(CNA) La noticia llegó al comienzo de la asamblea plenaria de otoño de la conferencia episcopal, que se reune en Baltimore del 12 al 14 de noviembre.
La instrucción de demorar la consideración de un nuevo código de conducta para los obispos y la creación de un cuerpo dirigido por laicos para investigar a los obispos acusados de mala conducta vino directamente de la Santa Sede, dijo DiNardo a una audiencia, la de los obispos, visiblemente sorprendida.
DiNardo dijo que la Santa Sede insistió en que se demorara la consideración de las nuevas medidas hasta la conclusión de la reunión especial convocada por el Papa Francisco para febrero. Esa reunión, que incluirá a los presidentes de las conferencias de obispos del mundo, abordará la crisis mundial de abuso sexual.
Al disculparse por el cambio de último momento en el calendario de la conferencia, el cardenal dijo que había sido informado de la decisión de Roma la noche de ayer.
Antes de la reunión de los obispos, se habían distribuido precisamente los dos documentos: un borrador de Normas de conducta para los obispos y una propuesta para crear una nueva Comisión de investigación especial para manejar las acusaciones contra los obispos.
Estas propuestas eran consideradas como la mejor oportunidad de los obispos para lograr un resultado positivo en la Plenaria, y señalar a los fieles estadounidenses que se estaban tomando medidas firmes ante la serie de escándalos que han sacudido a la Iglesia en los Estados Unidos. en los últimos meses.
Hablando antes del comienzo de la sesión de inauguración de la Plenaria, el cardenal DiNardo dijo a los obispos que estaba claramente «decepcionado» con la decisión de Roma. El cardenal añadió que, a pesar de la inesperada intervención de Roma, mantiene la esperanza de que la reunión del Vaticano fuera fructífera y que sus deliberaciones ayudarían a mejorar las eventuales medidas de los obispos estadounidenses.
Mientras DiNardo seguía hablando, el cardenal Blase Cupich de Chicago intervino desde su escaño, expresando su apoyo al Papa.
«Está claro que la Santa Sede está tomando en serio la crisis de abuso», dijo Cupich.
Al mismo tiempo, sugirió que el trabajo que se había llevado a cabo para preparar las dos propuestas no debía desperdiciarse.
Cupich indicó que aunque la Conferencia Episcopal no podía llevar a cabo un voto vinculante, deberían continuar con sus discusiones y concluir con una propuesta de resolución sobre las dos medidas. Esto, dijo, serviría para ayudar al cardenal DiNardo a la hora de llevar las ideas de los obispos estadounidenses durante la reunión de febrero, donde representará a la conferencia de obispos de Estados Unidos.
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