sin paliativo de la legítima defensa».


¿Derecho a matar al no nacido?


«¿Cómo se puede entender que esta misma sociedad, especialmente incitada por determinados grupos a sí mismos llamados progresistas, proclamen con tanta energía el derecho a matar a un no nacido?», se pregunta el arzobispo.


Asimismo se cuestiona «¿cómo es posible que, en nombre de la justicia, se prefiera la muerte de un inocente indefenso, convirtiendo en patíbulo de su sacrificio cruento el mismo seno de su madre? ¿Por qué se quiere confundir el aborto con una simple modificación parcial del cuerpo de la mujer?».


Mons. García Aracil argumenta que «la solución al aborto» no se encuentra en unas «leyes permisivas en un grado u otro», y que tampoco está en una ley «simplemente penal». «Hay que llegar a promover, con seriedad y con inteligente visión del problema, una justa planificación social educativa, política y económica de los cuidados que necesitan la madre y el que tiene derecho a nacer».


«Hay que romper con los motivos de comodidad en la gestante de absoluta libertad sin condicionantes en las relaciones sexuales, de supuesta pérdida del prestigio social en los familiares, de falta de recursos para hacer frente a la situación. La vida humana es el bien raíz más importante y debe ser atendido con prioridad a cualquier otro bien».


Por todo ello, el arzobispo extremeño propone que «todos» piensen «con serenidad y sin prevenciones partidistas ni de cualquier otro tipo, en lo que a cada uno corresponde para avanzar en la solución del problema».



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