(ACN/InfoCatólica) En India viven unos 68 millones de cristianos; muchos de ellos pertenecen a los estratos más pobres de la población y son discriminados en algunas partes del país.
A pesar de la tensa situación, Mons. Leo Cornelio , también ve señales esperanzadoras en la lucha contra la pandemia. Sacerdotes, religiosos y creyentes están al frente de esta lucha.
Sr. Arzobispo: nos están llegando informaciones dramáticas sobre el Covid 19 en India. ¿Cómo es la situación en su archidiócesis de Bhopal?
La situación es dramática. Cuando la primera ola de Covid-19 golpeó al mundo, lo hizo con más fuerza en Europa y Estados Unidos que en India. La gente y los líderes políticos se volvieron imprudentes. La segunda ola nos cogió completamente por sorpresa. En el estado de Madhya Pradesh, mi sede episcopal Bhopal y la ciudad de Indore se encuentran entre las más afectadas. Ambas ciudades han estado confinadas durante casi siete semanas. Todos los hospitales de aquí están llenos. Es difícil conseguir medicamentos y oxígeno. En la actualidad, el número de personas que han muerto a causa del Covid-19 supera las 300.000; pero extraoficialmente la cifra es mucho mayor, ¡algunos observadores estiman que es diez veces mayor! porque muchos enfermos se han quedado en casa y han muerto allí.
¿Cómo puede asistir la Iglesia católica a la población durante esta crisis?
En lo que respecta al acompañamiento espiritual de los fieles, en la mayoría de las diócesis de India tienen lugar regularmente celebraciones eucarísticas online. En la archidiócesis de Bhopal, hemos dispuesto que nuestros párrocos acompañen a los fieles a través de programas virtuales. Animamos a los párrocos a ponerse en contacto con cada familia de su parroquia, que se informen de las necesidades económicas y que ayuden a las familias en lo que puedan. Por ejemplo, proporcionamos paquetes de alimentos. A menudo se hace a través de las «pequeñas comunidades cristianas», un movimiento laico muy activo en la India.
Las personas que atienden espiritualmente a la población, ¿corren especial riesgo?
En mi diócesis, 18 sacerdotes han contraído Covid-19 y uno ha fallecido. También se ha contagiado un elevado número de religiosos y cuatro religiosas han fallecido. En toda la India, más de 170 sacerdotes han muerto por Covid-19 hasta ahora, junto con un gran número de religiosos y fieles. A principios de mayo falleció como consecuencia de una infección el obispo de Jhabua, Mons. Basil Bhuriya.
¿Cómo percibe el estado de ánimo de la población india?
Desde hace algunos años, nuestro país se enfrenta cada vez más a tendencias de división provocadas por ambiciones políticas. Las violaciones de los derechos humanos básicos, la polarización religiosa y la cuestión de la lealtad al Estado se han convertido en herramientas en manos de los gobernantes para dividir al pueblo.
La pandemia nos enseña que debemos luchar juntos si queremos sobrevivir. El poder político, la seguridad económica, la salud física: todas estas cosas pasan y no son permanentes. Lo que cuenta es la caridad, la fraternidad y la compasión, valores que vivió la Santa Madre Teresa de Calcuta. Cada vez más personas en la India reconocen este aspecto.
¿Se valora el compromiso de la Iglesia en un país que se define a sí mismo como una nación hindú?
En todas las situaciones de crisis que nuestro país ha afrontado hasta ahora, la Iglesia en India ha actuado por iniciativa propia. Sacerdotes, religiosos y otros colaboradores de la Iglesia han estado al frente de las labores de ayuda y reconstrucción. Las instituciones eclesiásticas, como los hospitales y las estaciones de asistencia médica, han sido reconocidas por el Estado. Sin embargo, a veces se recela de que la Iglesia intente convertir a la gente a través de su trabajo. Estos críticos no entienden la actitud de Cristo, que dijo: «cuanto hagáis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis».
¿Hay algo que le anime en la crisis actual?
La pandemia ha vuelto a unir más a los indios. En Bhopal y en otros lugares, la gente se ha juntado para proporcionar alimentos, alojamiento, ayuda médica y más cosas. Aunque la Iglesia católica es una pequeña minoría, hemos estado ahí desde el principio. Nuestras parroquias han distribuido paquetes de alimentos, máscaras protectoras y desinfectantes a las personas necesitadas. Hemos creado un puesto de cuarentena en nuestro centro pastoral diocesano para recibir y atender a los indigentes. «Cumple con tu deber; que la recompensa no te preocupe», dice un proverbio indio. Confiamos en que habrá luz al final del túnel.
¿Cuál es su mensaje para los benefactores de «Ayuda a la Iglesia Necesitada»?
Queridos amigos: les agradezco toda la ayuda que nuestras personas necesitadas han recibido a través de esta fundación que trabaja en todo el mundo. Así nos convertimos en una «familia de la caridad». Así podemos encontrar y experimentar la misericordia y la ayuda de Dios. ¡Que Dios bendiga su generosidad!
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