(Agencia Fides/InfoCatólica) El Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, Primus inter pares entre los primados de las Iglesias ortodoxas, ha decidido proclamar el 2017 como el Año de la santidad de la infancia. Lo ha referido el mismo patriarca, en el mensaje que acaba de publicar con motivo de la Navidad 2016.
La preocupación particular hacia los niños expresada por el Patriarca Ecuménico en su mensaje de Navidad toma pie en la contemplación del misterio del nacimiento de Jesús: «La fiesta del Verbo de Dios, que se ha convertido en un niño recién nacido, que las autoridades de todo el mundo querían eliminar, según el Evangelista Mateo» se lee en el mensaje patriarcal, enviado a la Agencia Fides, «es para nosotros un recordatorio y una invitación a cuidar de los niños, a proteger a estas víctimas vulnerables y a respetar la santidad de la infancia».
Los niños y niñas de hoy - enfatiza el Patriarca - no son sólo víctimas de las guerras y la migración forzada. Sino que «se ven amenazados incluso en los países económicamente desarrollados y políticamente estables del mundo», tanto por la crisis del matrimonio como de la familia, y por las muchas formas de violencia física o espiritual. «El alma de un niño», escribe Bartolomé «es manipulada a través del uso intensivo de los medios electrónicos, especialmente de la televisión y de Internet». La economía del consumo «los convierte desde una edad temprana en consumidores, mientras que la búsqueda del placer hace que se desvanezca rápidamente su inocencia».
En su carta de Navidad, el Patriarca Ecuménico repite las frases del Evangelio en las que se condensa el amor y la predilección de Jesús por los niños: «Nuestra Santa Iglesia», escribe Bartolomé, «propone las palabras de nuestro Señor: “Si no os convertir y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”, y “quién no acoge el reino de Dios como un niño no entrará en él”».
Todo el misterio de la Navidad, según el Patriarca, se resume en las palabras del Kontakion (himno): «un nuevo bebé ha nacido por nosotros, Dios antes de todos los tiempos». «Dios se revela al mundo con “corazón puro y la sencillez de un niño”. Los niños entienden verdades que se les escapan a la gente sabia». En su mensaje, el Patriarca también menciona al poeta griego Odysseus Elytis: «¡solo se puede construir Jerusalén con los niños!».
Publicar un comentario