(Forum Libertas/InfoCatólica) En enero de 2012 y en mayo de 2015 dos documentales denunciaban el negocio de la pornografía y cómo Internet se ha convertido en «el crack de la adicción al sexo», afectando de forma especialmente preocupante a los más pequeños.
De hecho, parece demostrado que el consumo de pornografía afecta de forma negativa al cerebro, sobre todo desde que internet se ha convertido en el vehículo de masas ideal para ver porno gratis de forma anónima.
Así lo constataban las conclusiones de un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano en Berlín, publicado en la revista JAMA Psyhchiatry en julio de 2014, con el que buscaban comprobar en qué forma afectaba al cerebro el consumo de porno.
Menos materia gris
«Encontramos una relación negativa entre la cantidad de horas que los sujetos veían porno y la cantidad de materia gris que se encontraba en el núcleo caudado, uno de los componentes de los ganglios basales, una zona del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria», aseguraban entonces.
Para llevar a cabo el estudio, recurrieron a 64 hombres que cubrieran todos los rangos del consumo semanal de pornografía y fueron realizándoles escáneres cerebrales para comprobar si realmente el hecho de ver películas pornográficas repercutía de alguna forma en sus cerebros.
Tras los análisis llevados a cabo, los investigadores determinaron que el porno afectaba al volumen de materia gris del cerebro, al tejido neuronal directamente relacionado con la inteligencia.
Al mismo tiempo, además de los efectos en el núcleo caudado, se descubrió que el núcleo estriado, es decir la principal vía de entrada de información hacia los ganglios basales, también se había reducido en aquellos hombres que veían más horas de porno.
Según el estudio, todos estos daños podrían deberse a una intensa estimulación del sistema de recompensa del cerebro, que se activa frente a un estímulo externo y se encarga de liberar los dos neurotransmisores -la dopamina y la oxitocina- responsables de las sensaciones placenteras.
La adicción al porno, como la de las drogas
Por otra parte, según informaba el 28 de abril de 2016 el diario La Vanguardia, una investigación llevada a cabo en la Universidad de Cambridge advertía de que los efectos del porno sobre el cerebro actúan de forma similar a como lo hacen las drogas.
Así, los consumidores compulsivos de porno sienten un ansia por ver vídeos con imágenes explícitas de sexo, pero paradójicamente su deseo sexual no aumenta. Algo similar a lo que sucede con los adictos a determinadas drogas: buscan droga más porque la desean que porque la disfruten, según los investigadores.
La pornografía causa también problemas sexuales
Además de las similitudes con la drogadicción, el estudio destacaba que el exceso de porno causa otros problemas en la vida de estas personas: el 50% de los participantes del estudio con una media de 25 años presentaban problemas para tener erecciones con sus parejas, a pesar de poder tenerlas mientras veían pornografía.
La opinión de otros expertos
«La pornografía estimula ciertos neuroquímicos en nuestro cerebro actuando en este órgano como una droga», aseguraba por su parte el doctor Donald L. Hilton, un prestigioso neurocirujano, profesor del Departamento de Neurocirugía en el Health Sciences Center de la Universidad de Texas.
La dificultad para pasar un día sin consumir porno, el abandono de otras tareas para poder acceder a estos contenidos, la dificultad para encontrar el placer sexual más allá de la pornografía o la aparición reiterada de un sentimiento de culpa tras visionar cine porno son algunos de los indicios que pueden ponernos en el camino de un posible caso de adicción.
Al mismo tiempo, Carme Sánchez, psicóloga clínica y codirectora del Instituto de Sexología de Barcelona, mostraba en 2014 esta opinión sobre los efectos del consumo de porno en el cerebro: «tiene sentido que cuanta más pornografía se visiona, se pueda provocar una habituación a los estímulos y por lo tanto necesitar niveles superiores de estimulación para conseguir el mismo nivel de excitación. Pero también, que personas con un menor volumen del cuerpo estriado necesitan más estimulación y recurren a la pornografía», según informaba el diario El Mundo el 15 de julio de ese año.
No solo los hombres
Otra cuestión que destaca Sánchez es que el mito de que solo los hombres consumen pornografía tiende a derrumbarse:
«Hasta hace poco, se consideraba que los hombres eran más visuales en referencia a la sexualidad. Es decir, que preferían estímulos visuales para la excitación frente a los auditivos o táctiles. Pero debido a la cultura audiovisual en la que mujeres y hombres estamos inmersos en los últimos años, y más concretamente entre la gente joven, las diferencias ya no son tan evidentes».
Esta especialista también apunta a que los afectados terminan abandonando sus amistades y el consumo de porno puede ocasionar otros problemas relacionados con el cerebro como ansiedad, depresión, fobia social, trastornos de la personalidad o consumo de sustancias de abuso.
«El 72% de los adictos al sexo genera ideas suicidas y el 17% lo ha intentado», advierte a su vez el doctor en Medicina y sexólogo Carlos San Martín, coordinador del centro CIPSA, en Santander.
Se trata por tanto, de personas, adictas, enfermas, con un trastorno de control de impulsos que necesita ayuda especializada, subraya el especialista.
En todo este contexto, hay que resaltar que España es uno de los países donde mayor consumo de pornografía existe. Datos facilitados en 2014 por el doctor San Martín sostienen que «España es el segundo país del mundo en visitas a cualquier tipo de página con contenidos pornográficos, hasta el punto de que el 41,7% de los internautas españoles consulta páginas de este tipo», concluye el especialista.
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