(RV) «Delante del Señor, que quiere que seamos perfectos en la unidad no es posible escondernos más detrás de los pretextos de divergencias interpretativas ni tampoco detrás de siglos de historia y de tradiciones que nos han convertido en extraños», precisó el Papa, puntualizando que no sólo existe un ecumenismo realizado con gestos, palabras y esfuerzo, sino también una comunión ya efectiva, que crece cada día en la relación viva con el Señor Jesús, se fundamenta en la fe profesada y se basa realmente en nuestro Bautismo, en el ser «criaturas nuevas» en él: en definitiva, subrayó, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
El Santo Padre aseguró a Tawadros que estamos llamados a testimoniar juntos al Señor, a llevar al mundo nuestra fe, viviéndola, porque la presencia de Jesús se transmite con la vida y habla el lenguaje del amor gratuito y concreto. «Coptos ortodoxos y Católicos podemos hablar cada vez más esta lengua común de la caridad: antes de comenzar un proyecto para hacer el bien, sería hermoso preguntarnos si podemos hacerlo con nuestros hermanos y hermanas que comparten la fe en Jesús. Así, edificando la comunión con el testimonio vivido en lo concreto de la vida cotidiana, el Espíritu no dejará de abrir caminos providenciales e inimaginables de unidad», observó.
Francisco deseó a al patriarca copto que nuestro mismo Señor nos conceda seguir caminando juntos, como peregrinos de comunión y anunciadores de paz. «Que en este camino nos lleve de la mano Aquella que acompañó aquí a Jesús y que la gran tradición teológica egipcia ha aclamado desde la antigüedad como Theotokos, Madre de Dios».
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