Para el fin de la guerra todavía falta mucho pero la victoria de Alepo es un golpe muy fuerte al terrorismo

En este camino que venimos haciendo juntos quien les escribe estas líneas y los lectores tratando de saber qué sucede realmente en Siria e Irak, voy a ceder hoy la palabra al padre Luis Montes, misionero del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), que actualmente realiza su ministerio junto a los refugiados cristianos que huyeron del avance del Daesh en la llanura de Nínive (Irak) y viven ahora en Erbil.

En la maraña de informaciones -e interpretaciones- contradictorias que nos llegan desde estos países asolados por la guerra no siempre es fácil decidir a qué medios o agencias de noticias, testimonios, blogs…dar crédito. Ejemplo de ello son los comentarios que escribíamos a la última publicación de este blog, en los que algunos hablábamos genéricamente de las “Obama TV” y las “Putin TV” para referirnos al sesgo ideológico que podrían tener unos u otros medios.

Tal vez nos pueda ayudar a aclararnos el contrastar las noticias que recibimos con lo que nos relatan los testigos directos de los hechos. Podrán decirme algunos que hay testigos para todos los gustos. Efectivamente, en cualquier caso nos vemos ante la necesidad de elegir a unos como más fidedignos que otros. Elegiré hoy por ustedes, si me lo permiten.

El padre Luis Montes publicó hace unos días una entrada en el blog Amigos de Irak con el título “Noticias de Alepo". También es reciente -se colgó en youtube el 28 de diciembre- una entrevista que se realizó al mismo sacerdote, en la que realiza un análisis de la situación actual, sus porqués,  y nos ofrece su opinión acerca de cuál podría ser el inmediato futuro para Siria e Irak. Como verán, el pronóstico no es bueno. Oremos…

(A continuación comparto con ustedes el artículo completo del padre Montes, y la entrevista. Las negritas son nuestras.)

(ADI).- Muchas noticias corren estos días sobre la situación de Alepo, algunas hablan de la liberación, otras que todavía no, que la gente está ya festejando, o que sufren por el asedio del ejército.

Con informaciones de nuestros misioneros allí, de los cristianos de la ciudad y de agencias informativas serias podemos decir con gran alegría -pero también con la prudencia que se impone en situaciones tan difíciles- que un gran paso se ha dado y todo parece indicar que finalmente la ciudad gozará de cierta paz después de una “batalla” que ha durado 4 años.

Lo más duro se vivió desde fines de 2012 cuando la ciudad estuvo totalmente sitiada por las fuerzas terroristas durante todo un año. Durante ese tiempo la carestía en que se vivió fue espantosa ya que nadie ni nada podía entrar o salir de la ciudad, faltaba de todo y los ataques y bombardeos eran permanentes. Después de eso se vivieron tres años muy duros de pura guerra aunque sin el sitio completo de la ciudad por lo que muchos aprovecharon para huir.

Ahora finalmente todo esto está llegando a su fin porque la liberación del este de Alepo significa el fin del abastecimiento de armas que llegaban por ahí, y por primera vez se vieron multitudes salir a festejar en las calles. Podemos decir que Alepo fue liberada por el ejército aunque todavía quedan algunos focos pequeños de resistencia que siguen con ataques, sobre todo a los barrios cristianos. Hace un par de días, por ejemplo, un misil cayó cerca de dos de las estudiantes de la residencia de las Servidoras, aunque, gracias a Dios, ambas salieron ilesas.

Pero, volvemos a repetir, los focos son tan pequeños, en comparación de lo que es una gran ciudad, que se puede decir en verdad que la ciudad de Alepo fue liberada. Una cosa parecida vimos aquí en Irak cuando se liberaron los pueblos cristianos de la llanura de Nínive: en teoría todavía había combates pero el avance había sido tal que ya la gente salió a festejar. Es como que huelen que la victoria ya casi está.

Para el fin de la guerra todavía falta mucho pero la victoria de Alepo es un golpe muy fuerte al terrorismo. Intentando distraer al ejército de esta batalla el Isis se apoderó, con 4000 combatientes, de la ciudad de Palmira, pero no consiguió su objetivo.

Ahora se escucha a los medios de comunicación de Occidente clamar por asesinatos de civiles en la parte reconquistada por miembros del ejército. Puede ser que algo de eso esté pasando pero es notable que no se muestran las imágenes de la gente correr hacia el ejército que los liberó y ahora los atiende -mientras que la prometida ayuda de Occidente brilla por su ausencia- y que todo se basa en dichos incomprobables porque no hay agencias de información en el lugar. En cambio sí sabemos a ciencia cierta que la ciudad está de fiesta.

Son muy elocuentes las declaraciones del obispo católico de rito latino: Durante la ocupación –cuenta monseñor Abou Khazen, que ha podido hablar con personas que han huido de la parte este de Alepo– la vida no era fácil, especialmente en los últimos meses de combate, porque los ‘rebeldes’ impedían que llegaran víveres y medicinas, mientras sus depósitos se llenaban.

Asimismo, el vicario apostólico explica que “estos grupos pertenecen todos a la galaxia del fundamentalismo islámico e imponían a la población los preceptos y las formas de vida que enseña el fanatismo, totalmente extrañas a la tradición del pueblo sirio”. “Esta Navidad –explica el vicario apostólico– tendrá otro olor a la luz de la liberación de la ciudad, algunas calles serán adornadas por la fiesta aunque no hay electricidad. Pero como hemos hecho a lo largo de estos años de guerra, tratamos de sembrar la verdadera alegría y esperanza cristiana en el ánimo de los fieles”.

Durante todo este tiempo de guerra y en medio de tantas penas, nuestros religiosos han tratado de ser bálsamo suave, signo de la presencia del Señor. Es de notar, por ejemplo, la visita a las familias que las Religiosas de nuestra Familia Religiosa del Verbo Encarnado han hecho y continúan a realizar en medio de los escombros, tapados ahora por la nieve que comienza a caer.

La ciudad está en ruinas materiales y morales.


Ahora queda todo el trabajo de reconstrucción de la ciudad. El P. Rodrigo Rojas, por ejemplo, nos envió fotos de la iglesia Nuestra Señora de la Anunciación, donde se pueden ver los destrozos. Es duro ver las iglesias y casas así, pero, lo mismo que vemos en Irak se ve en Alepo: la reconstrucción se hace con una renacida esperanza y los ánimos ya son otros.

Tuve sed y tuve hambre; estuve preso” –como todos los habitantes de Alepo-, estuve herido, perdí todo, me sentí abandonado de todos… pero viniste a verme, a ayudarme… “¿Cuándo Señor, hicimos todo esto?” ¿Dónde estabas?

Allí, en medio de las bombas, en medio de esas familias destruidas, en medio de tantos mártires por mi Nombre y de tantos masacrados por el odio satánico a toda persona humana, allí estaba, en medio de tanta desolación, allí estaba, y allí recibí tu ayuda y tu consuelo. Y si ni un vaso de agua será olvidado, cuánto más no será olvidado tanto bien que Ustedes por amor mío han hecho y continúan haciendo.

Sigamos comprometiendo nuestras oraciones por estos pueblos mártires que han llenado de bendiciones a la Iglesia toda.

¡Bendiciones!
P. Luis Montes IVE

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