(Ecclesia) El purpurado asiático presentó la última ponencia del encuentro, dedicada al tema «El cambio de actitudes que necesitamos para avanzar en una economía solidaria».
El cardenal Tagle ha desarrollado su exposición en estrecha coherencia con el título elegido y ha interpelado a la audiencia sobre nuestras actitudes ante el drama de la pobreza y la desigualdad. «Ver las heridas de las personas pobres –ha asegurado– nos obliga a adoptar una decisión: los ignoraré o los acogeré y les llevaré una cura, como hizo el Buen Samaritano». Su invitación ha sido la de «ir al encuentro de los pobres, de la gente que sufre para ser parte de su historia y permitir que sus historias sean parte de la nuestra».
En este sentido, se refirió, citando al Papa, a «la falta de conciencia imperante ante los problemas que afectan a los excluidos, que obedece en parte a que muchos creadores de opinión, medios de comunicación y centros de poder globalizados en pocas áreas urbanas están demasiado lejos de los pobres y tienen poco contacto con sus problemas». «Y esta falta de contacto físico puede llevar a una ceguera», apostilló.
En opinión del cardenal Tagle, «cuando nos hallamos junto a los pobres no deberíamos hacerlo desde una posición de superioridad o de fuerza, diciendo `yo vengo como salvador´, sino como prójimos que vienen con la voluntad de aprender, porque los pobres son capaces de enseñarnos valores de los que el sistema dominante carece».
En otro momento de su ponencia, el presidente de Cáritas Internationalis se refirió al escándalo de la desigualdad actual, donde, «según datos de 2016 solo 8 personas en todo el mundo eran tan ricas como la mitad de toda la población del planeta, es decir, 3.600 millones de personas». «Pero es que el año anterior –añadió– esas 8 personas eran 62. ¿Significa que el año que viene van a ser únicamente 4 personas las que acaparen esa riqueza?». «Lo que nos perturba es la idea de que toda esa riqueza, producida por tantos trabajadores, no sea distribuida equitativamente. Tenemos que reflexionar si no estamos participando de esa situación con nuestra indiferencia», afirmó el cardenal.
«El asunto del crecimiento –recordó– no es un asunto de estadísticas, sino de personas. No es una cuestión de números, porque hablamos de personas, de seres humanos con sus expectativas, personas que podrían ser yo mismo, mis hermanos o mis amigos».
El presidente de Cáritas Internationalis concluyó su exposición con una exhortación a «construir un nuevo orden económico en la relación con las personas más desfavorecidas donde primen los valores, esos valores que los pobres tienen y que guardan como un tesoro».
Misa de clausura en la catedral
El cardenal Tagle estuvo acompañado en la mesa por el presidente de Cáritas Española, Manuel Bretón, y el director de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela, José Anuncio Mouriño.
Tras la sesión de clausura, todos los participantes se dirigieron desde el Colegio La Salle, sede de las Jornadas, a la catedral compostelana, donde asistieron en una Misa del Peregrino concelebrada por el cardenal Tagle, monseñor Barrio, arzobispo de Santiago, y su obispo auxiliar y responsable de Cáritas en la CEPS, monseñor Fernández.
En su homilía, el arzobispo de Manila, además de abundar en las ideas expresadas en la ponencia, destacó la misión primordial que desarrolla Cáritas en todo el mundo –una red integrada por 165 Cáritas nacionales que están presente en más de 200 territorios y regiones del planeta– para responder a los retos de la pobreza en todas las realidades de frontera donde los derechos y la dignidad de las personas son más vulnerables.
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