Entrevistamos a Francisco Javier Sáez García es antiguo alumno del Colegio Corazón Inmaculado de María, abogado con cerca de 10 años de experiencia y, actualmente, padre y presidente de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del Colegio.
Háblenos de la situación actual del Colegio Corazón Inmaculado de María y el peligro de la continuidad del mismo…
Se trata de una situación delicada. Es cierto que, a lo largo de los años, todos los padres podíamos ver que faltaban matrículas de alumnos, pero las noticias recientes, que anunciaban el cierre del centro, han hecho valorar más los puntos fuertes que promueve el Colegio. Existe un peligro real acerca de la continuidad del mismo, pero ha sido ejemplar la respuesta de todos los padres de alumnos que, en unión con la dirección, se han propuesto llevar adelante su continuidad.
¿Cuáles han sido las causas que les ha llevado a esta situación?
Las causas son diversas. Todas ellas han llevado a esta situación de dificultad económica.
Principalmente la falta de alumnos ha sido lo que ha ido lastrando al Colegio económicamente, puesto que sus recursos han ido disminuyendo de forma progresiva. En esta causa podemos buscar diversos factores, como la baja natalidad que ha afectado a nuestro Colegio, igual que a otros muchos; la crisis económica que venimos arrastrando, que provoca que las familias vean descender sus ingresos y les dificulta el pago de las cuotas, a pesar de que estas estén bien ajustadas para tratarse de un colegio privado; y también la situación social de rechazo, cada vez más claro, a todo atisbo de sociedad cristiana. Nuestro Colegio es claramente confesional católico y la situación de descristianización hace crecer ciertos prejuicios hacia el centro educativo, envueltos de falsas acusaciones.
Además, siempre se ha querido mantener el carácter privado del Colegio para evitar intromisiones externas que pudieran afectar al ideario del mismo. Así, sin recibir subvenciones o ayudas oficiales externas, se dificulta el mantenimiento del mismo.
Un colegio con tan pocos alumnos es insostenible económicamente, teniendo en cuenta los gastos que genera, por muy buena voluntad que haya…
Así es. Por ese motivo, lo que más necesitamos son nuevos alumnos, que contribuyan al sostenimiento del Colegio y a quienes poder atender de la misma manera cómo atendemos a los actuales y como a lo largo de estos años se ha atendido a tantos antiguos alumnos que están agradecidos por la formación integral que han recibido en el Colegio. De estas aulas han salido grandes profesionales, punteros en sus respectivas profesiones, y muchas vocaciones, tanto para la vida consagrada como para la formación de familias cristianas.
Pero también es muy importante la buena voluntad que siempre ha existido, tanto por parte de la dirección, de los padres, del claustro profesoral… y nos hemos mantenido hasta la fecha gracias a la contribución desinteresada de muchas personas que han querido que esta obra, encomendada a los misioneros de Cristo Rey, se mantuviera en el tiempo. Cabe recordar que el Colegio se funda en el año 1984, por parte del Padre José María Alba, S.J. y se consigue comprar las instalaciones actuales gracias a las contribuciones y donaciones desinteresadas de muchas personas. ¡Intervino incluso San Juan Pablo II!, quien, a respuesta de una carta enviada por una madre de familia del Colegio suplicándole ayuda, se conmovió y ayudó activamente en el proyecto.
¿Qué soluciones están buscando actualmente?
Actualmente, debido a la acuciante situación económica y a la necesidad de hallar pronto una solución, estamos trabajando para poder salir de este bache y poder seguir atendiendo a los alumnos. Necesitamos una inyección económica que permita la continuidad del centro durante unos años para poder reevaluar la acción comercial que tenemos diseñada desde hace cierto tiempo.
En este punto, es de agradecer, y es de justicia, que destaque el esfuerzo que todas las familias del Colegio están realizando. Conscientes de la situación económica que la dirección expuso la semana pasada, todos los padres del Colegio decidimos aportar una contribución económica extraordinaria, así como, en la medida de las posibilidades de cada uno, incrementar de forma voluntaria las cuotas mensuales. Es conmovedor ver cómo hay familias que entregan y sacrifican todo lo que tienen para la continuidad de la escuela.
Más adelante, si Dios quiere, tenemos listo un plan de choque que permita recibir a nuevos alumnos y que el centro pueda llegar a ser autosuficiente. Dichas acciones se dirigen a la estructura financiera, comercial y de marketing, tanto en redes sociales como en medios de comunicación.
Queremos, así mismo, potenciar las instalaciones de que dispone el Colegio incluyendo nuevas actividades extraescolares, tanto el cuidado de un huerto por parte de los alumnos más pequeños, clases de refuerzo y hasta incluso la posibilidad de ofrecer clases de hípica. Las instalaciones de que dispone el Colegio permiten estas actividades, al hallarse en un entorno natural privilegiado en el Vallés Occidental.
Por último, y de forma más inmediata, estamos ofreciendo la posibilidad de realizar visitas al centro escolar, a modo de jornada de puertas abiertas, pero de forma personalizada, con atención directa por parte del claustro. Puede ser éste un muy buen momento para que aquellos lectores que tengan hijos en edad escolar se acerquen y se convenzan del proyecto escolar del Colegio Corazón Inmaculado de María.
