(Cope) El Cardenal acusó abiertamente a las autoridades nigerianas de crear las condiciones para que muchos jóvenes busquen el camino de la migración, y añadió que si él fuera presidente y escuchara a los jóvenes ese deseo de marcharse, no dudaría un momento en dimitir. Los jóvenes necesitan contar con un gobierno que se ocupe de ellos y les ofrezca promesas creíbles para el futuro, y la situación actual, a su juicio, es exactamente la contraria.
«Hoy es frecuente oír a nuestros jóvenes insistir en que los pastos más verdes están en otra parte, incluso cuando las cosas no son así, ha dicho el cardenal, que se ha referido con amargura al flagelo del tráfico de niñas nigerianas, enviadas a la prostitución en Europa.
Cuenta que cuando camina por las calles de Roma, Milán o Nápoles y ve a las hijas de Nigeria a la venta en las calles, siente vergüenza. Y cuando se detiene e intenta hablar con ellas muchas veces ni siquiera pueden comunicarse, porque muchos se han ido de su pueblo sin saber siquiera otro idioma. Todo lo que saben lo aprendieron en las calles de Europa, y eso le hace avergonzarse de su país. Y advierte a los jóvenes nigerianos de los riesgos de la condición de ilegalidad, que les colocará en situación de ser manipulados y explotados.
Según el cardenal Onaiyekan, para hacer frente a esta situación, el gobierno debería desarrollar una política que atraiga a los inversores a Nigeria y genere empleo, proporcionando subvenciones a los jóvenes que quieran iniciar un negocio por cuenta propia.
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