Hayan cruces y nombres de mártires en las rocas del desierto de Arabia Saudita



(Asia News/InfoCatólica) En una conferencia en la universidad americana de Beirut, de la cual da noticia el Orient-Le Jour, el profesor Imbert expuso sus descubrimientos en las paredes de roca del Jabal Kawkab («la montaña de la estrella»), en la zona sur de Arabia Saudita, en el emirato de Najran.


La zona se llama Bir Hima o Abar Hima, un nombre «que se refiere a una zona de pozos conocidos desde la antigüedad». Según el arqueólogo, es probable que la zona fuese una zona de descanso para aprovisionarse de agua« para las caravanas que viajaban de Yemen a Najran.


Las cruces, afirma Imbert, «no son la únicas conocidas en Arabia del sur y del este», pero «son sin duda las más antiguas cruces cristianas en un contexto datado en el año 470 de nuestra era».


Lengua árabe pre-islámica


Con las cruces hay mezclados textos. El conjunto de las inscripciones se extiende por más de 1 km, con una serie de nombres, en una forma que se puede definir una lengua aramea local. Ellas representan una «lengua árabe pre-islámica, o más precisamente, una lengua nabateo-árabe».


Las inscripciones se colocan en el período del reino himairita de Shurihbil Yakkuf, que ha gobernado Arabia del sur del 470 al 475. Durante su dominio habrían iniciado las persecuciones de los cristianos. Es interesante notar que entre los nombres escritos entre las cruces hay nombres como Marthad y Rabi, ambos inscriptos en la lista de los mártires de Najran, en el así llamado «Libro de los Himairitas».


Para comprender el contexto en el cual las cruces y los nombres fueron ecritos en la roca, el profesor Imbert explicó que a fines de S. III D.C., en Arabia del sur estaba la dinastía himairita, que reinó por 150 años. Esta permaneció neutral entre los dos grandes imperios bizantino y persa, eligiendo al hebraísmo como religión.


Por su parte, el cristianismo se difundió en Arabia a partir de S. IV, pero «es en el S. Vi que se difunde en la región del Golfo, en las regiones costeras de Yemen y y en Najran»


La difusión del cristianismo se realiza gracias a los misioneros persas del Imperio Sasánide y gracias a los misioneros siríacos (que no aceptaban el Concilio de Calcedonia, sobre las dos naturalezas- divina y humana de Jesucristo). Dos obispos, consagrados en el año 485 y en el 519, pertenecería a la comunidad siríaca, quizás provenientes de Irak.


Hacia el 470-475, Yusuf (Dhu Nuwas) usurpa el trono himaitita. Y es él el que ordena la masacre de los cristianos de Najran. Tal masacre está confirmada por diversas fuentes cristianas. También el Corán menciona en la sura al-Buruk («las constelaciones»).


Los cristianos sobrevivientes envían un pedido a Khaleb, rey de Etopía, que envía una expedición militar en socorro de los perseguidos. El ejército de Yusuf es derrotado, a Yusuf lo matan y se instaura en Arabia un reino cristiano. Tal reino será un protectorado etíope hasta la conquista del islam.


Para Fredéric Imbert, las cruces y las inscripciones, son «el más antiguo libro de los Árabes», escrito «en las piedras del desierto», una página de historia de los Árabes y del cristianismo.



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