El último informe trimestral de Netflix fue un mazazo para la compañía. Había previsto ganar 352 mil suscriptores en USA y en cambio perdió 126 mil. A nivel mundial el fiasco ha sido similar, previsiones de 4,8 millones de nuevos suscriptores y sólo llega a los 2,8. La traducción inmediata ha sido una brutal caída del 10% en la cotización de las acciones (pierde 17 millardos de dólares en un día)
Estos datos «han coincidido» con la decisión de la compañía de amenazar al estado de Georgia por su nueva legislación provida. La «ley de latidos» establece que si detectan latidos en el niño concebido el aborto es ilegal, al fin y al cabo, si la parada de corazón determina la muerte clínica, el inicio la vida.
Netflix emitió un comunicado en el que amenazaba:
«trabajaremos con la Unión Americana por las Libertades Civiles [UCLA, organización laicista] y otros para luchar contra esto en los tribunales. Como la legislación todavía no ha sido implementada, seguiremos rodando allí, al mismo tiempo que apoyaremos los socios y artistas que decidan no hacerlo. Si se aplicase, nos replantearíamos todas nuestras inversiones en Georgia»
Inmediatamente varias organizaciones provida iniciaron un boicot a la compañía
«Georgia tiene valores pro vida, valores conservadores. No queremos que los valores de Hollywood tomen el control».
El gobernador de Georgia, Brian Kemp, mantuvo su apoyo a la ley:
«Me doy cuenta de que algunos pueden cuestionarla en un tribunal de justicia, pero nuestro trabajo es hacer lo correcto, no lo que es fácil … Estamos llamados a ser fuertes y valientes. No retrocederemos. Siempre seguiremos luchando por la vida».
La activista pro-vida Lila Rose, presidenta y fundadora de la ONG Live Action, atribuye el batacazo de Netflix a la reacción de miles de personas que defienden la vida:
«Cuando Georgia aprobó el proyecto Heartbeat, Netflix amenazó con dejar de hacer negocios en el estado pro-vida. Miles de clientes pro-vida expresaron su indignación. Ahora el último trimestre de Netflix muestra una gran caída de suscriptores.».
When Georgia passed the Heartbeat bill, @netflix threatened to stop doing business in the pro-life state.
Thousands of pro-life customers expressed their outrage.
Now Netflix’s last quarter shows a huge drop in subscribers.#ditchNetflixhttps://t.co/lBNlcvveRb
— Lila Rose (@LilaGraceRose) 17 de julio de 2019
Desconozco si es simple correlación temporal o hay causalidad, como señala Lila Rosa, pero los hechos son que la compañía iba bien y el mismo trimestre en el que amenaza se le vuelve en contra el asunto.
Me temo que si es esto último no nos enteraremos por Netflix, para el mundillo de Hollywood sería un bofetón moral y económico del que sería complicado defenderse en el futuro. Que los usuarios tuviesen esa capacidad de presión sería terrible. Como indicaba Benedicto XVI en Caritas in Veritate, 66:
La interrelación mundial ha hecho surgir un nuevo poder político, el de los consumidores y sus asociaciones. Es un fenómeno en el que se debe profundizar, pues contiene elementos positivos que hay que fomentar, como también excesos que se han de evitar. Es bueno que las personas se den cuenta de que comprar es siempre un acto moral, y no sólo económico. El consumidor tiene una responsabilidad social específica, que se añade a la responsabilidad social de la empresa […]
O el Papa Francisco en Laudato Si, 206:
Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social. Es lo que ocurre cuando los movimientos de consumidores logran que dejen de adquirirse ciertos productos y así se vuelven efectivos para modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental y los patrones de producción. Es un hecho que, cuando los hábitos de la sociedad afectan el rédito de las empresas, estas se ven presionadas a producir de otra manera.
En la mayoría de las sociedades occidentales me parece que los católicos no somos conscientes ni «del poder» que tenemos, ni de la responsabilidad que dejamos de ejercer.
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