Con el título “Ni sexo, ni carne, ni vida social: así son los cátaros del siglo XXI”, el medio digital Código Nuevo ha publicado un reportaje escrito por Edu Sotos sobre la denominada Asociación para el Estudio de la Cultura Cátara, presente en España. Un grupo que, según asegura en su propia web, “estudia, recupera y promueve los valores universales del catarismo”.
El periodista, refiriéndose a la herejía medieval de la que se consideran herederos, se pregunta: “¿qué narices pinta un supuesto cátaro en la Barcelona del s. XXI?”. Y cuenta cómo recientemente se encontró en un puesto de este grupo para la venta de libros. Quien lo atendía le recomendó un libro escrito por un tal Juan de San Grial, un señor con barba y pinta de monje medieval, que, según él, denunciaba el genocidio cometido por “la Iglesia de Satanás en la Tierra”, es decir, el Vaticano.
Sotos explica que su discurso, más esotérico/místico que histórico, tenía muy poco que ver con lo que cabría esperar de una organización que se hace llamar Asociación de Estudios Cátaros. Y por ello quiso entrevistar a un joven que perteneciera a la organización. Y pudo hacerlo con Carlos, de 25 años. Extractamos a continuación algunos fragmentos de lo que cuenta el redactor.
De la búsqueda espiritual a la secta
Nada más llegar, mis ojos casi se salen de las órbitas cuando veo que en medio de una especie de altar tenían una imagen de la Dama de Elche rodeada de dos delfines blancos y demás símbolos a cada cual más inquietante. Allí, sentado con Carlos y acompañados de una señora con cabello corto, canoso y un acento realmente extraño, el joven estudiante de Antropología me explica cómo se convirtió en cátaro hace ya unos cinco años.
“A los 15 o 16 años empecé a despertar espiritualmente y comencé a buscar alternativas a lo que te ofrece el sistema. En 2012 asistí a una feria alternativa y me encontré con una parada de los cátaros. Allí empezó todo”, dice mientras la mujer de su lado (cuyo nombre no conseguí retener) asiente con la cabeza y graba toda la conversación. “Sentía que no encajaba en el estilo de vida que me dictaba la sociedad”, añade Carlos, que anteriormente había probado con el budismo zen y el yoga.Según me cuenta, el catarismo espiritual se diferencia del histórico en que sus valores de bondad se habían dado a lo largo de la historia en varias culturas como, por ejemplo, los nativos americanos o los iberos. En fin, un mejunje de historia que se junta con una concepción muy diferente de Dios y el hombre: “Al igual que el hombre nace de un padre y una madre en la Tierra, en el cielo nuestra alma nace de un padre y madre divinos. Por eso, diferenciamos entre el Padre del puro amor y el Dios de las religiones fundamentalistas”.
Todos podemos ser dioses
Cuando ya llevamos unos cinco minutos de conversación, en los que Carlos llega a jurarme que “todos podemos convertirnos en una divinidad en la Tierra”, una única pregunta, la misma que me había llevado hasta allí, asoma en mi mente: “¿estaré ante una secta de manual?”. Así que no pierdo el tiempo y de una manera sutil le suelto la pregunta del millón. Tras mirarse con una leve sonrisa con la señora a su lado responde: “Al principio algunos amigos pensaron que había entrado en un grupo sectario, pero dejaron de decírmelo cuando vieron mi evolución personal”.
Destacan las propiedades milagrosas y casi divinas que los adeptos atribuyen a Juan de San Grial, el fundador de este movimiento neocátaro. Según Carlos, este señor que vive a caballo entre Murcia y Cataluña, sería una especie de “ungido” o iluminado en contacto con los ángeles y demás entidades elevadas.
¿Una secta?
El periodista recoge también las declaraciones de Juantxo Dominguez, presidente de RedUNE (red para la prevención del abuso de debilidad y derivas sectarias). “Hace ya unos 10 años que tenemos informaciones sobre este grupo. Sigue las típicas artimañas de presentar su grupo pseudorreligioso como una asociación histórica aunque los que conocen la historiografía cátara echan pestes de lo que divulgan. Están utilizando el catarismo para su beneficio propio”, asegura, a la vez que define el grupo como un ejemplo clásico de secta.
Edu Sotos también se ha puesto en contacto con una mujer española cuya única hija se ha unido a uno de los núcleos del grupo. Al otro lado del teléfono, esta madre cuenta cómo llegó a recurrir a la Guardia Civil después de que su hija desapareciese durante varios días: “La captaron con la excusa de enseñarle a tocar el piano totalmente gratis. Un día recogió sus cosas y se encerró en un chalet con ellos durante 10 días”.
Desde el servicio de Atención e Investigación de Socioadicciones (AIS), una entidad barcelonesa que trató psicológicamente a un par de ex miembros del grupo, una psicóloga explican: “Para empezar, ese tal Juan de San Grial es un ciudadano ruso diagnosticado con esquizofrenia que tuvo que abandonar su país para no acabar en prisión”.
Técnicas de manipulación psicológica
Según ella, el líder, que se proclama autor de 450 libros y colecciones poéticas, se mueve acompañado por una especie de escolta entre las comunidades de cátaros que existen en Murcia, Valencia, Barcelona y la comarca del Empordà, donde parecen tener su núcleo principal y donde, incluso, realizarían rutas por los antiguos castillos cátaros como el de San Salvador de Verdera en el municipio de Port de la Selva, una especie de lugar santo para ellos. Durante sus sesiones con personas que pertenecieron a este grupo, la especialista se encontró con la sintomatología clásica de una persona sometida a un grupo de control mental.