¿Cómo se les puede ayudar e importancia de hacerlo por el gran bien que está en juego?
La ayuda puede ser de forma muy diversa. Lo que más nos ayudaría es que dieran a conocer el centro entre sus familiares y conocidos, que tengan hijos en edad escolar, para que confíen en nuestro centro. Lo más importante del Colegio, su bien más preciado, son los alumnos y las familias. Yo puedo hablar desde ambas perspectivas, puesto que soy antiguo alumno y, actualmente, padre de alumnos. El trato personalizado por parte de dirección y profesores, así como la atención muy cercana a las familias, son nuestro mayor orgullo.
También necesitamos ayuda económica. Como he explicado anteriormente, a lo largo de estos años han sido muchos los benefactores que han permitido que el Colegio se mantuviera. Queremos promocionar las aportaciones económicas de diversas maneras: aportaciones mensuales, institución de legados, aportación de capital humano en la mejora de las instalaciones, etc. e incluso, abrir la posibilidad a todo aquel que quiera ayudarnos de acogerse a la campaña “apadrina a un alumno”, en que se asignaría su aportación económica benéfica al estudio de aquellos alumnos que, por dificultades económicas o por pertenecer a familias numerosas, se encuentran becados. Quiero hacer especial hincapié en que el Colegio es sin ánimo de lucro, regentado por la Fundación Padre Piulasch, y que lo que busca es el bien de los alumnos, no tiene una visión empresarial.
Les dejo el número de cuenta donde pueden realizar sus donaciones ES86 2100 0403 4802 0013 9616
Finalmente, una ayuda que si le solicitaríamos a todo aquél que pueda leer estas líneas, es la ayuda espiritual. Que recen por nuestro Colegio, por la continuidad del mismo, por nuestros alumnos, para que podamos cumplir la labor evangelizadora tan importante y gratificante como es la formación de la juventud.
¿Cuál es el bien espiritual y humano que ha hecho el colegio en todos estos años?
Es un bien incalculable. Podría hablaros tanto desde el punto de vista de antiguo alumno como de padre de alumnos. En el ámbito humano, el respeto entre los profesores y los alumnos, más destacado si cabe de los profesores a los alumnos. Una educación en el afán de superación, en el esfuerzo del alumno para obtener las calificaciones, para obtener conocimientos. No en vano, el porcentaje de aprobados en selectividad es tremendamente alto, siendo del 100% en la mayoría de las convocatorias.
En cuanto al bien espiritual, se forma a los alumnos en las virtudes, creando un clima dentro del Colegio de una verdadera familia. Todo ello, dentro del ámbito de los valores cristianos, como fundamento de una verdadera educación integral del alumno. Puedo asegurar que los estudiantes salen del Colegio con amigos para toda la vida, que se preocupan unos por otros, que mantienen el contacto. Es más, muchos de esos antiguos alumnos recurren al Colegio en numerosas ocasiones, recibiendo siempre el abrazo afectuoso de toda la comunidad educativa.
Es por ello que el lema del Colegio es “educamos para la vida”. Los profesores y la dirección no solo velan por que los alumnos alcancen las mejores calificaciones académicas, si no que esa formación en virtudes les prepara para afrontar el mundo universitario y laboral creando verdadera admiración, llegando incluso las empresas o las universidades a identificar qué alumnos vienen del Colegio Corazón Inmaculado de María por la formación que tienen.
Por tanto háblenos de la importancia de la continuidad del colegio.
Creo que no hay otro Colegio como este, un colegio que trata a toda la comunidad educativa como una verdadera familia, en la que todos son acogidos, en la que se da trato personalizado a cada alumno, atendiéndole y formándole en todos los aspectos de la vida. Un colegio que educa en las virtudes cristianas y que mantiene un nivel académico envidiable. Creo que no hay mayor demostración de estos puntos que el hecho de que sean los padres quienes han querido salvar a toda costa el Colegio.
Durante estos días, desde que se supo la noticia, han sido muchos los padres que me han manifestado que, por el bien de sus hijos, el Colegio no puede cerrar, que no se imaginan a sus hijos en otro colegio. Que el cambio producido en sus hijos desde que cursan sus estudios en el Colegio es incalculable y que no quieren claudicar ni buscar otro Colegio. El excelente claustro profesoral con que cuenta el Colegio, las instalaciones, el trato que reciben tanto de dirección como del claustro, no puede perderse, porque saben que no encontrarán estas características en ningún otro colegio. Es por ello que luchamos por su mantenimiento, que nos hemos esforzado todos los padres, porque la educación de nuestros hijos es lo primero y más importante, porque queremos a esta institución, porque estamos dispuestos a todo con tal de que más niños puedan disponer de todo el bien que han recibido los nuestros. Es por ello que solicitamos esta ayuda, para poder seguir formando buenos profesionales, buenas personas.
Estamos todos convencidos de que esta obra está cuidada por la Divina Providencia y que es Dios mismo quien, como Buen Padre, vela por toda la comunidad escolar y lo seguirá haciendo muchos años.
Por Javier Navascués
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