Reconciliación implica «existencia de una injusticia en las dos partes»
El obispo emérito de San Sebastián, Mons. José María Setién, aseguró ayer que «estaremos equivocados» si se piensa que la paz es solo la ausencia de ETA y señaló que, para hablar de pacificación, se deben abordar otras dimensiones sociales o culturales que no se refieran únicamente al ámbito político. El prelado afirmó ayer en declaraciones a Radio Euskadi que una cosa es reconocer que se ha causado un daño, como han llevado a cabo miembros de ETA, y otra afirmar que «ese daño implicaba una injusticia que no se reconoce».
23/09/14 11:33 AM | Imprimir | Enviar
(EP/InfoCatólica) «A veces, algunos de ETA reconocen el daño causado, pero reconocer un daño no significa que se reconozca que ese daño sea injusto. Lo que caracteriza la reconciliación es afirmar que eso, desde el punto de vista de la justicia, no es aceptable y es injusto», aseguró.
Tras advertir de que nunca debió suceder el hecho de que para el logro de «objetivos políticos» se utilizaran «instrumentos que por su misma naturaleza implicaban la negación de la más elemental justicia», Setién valoró el que, tal y como se plantean las cosas, «es una expectativa razonable» pensar que la violencia de ETA no regrese.
Otras formas de violencia
En este contexto, defendió que se daría una «visión parcial de la paz» si nos quedamos con que ésta «es solo la existencia de una violencia como la que supuso ETA». «La paz supone que no hay violencia, pero hay otras formas de violencia que también habrá que eliminar», ha indicado, para añadir que la existencia de «impresionantes cifras del paro» son «una forma de violencia que no se puede considerar justa». Por ello, insistió en que si queremos hablar de pacificación se tendrá que hablar de otras dimensiones «sociales o culturales» que no se refieren únicamente al ámbito político.
Respecto a la reconciliación entre víctimas y victimarios, Setién destacó que si reconciliación implica «la existencia de una injusticia en las dos partes», en este caso las víctimas tienen «perfecto derecho a decir que no quieren reconciliarse de una injusticia que no han cometido». «No hay que olvidar que la justicia se tiene que fundamentar en la verdad. Si hay falta de verdad lo que fundamentemos en esa falta de verdad no va a ser consistente», manifestó.
Interpelado por la posibilidad de mezclar cuestiones como el derecho a decidir con pacificación, aseguró que ambas cuestiones «tienen su propia entidad y hay que tratarlas como tales». «No se pueden mezclar las cosas, de tal manera que la solución de algo por incidencia de otros aspectos no merezca el juicio que debe tener. Las cosas tienen su individualidad », apostilló.
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