(Fides) El Patriarcado de Babilonia de los Caldeos, como lo hicieron otros patriarcas de las Iglesias Orientales, ha hecho saltar las alarmas sobre el abuso de Internet y las redes sociales como una herramienta para provocar controversia y conflicto dentro de la comunidad eclesial, y para difundir ideas y juicios que dañan la vida espiritual de los fieles.
El Patriarcado caldeo, en un mensaje a través de sus canales oficiales, quiere ofrecer «una palabra de consuelo» para los creyentes y lectores, frente al creciente problema de las intervenciones y textos engañosos publicados online sobre temas relacionados con la vida de la Iglesia y las comunidades cristianas. El patriarcado se manifiesta además dispuesto a recurrir a las vías legales y administrativas necesarias para perseguir estas intervenciones difamatorias que constituyen incluso ataques contra la Santa Sede.
El texto también denuncia las intervenciones de anónimos que pretenden tratar a todos los usuarios de Internet como «personas ingenuas e ignorantes», dando lecciones y tratando de imponer nuevas reglas y obligaciones también sobre cuestiones morales. El mensaje destaca que a menudo esta propensión a presentarse como jueces de otros es ejercida por personas que viven en países alejados, fuera de cualquier relación real con cómo se vive en Iraq y en Oriente Medio.
En casos excepcionales,- dice el texto-, la autoridad eclesiástica puede responder dependiendo de las circunstancias, con medios legales o administrativos, para detener la propagación de la falsificación y la información difamatoria que puede producir graves efectos, porque vivimos en una tiempo en el que, con el desarrollo de los medios digitales, muchas personas otorgan más crédito al mundo virtual que a la realidad de los hechos.
El mensaje patriarcal se refiere a muchos que intervienen en la web sobre temas relacionados con la vida eclesial sin tener conocimiento e información adecuada de los problemas. El abuso de Internet para manipular el contenido eclesial es un fenómeno al que se enfrentan las iglesias en todo el mundo, y que en los últimos tiempos alimenta la preocupación entre las Iglesias de Oriente.
En Egipto, el trágico caso de asesinato en el monasterio del obispo copto-ortodoxo Epiphanius y la detención de un monje acusado de ser el autor del crimen, ha provocado que se acelere el proceso de discernimiento acerca de la vida monástica, que comenzó hace algún tiempo dentro de la Iglesia copta ortodoxa. Unos días después del asesinato de Anba, el Comité para el Santo Sínodo de los monasterios copto-ortodoxos dispuso de 12 reglas, ratificadas por el Patriarca Tawadros II, dirigidas a todos aquellos que viven la condición monástica en la Iglesia Copto-ortodoxa. También se pidió a los monjes y monjas que cerraran sus cuentas personales y cualquier blog así como sus perfiles en las redes sociales, consideradas como herramientas que pueden alimentar los personalismos o contribuir a difundir «ideas confusas».
En abril pasado, la Iglesia Maronita publicó un documento titulado «La verdad que libera y une». El texto patriarcal, publicado el lunes, 9 de abril (el mismo día en que se publicó la exhortación apostólica de Francisco «Gaudete et Exsultate» sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo) se presentó como una doctrina real y un manual pastoral con puntos de referencia para inspirar las intervenciones y los debates en los medios sobre cuestiones y asuntos relacionados con la fe católica y el magisterio de la Iglesia. El patriarcado consideró necesario publicar este mensaje después de haber sido testigo de disputas en las redes sociales sobre cuestiones doctrinales, discusiones que habían generado un desagradable espectáculo incompatible con la comunión eclesial y que podrían generar el desconcierto entre los fieles.
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