(AsiaNews) Saima Sardar, una enfermera cristiana de 30 años, fue asesinada por su ex novio en Pakistán, por haberse negado a casarse con él y a convertirse al islam. El homicidio fue el 10 de julio en Faisalabad, en el hospital donde la mujer trabajaba.
El asesino, Muhammad Waseem logró entrar en el centro médico cuando la enfermera cumplía su turno, y la mató de un disparo. Luego, se suicidó.
Saima trabajaba en el Social Security Hospital y hace algunos años mantuvo una relación sentimental con su asesino. Luego los dos se dejaron, en parte por los reproches que la joven había recibido de su familia.
Posteriormente, la enfermera comenzó una relación de noviazgo con un joven cristiano e iban a contraer matrimonio en noviembre de este año. Según la familia, cuando Muhammad supo que Saima se iba a casar, comenzó a presionarla. Él quería que la joven renegara de su fe y se convirtiera al islam. Luego, se casarían según la tradición islámica.
Ante la negativa de Saima, el ex novio perdió la cabeza. Hace meses que la amenazaba e incluso le había hecho una advertencia: «Si no te conviertes y te casas conmigo, morirás». Por miedo, la enfermera había solicitado a los guardias del hospital que no le permitieran entrar. Sin embargo, Muhammad logró entrar en la sala donde ella se encontraba, y le disparó. Poco después, al ver llegar a los compañeros de la joven, el joven se suicidó de un disparo.
El funeral de Saima se celebró el 11 de julio. En tanto, el cuerpo de su asesino continúa en la depósito de los cadáveres sin identificar porque nadie reclamó sus restos. En diálogo con AsiaNews, Naveed Walter, presidente de Human Rights Focus Pakistan, comenta:
«Convertirse a otra religión o casarse con alguien es una elección personal. Lamentablemente, en la sociedad pakistaní los jóvenes musulmanes que sienten atracción por las jóvenes de las minorías, piensan que ellas deben obedecerles o que su propuesta no puede ser rechazada». «Se necesita con urgencia una ley que castigue como delito la violencia contra las mujeres y que castigue los matrimonios forzados con penas de reclusión no inferiores a los tres años y con multas de 500.000 rupias [alrededor de 2.800 euros, ndr]. También debe establecerse quién tiene obligación de comparecer ante el juez en caso de suicidarse el asesino. Quien no acepta convivir con la fe de los demás, tiene trastornos mentales».
por Shafique Khokhar
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