“Basándonos en los casos que hemos tratado sí que podemos afirmar que el grupo practica técnicas de manipulación psicológica. Existe un alejamiento premeditado de las familias de sus integrantes, manipulan la información que reciben, les hacen limitar su contacto con el exterior y se les hacen reinterpretar su vida con su propia visión”, detallan desde AIS.
Al parecer, la vida comunitaria que predican facilita en gran medida su control mental aunque, eso sí, mantienen parte de sus miembros insertados en la sociedad, desde donde realizan su labor de captación de nuevos miembros.
Juan de San Grial, el nuevo mesías
Una versión idéntica a la que me había relatado aquella madre por teléfono: “Le ponían metas a la hora de captar personas para sus reuniones y talleres. Incluso la utilizaban para editarle los discos a Juan de San Grial. Era una gran comedura de tarro pero se lo vendían como si se hubiese unido a una gran familia”, decía.
Sin embargo, explica el periodista, la confirmación de que algo bastante oscuro se ocultaba por detrás de este grupo le llegó de parte de Vicente Jara, laico dominico y miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), con un artículo publicado hace unos años en InfoRIES.
“Juan de San Grial, que en realidad se llama Ioann Bereslavski, ya había fundado un movimiento en Rusia conocido como la Iglesia Ortodoxa Madre de Dios Derjavnaya con cerca de 3.500 seguidores en varias repúblicas exsoviéticas. Los datos que tenemos de él son muy difíciles de encontrar, pero sabemos que está presente en España desde 2006”, apunta Jara, quien calculaba entonces que el grupo ibérico no debería superar las 200-300 personas, en su mayoría de origen ruso.
Para el investigador, “es un sinsentido que este señor haya promovido dos movimientos casi completamente opuestos en dos países”, por lo que “o ha sufrido un verdadero cambio en su fe o estamos ante un charlatán que persigue ser idolatrado como una especie de mesías”. “Un líder sectario siempre busca crear su movimiento por el impulso que siente de expandirse y adorarse a través de otras personas a los que acaba convirtiendo en una especie de esclavos”, añade con rotundidad.
El sexo con el líder, acto espiritual
“Este señor se considera como un mesías, un iluminado o salvador de la humanidad. Siempre habla de él mismo como un genio, un experto en lenguas, alguien que ha visitado todos los templos del mundo y adquirido su sabiduría. Además, se sitúa él mismo como un unificador de la espiritualidad de Oriente y Occidente”, resume Jara, quien cree que nos encontramos ante “un enfermo que alimenta su egolatría” y que lo califica como “una persona muy peligrosa capaz de dominar las conciencias”.
Otro aspecto que denuncia Jara es el sexual. Si bien los cátaros practican y divulgan la castidad como uno de sus principales valores, una herencia del pensamiento gnóstico, el sexo con el líder espiritual está considerado como una de las prácticas más elevadas. “Estos grupos, en los que sus líderes se creen tan puros, tener sexo con ellos se equipara a un acto espiritual. En el caso de estos neocátaros no lo puedo afirmar, pero es posible que ocurra algo similar”, concluye el investigador con toda la cautela.
¿Posibilidades de acción policial?
No obstante, algo en lo que inciden todos los entrevistados es que, aunque existiesen estas prácticas sexuales o realmente hubiese una manipulación mental, nada de ello podría ser denunciado por sus familiares, ya que sus integrantes son adultos y no constituye un delito tipificado en el Código Penal, único pretexto bajo el cual las fuerzas de seguridad pueden actuar. “Me sentí impotente cuando en la Guardia Civil me dijeron que no podían ayudarme porque era mayor de edad”, reconocía, una vez más, la madre de la miembro del grupo.
Lo cierto es que desde Mossos d’Esquadra, la policía autonómica de Cataluña, confirman que no existe ningún tipo de denuncia sobre el grupo y, por muy mal que suene todo, no existe ninguna motivación económica por detrás de la supuesta secta. Eso sí, teniendo en cuenta que su discurso se basa en la austeridad extrema y el rechazo material, a Edu Sotos no le extrañaría que sus miembros realizasen donaciones ‘voluntarias’ de sus sueldos o propiedades, aunque es un tema del que prefieren no hablar.
La secta se defiende
“Los cátaros desde siempre han sido atacados y a día de hoy sigue pasando lo mismo. Nosotros no tenemos nada que esconder”, responde con tono resignado Laurel, el responsable del movimiento en Barcelona, a lo que le dice el periodista. “Parece que predicar el bien sea un delito, basta con echar un ojo a la historia y comprobar el destino de todos aquellos que en su día intentaron ayudar a la humanidad”, insiste y añade: “¿Qué te va a decir un investigador católico? Ellos lo manipulan todo”.
Edu Sotos concluye su reportaje afirmando que este grupo, al igual que los otros 350 que han sido identificados como grupos sectarios en España (según un estudio de 2014 realizado por Luis Santamaría, miembro de la RIES), están compuestos por personas como Carlos, que buscan respuestas con la mejor intención, y otras que, conscientes de estas carencias, formulan soluciones a la medida y se lucran con ello. Entrar en estos grupos siempre es más fácil que salir, escribe, y ser joven e idealista te puede jugar una mala pasada.
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