A finales del siglo XIX en 1891 León XIII había interrogado al mundo católico y no católico a través de la encíclica Rerum novarum. La Iglesia había sacado a la luz su doctrina social con el fin de dar una respuesta a una realidad moderna nueva, en la que se entremezclaban la confusión y el miedo. El mundo cambiaba y era necesario apuntarse al nuevo rumbo que se dirigía hacia la pluralidad, la neutralidad y la secularidad. En España, muchos sacerdotes recibieron en su corazón el desafío que planteaba el Papa León XIII y, cada uno según sus circunstancias y posibilidades, respondieron generosamente.
He escogido solamente a algunos sacerdotes destacados por su santidad (algunos han sido ya canonizados o beatificados, los demás son venerables o siervos de Dios), que destacaron por su labor social y fallecieron en el siglo XX todos ellos. Continúa de la primera parte.
DOROTEO HERNÁNDEZ VERA (1901-1991)
Su vida sobresalió por el rendimiento que supo sacar de su ministerio en favor de los necesitados. Eran tiempos duros para las clases más necesitadas y D. Doroteo enfocó toda su energía en ayudarles. En 1942, a raíz del incendio de la ciudad de Santander, muchos niños de familias económicamente débiles, que habían perdido sus casas y algunos de los pocos colegios existentes, dejaban sus mejores años en las calles. Preocupado por esto D. Doroteo promovió la apertura de dos escuelas que les atendieran. Así comienzan en Santander, pagando de su pobre bolsillo de sacerdote, los gastos de aquella incipiente escuela. Pero además, fuera de Cantabria, fundó colegios para la gente sin recursos, la casa para madres solteras en Salamanca que acogía a madres que habían quedado embarazadas y por algún motivo no tenían una ayuda, la guardería de Madrid y otra casa en Sevilla. Puso en marcha el Albergue de la Merced para reclusas y, posteriormente, la Obra Social Asunción Sánchez en Coslada (Madrid).
LEOCADIO GALÁN BARRENA (1910-1990
Sacerdote diocesano de Badajoz, párroco de Alcuescar. Terminada la guerra civil quedaron muchas familias destrozadas y numerosos niños pidiendo por las calles y D. Leocadio se dedicó a pedir a los ricos a fin de dar cobijo y comida a los muchos jóvenes desamparados que acudían a él hasta tal punto que en el año 1940 creó la Formación Cristiana. Pronto comenzaron a surgir vocaciones sacerdotales que el párroco aprovechó formando un seminario en 1942, lugar que utilizaba también para dar clases particulares a los hijos de guardias civiles y a algunos otros jóvenes que pagaban por ellas. En 1949 comenzó su gran obra, la congregación de los Esclavos de María y de los pobres, que más tarde se llamaría Casa de la Misericordia.
LUIS ZAMBRANO BLANCO (1909-1983)
Su primer cargo pastoral fue el de coadjutor, después párroco, de la parroquia de Ribera del Fresno. Allí fundó el Instituto Secular Hogar de Nazaret el 25 de diciembre de 1935, cuya primera gran obra fue la casa de la Providencia, que acogió a personas con discapacidad y que sigue trabajando. También destaca el trabajo que realizan con inmigrantes, ancianos, mujeres maltratadas, marginados y la labor en las zonas rurales. Posteriormente, como sacerdote en Olivenza no sólo dio cultura a los niños y adultos, sino que ofreció el marco de una educación cristiana para niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Con realismo, y teniendo en cuenta los años de escasez que se vivía en los primeros años de fundación de las escuelas parroquiales, se montó un comedor escolar donde se daba de comer al mediodía a los niños. En ese comedor, el domingo, día 23 de enero de 1949 tuvo lugar un milagro por el que se multiplicó abundantemente el poco arroz cocinado para los niños.
MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA (1877-1940)
Cuando llegó a Huelva, se dio cuenta enseguida de que había un gran número de niños sin escolarizar y dedicó sus primeros esfuerzos a involucrar a todos en la creación de escuelas. Surgió, primero, luego acondicionó los locales anejos al Santuario de la Cinta para escolarizar a los chiquillos de los asentamientos de los Chorritos alto y bajo, en las laderas del Conquero. Creó un Patronato de Aprendices, obra que él llamaba «su ojito derecho», y una granja para los jóvenes que se orientaban al trabajo agrícola y ganadero. Se hizo presente entre los que habitaban todavía en las cuevas de los cabezos de la Cuesta del Carnicero y del barrio de San Sebastián, con el fin de conocer de cerca sus problemas y sufrimientos. Participó activamente en el horror que produjo el hambre entre miles de onubenses en el invierno de 1913, simultáneamente hubo huelgas en el sector de la minería de Riotinto, a las que se añadió el forzado amarre de la flota pesquera a causa de un conflicto con los pescadores portugueses. La miseria se desbordó en la ciudad: más de 19.000 trabajadores dejaron de llevar el jornal a sus casas durante cuatro meses.
JOAQUÍN REINA CASTRILLÓN (1902-1975)
El 24 de mayo de 1942, Solemnidad de Pentecostés, durante la celebración de la Eucaristía en la Capilla de La Piedad de la catedral de Almería, en la que participaban algunas de sus dirigidas, tiene una fuerte experiencia del Señor, de la que las hace partícipes una vez finalizada la misma: «Quiere el Corazón de Jesús que forméis una Congregación dedicada a los más pobres, a quienes debéis llevar el conocimiento y el amor de su Corazón». A éstos en especial dedicó la acción vigorosa de su caridad pastoral, y a ellos, con gran sentido social del reinado de Cristo, se propuso evangelizar como signo de la presencia del Redentor en la acción apostólica y pastoral de la Iglesia.
MANUEL HERRANZ ESTABLES (1880-1968)
Muy poco antes de estallar la Guerra Civil Española de 1936, una religiosa Adoratriz, María Serréguez y Gallego, dio comienzo a una obra dedicada a la atención de las madres solteras, pero el 23 de noviembre de 1936 fue fusilada por los milicianos junto a tres compañeras. Acabada la Guerra Civil en 1939, Manuel Herranz sintió el deseo de rehacer aquella obra, para lo que obtuvo el permiso de su obispo, Leopoldo Eijo y Garay. La caridad le llevó a fundar la «Congregación de Esclavas de la Virgen Dolorosa», cuyas religiosas atienden a las madres solteras y minusválidas psíquicas
PERE TARRÈS I CLARET (1905-1950)
Medico de profesión y después ordenado sacerdote, en el año 1947, juntamente con su amigo el Doctor Gerard Manresa, médico especializado en infecciones del aparato respiratorio de gran fama y competencia, fundó la Clínica Sanatorio de la Mare de Déu de la Mercè que se instaló en el edificio que, actualmente, es la sede de la Fundación Pere Tarrés y que curó a muchas personas de familias sin recursos afectadas por la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas. Pere Tarrés es icono luminoso de un pastor que se enfangó en la trinchera, al lado del enfermo moribundo, en la linde de la escucha en el perdón o embargado por la obra creadora en alabanza y contemplación. Médico, como san Lucas, de cuerpos y almas para el mundo de hoy.
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