(1P5/InfoCatólica) El jueves 13 de julio, el cardenal Christoph Schönborn, intérprete elegido por el Papa de su exhortación apostólica Amoris Laetitia, se dirigió a una audiencia en la Conferencia «Hablemos de la familia: vamos a ser familia» en Irlanda, como anticipo del Encuentro Mundial de las Familias en Dublín del próximo año.
De acuerdo con Greg Daly de «The Irish Catholic» , Schönborn inició su conferencia asegurando a los asistentes que tanto la exhortación Amoris Laetitia como el Papa responsable de ella son católicos:
Más tarde, Daly twitteó que Schönborn afirmó que todas las preguntas de la dubia presentada por los cardenales Walter Brandmüller, Raymond L. Burke, Carlo Caffarra y Joachim Meisner pueden responderse con un «sÍ»:
Si no recuerda cuáles son las respuestas, permítanos recordarles por qué esta es una declaración tan problemática:
El Romano Pontífice, a quien santa Catalina de Siena reconoce como «Nuestro dulce Cristo en la Tierra», también tiene la facultad de calmar la furiosa tormenta que ahora golpea a la Barca de Pedro. No es el golpeteo del viento y las olas lo que pone en peligro la embarcación, sino la confusión, el error y la duda, y lo que es peor, un cisma rápidamente metastático que se extiende como veneno mortal por todo el Cuerpo Místico de Cristo.
Cuando se trata de la crisis propia de la Iglesia -la creciente batalla sobre el matrimonio, el divorcio, los sacramentos para los que están en situación objetiva de pecado grave y la cuestión de la existencia del pecado objetivo en sí misma- nuestro Santo Padre, tiene el deber de servir, y tiene a su disposición cinco sencillas respuestas para apaciguar la tempestad:
«No. Sí. Sí. Sí. Sí.»
Estas son, por supuesto, las únicas respuestas que un católico podría dar a la dubia. No hay otras opciones. Sin excepciones. No hay discernimiento pastoral. No hay necesidad de verbosidad o de más matices.
Quedarían de esta manera las respuestas a la dubia:
- ¿Pueden los divorciados vueltos a casar que todavía están envueltos en una relación sexual recibir la absolución y la comunión sin un cambio de vida?
- ¿Todavía existen normas morales absolutas?
- ¿Todavía existe el pecado grave objetivo?
- ¿Sigue siendo válida la enseñanza de que, aunque muchas circunstancias puedan disminuir la culpa de un individuo, esas circunstancias no pueden transformar un acto intrínsecamente malo en un acto subjetivamente bueno?
- ¿Sigue siendo válida la enseñanza de la Iglesia de que un llamamiento a la conciencia no puede superar las normas morales absolutas?
Estas cinco preguntas son tan simples, sus respuestas tan obvias, que requieren no más de 30 segundos del tiempo del Papa Francisco. (Si eso facilitara las cosas, las cinco palabras podrían hablarse desde la cabina presurizada de un avión, un ambiente que parece estimular la locuacidad papal).
Así que vamos a examinar ese «no» en una lista de «sí». La pregunta completa presentada por los cardenales dubia fue la siguiente:
Se pregunta si, después de las afirmaciones de Amoris Laetitia (300-305), ahora es posible conceder la absolución en el sacramento de la penitencia y así admitir a la Sagrada Comunión a una persona que, mientras está vinculada por un vínculo matrimonial válido, vive junto con otra persona more uxorio sin cumplir las condiciones establecidas por Familiaris Consortio 84, y posteriormente reafirmadas por Reconciliatio et Paenitentia, 34, y Sacramentum Caritatis, 29. ¿Puede la expresión «en ciertos casos» que figura en la nota 351 (305) de la exhortación Amoris Laetitia aplicarse a los divorciados que se encuentran en una nueva unión y que siguen viviendo more uxorio?
Mi resumen simplificado es, nuevamente:
«¿Pueden los divorciados vueltos a casar que todavía están envueltos en una relación sexual recibir la absolución y la comunión sin un cambio de vida?»
Y el cardenal Schönborn, elegido para la tarea de explicar la exhortación de parte del propio Papa, dice que la respuesta a esta pregunta es afirmativa.
El cardenal austriaco también afirmó lo siguiente sobre las parejas del mismo sexo:
«Favorecer a la familia no significa desacreditar otras formas de vida - incluso aquellos que viven en una pareja homosexual necesitan a sus familias».
Esta no es la primera vez que ha hablado favorablemente de las uniones que involucran uno de los pecados que «claman al cielo». En el año 2015, el Cardenal Arzobispo de Viena hizo las siguientes declaraciones sobre tales uniones:
«El juicio sobre los actos homosexuales como tal es necesario, pero la Iglesia no debe mirar primero en el dormitorio, sino en el comedor», dijo en una entrevista realizada en septiembre de 2015 con la Civiltà Cattolica.
«Podemos y debemos respetar la decisión de formar una unión con una persona del mismo sexo, [y] buscar medios bajo el derecho civil para proteger su convivencia y por medio de las leyes asegurar esa protección», dijo en esa entrevista.
Schönborn habló de un amigo gay que, después de múltiples relaciones temporales, ahora tiene un compañero estable.
«Ellos comparten su vida, sus alegrías y sufrimientos, se ayudan mutuamente», dijo. «Hay que reconocer que esta persona dio un paso importante para su propio bien y el de los demás, aunque ciertamente no es una situación que la Iglesia pueda considerar «regular».
Durante el sínodo de 2014, Schönborn también argumentó que la Iglesia puede encontrar elementos morales positivos en otras relaciones no tradicionales, como la cohabitación fuera del matrimonio.
En 2016, el boletín de la Catedral de Viena, Schönborn representaba positivamente a una pareja homosexual con un hijo adoptivo. Schönborn también ha declarado públicamente que si su madre divorciada se hubiera vuelto a casar, él y sus hermanos lo habrían entendido.
Durante su charla Schönbornn también aludió a la dubia Cardenales:
Preguntado sobre la recepción de Amoris Laetitia dentro de la Iglesia y la «dubia» - una serie de preguntas planteadas por cuatro cardenales para aclarar la confusión – el cardenal Schönborn dijo que el «proceso de recepción es un proceso largo» y necesita negociación y discusión.
Pero también criticó a los cardenales por la manera en que plantearon sus preocupaciones. «Que los cardenales, que deben ser los colaboradores más cercanos del Papa, traten de forzarlo y presionarlo para dar una respuesta pública a su carta es un comportamiento absolutamente inconveniente», afirmó.
Dijo a los periodistas: «Temo a aquellos que quieren respuestas rápidas y claras en política, economía y también en religión. Rigoristas y laxistas quieren respuestas claras y rápidas, pero no se detienen a contemplar la vida. El rigorista evita el esfuerzo del discernimiento, de mirar de cerca la realidad. El laxista deja pasar todo, y no hay discernimiento. Es el mismo error pero de extremos opuestos.
San Gregorio el Grande dijo que «el arte del acompañamiento pastoral es el arte del discernimiento. Es un arte y necesita entrenamiento», agregó, aunque no mencionó dónde en su cuerpo de enseñanzas los católicos pueden encontrar dicha exhortación de parte de San Gregorio.
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