(El Periódico/Abc) Montserrat también admite la existencia de otro monje que abusó de como mínimo dos menores y ha precisado que ya no está en el monasterio. En total, la institución reconoce la existencia de 14 casos de abusos entre los años 1960 y 2000.
Según ha reconocido la Abadía, todas las denuncias recibidas en la dirección de correo electrónico se refieren a Andreu M. Soler, quien dirigía un grupo scout llamado Chicos de Servicio, compuesto por adolescentes. «Los hechos denunciados más antiguos se refieren a 1972 y los más recientes al 1998-1999. En la mayoría de los casos, los relatos son muy similares, iniciándose con un acercamiento del hermano Andreu al menor a fin de ganarse su confianza y así poder abusar sexualmente de él», explica el informe. Sin embargo, el monasterio reconoce que «en algunos casos el hermano Andreu utilizó la violencia y en otros casi no conocía el menor o lo acababa de conocer». Este abusador falleció en 2008.
No se hizo nada
La institución religiosa reconoce que, ante estos casos de abusos, «se omitió cualquier tipo de actuación» y admite que «había rumorología suficiente» como para haber tomado alguna acción al respecto.
El segundo caso de abusos que constata el informe ocurrió dentro de la Escolanía entre los años 1960 y 1968 y fue perpetrado por un monje cuyas iniciales son V.T.M. La Abadía precisa que este monje no está en la Escolanía desde 1980 y considera que sus abusos fueron «puntuales» aunque los condena de la misma manera. Según la Abadía, en estos casos «se actuó inmediatamente, se habló con los padres, se adoptaron decisiones encaminadas a separar el responsable y se actuó con transparencia con los familiares». La Abadía, no obstante, no trasladó el caso a la justicia en ese momento.
El documento señala que los abusos de Andreu Soler respondían a «un modo de vida, a un patrón repetitivo sin arrepentimiento ni intención de cambio ni admisión de culpa». En cambio, considera que en el caso de V.T.M hubo una «reparación» consistente en «la admisión de la culpa y el arrepentimiento». Según la Abadía, el caso de V.T.M «implica una capacidad de cambio de conducta y de consciencia» que no ocurre en el caso de Soler.
Las víctimas, insatisfechas con el informe
Por su parte, Miguel Ángel Hurtado - primer denunciante del caso Montserrat y portavoz de la asociación de víctimas de pederastia clerical Infancia Robada –, ha mostrado sus «serias dudas» sobre la validez de las conclusiones del informe, «tanto respecto al número total de víctimas, como de agresores, como a la responsabilidad institucional de la abadía».
Para Hurtado, la comisión «carece de credibilidad, legitimidad e independencia y por tanto también sus conclusiones», y denuncia que el objetivo de la comisión «no era esclarecer la verdad sino minimizar el daño reputacional de la institución».
«Montserrat sigue priorizando mantener su poder, prestigio y patrimonio por encima de los derechos de las víctimas», argumenta Hurtado, quien opina que «una vez más se demuestra que la Iglesia Católica es incapaz de investigarse a si misma. Solo la justicia civil puede hacerlo».
Por este motivo, concluye, «es urgente una reforma ambiciosa del Código Penal para que el cómputo del plazo de prescripción comience a contar a partir de que la víctima cumple cincuenta años».
«Por respeto a la dignidad de las víctimas el abad de Montserrat Josep María Soler, debe asumir sus responsabilidades y presentar inmediatamente su dimisión. Un Abad encubridor no puede ser buen pastor», finaliza Hurtado.
El Abad dice que volverá a pedir perdón
Tras conocerse el contenido del informe, el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, ha vuelto a pedir perdón y ha anunciado que hará un nuevo protocolo de protección de menores. El abad, que lo es desde el año 2000, ha hecho suyos los resultados de la comisión independiente: «Ante estos casos vergonzosos de abusos a menores cometidos por miembros de nuestra comunidad, pedimos perdón a todas las víctimas y nos ponemos a su disposición, como hemos hecho en todo momento, para ayudarles en su dolor y sufrimiento».
Sobre los dos nuevos casos de abusos perpetrados en 1968 por otro monje que era el responsable de la Escolanía, el abad ha subrayado que «si bien no eran conocidos por la comunidad de monjes actual, fueron resueltos de manera firme y resolutiva por quien en aquel momento era el responsable del monasterio, el abad Cassià M. Just, de acuerdo con los criterios y las posibilidades de hace más de cincuenta años».
Siguiendo las recomendaciones de la comisión y para evitar que hechos como estos vuelvan a ocurrir en Montserrat, el abad ha anunciado que ya han comenzado a elaborar un plan de protección de menores «que aumentará y mejorará los mecanismos de prevención y detección existentes actualmente».
También ha anunciado que en breve nombrará un Delegado permanente de protección de menores, que será un profesional externo al monasterio. El abad Josep María Soler ha informado de que enviará los resultados de este informe a la Fiscalía, al Defensor del Pueblo y a los organismos competentes de la Santa Sede y de la Congregación benedictina.
El religioso ha vuelto a condenar «de manera absoluta cualquier tipo de abuso a menores» y ha reafirmado el compromiso de la congregación «de luchar con firmeza contra una problemática tan grave que afecta a toda nuestra sociedad». El abad tiene previsto volver a hacer un acto de constricción y de perdón en la homilía que pronunciará el próximo domingo con motivo de la festividad de las Vírgenes Encontradas, en que Montserrat celebra su fiesta mayor.
Por su parte, el portavoz de la comunidad benedictina de Montserrat, Bernat Juliol, ha reconocido en declaraciones a Efe que el informe «deja claro que los mecanismos de control y de prevención no funcionaron, que fue un error comunitario, y por eso pedimos disculpas y esperamos que no vuelva a pasar».
«Pedimos perdón por todos los errores que hayamos podido cometer y nos duele en el corazón el daño que dos monjes de nuestra comunidad han hecho», ha dicho el portavoz. Juliol ha indicado que en los próximos días el monasterio abrirá un nuevo correo electrónico permanente para facilitar la presentación de denuncias, tal y como ha recomendado la comisión independiente, que ha concluido su trabajo con el informe.
El portavoz no ha descartado que pueda haber más casos de abusos que la comisión no haya podido documentar porque sus víctimas no hayan querido denunciar y ha resaltado que la comunidad sigue abierta «a recibir, escuchar y apoyar a todas las víctimas» y que ninguna de ellas ha pedido ninguna compensación económica.
Juliol ha explicado que los nuevos monjes que entran en la comunidad, además del periodo de noviciado acompañados por un monje veterano, han de ir a un psicólogo y superar un examen psicológico para detectar si tienen algún tipo de problema.
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