(ECCLESIA digital) A la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN por sus siglas en inglés) no le basta con difundir en los medios de comunicación noticias sobre persecución religiosa, ni con que la gente haga donativos para ayudar a los cristianos que la padecen. «Queremos llegar al benefactor con un contacto más personal y cercano. Es algo que todos necesitamos», explica su director en España, Javier Menéndez Ros. Una ocasión privilegiada para ello es la Noche de los Testigos, la vigilia de oración y testimonios que la madrileña catedral de la Almudena acogió por cuarta vez este jueves, a las 20:00 horas. Presidida por el cardenal arzobispo, Carlos Osoro, en ella tomaron la palabra representantes de la Iglesia necesitada y perseguida. Se pudo rezar además en torno a un cáliz y un icono rescatados de iglesias atacadas por radicales en Irak y Siria. La oración estuvo animada por el grupo Hakuna de fe y música para jóvenes.
La Noche de los Testigos, por la presencia de afectados de forma directa por la persecución, fue especialmente propicia para acercarse desde la oración a la labor de ACN. Surgido en Francia hace 11 años, este formato ya ha pasado por varias ciudades españolas. Pero no es el único tipo de encuentro que ofrece la entidad. Las citas a menor escala en diócesis, parroquias y colegios de toda España suscitan un interés creciente. «Estos últimos meses estamos viendo cómo los sacerdotes llaman y llaman –comparte Nieves Barrera Cruz, responsable regional de la zona centro–. En Madrid en concreto estamos muy activos, porque está la sede central y hay muchos benefactores. Pero también hacemos cosas a distancia», mediante los voluntarios de cada diócesis, o visitándolas. «Hace unas semanas, por ejemplo, estuve en Cuenca organizando encuentros en 7 localidades».
Para favorecer esta presencia, la meta de Ayuda a la Iglesia Necesitada es llegar a contar con una delegación en cada diócesis. En España ya son 15, y en otros lugares hay equipos de voluntarios que aspiran a constituirse como tal en el futuro, cuando tengan más estabilidad. «Lo primero que hacemos siempre es ponernos a disposición del obispo y proponerle, por ejemplo, una vigilia en la catedral –explica Barrera–. Él nos va indicando por dónde empezar. A veces de un acto diocesano van surgiendo más cosas, y la gente nos llama. El boca a boca funciona mucho».
La propuesta más completa para parroquias es una semana de oración por los cristianos perseguidos, con una conferencia y materiales para hora santa, rosario, vía crucis… «Si no se puede hacer todo, siempre se puede organizar algún acto suelto», matiza la responsable regional. A los colegios y grupos de catequesis se les ofrece contenidos adaptados. Gracias a esta labor, en la fundación pontificia constatan cómo «se va conociendo más la persecución religiosa»; aunque quizá sin mucha profundidad todavía. «Cuando enseño el mapa del Informe de Libertad Religiosa, a la gente le sorprende ver que hay persecución en todo el mundo». Barrera destaca, con todo, que «nosotros nunca vamos a dar publicidad al perseguidor». Tanto ella como Menéndez Ros coinciden en que, más allá de la denuncia, lo fundamental de su mensaje es mostrar cómo «personas que no tienen apenas medios para vivir su fe, que están discriminadas o perseguidas, nos dan lecciones de compromiso. No es solo que ellos necesiten nuestra oración y recursos. Nosotros necesitamos su fuerza».
Una luz en Semana Santa
Uno de los ámbitos donde la labor de Ayuda a la Iglesia Necesitada está encontrando más eco es el de las hermandades y cofradías. La pasada Semana Santa, más de 100 de ellas se sumaron de diversas formas a la labor de la fundación pontificia de dar a conocer la situación de los cristianos perseguidos y promover la oración por ellos y la ayuda material. La forma más común, y con la que se inició este apoyo desde el mundo cofrade, es que los tronos y los pasos, y también los penitentes, llevaran cirios con una pegatina de «Yo también rezo por los cristianos perseguidos». Esta iniciativa, que comenzó hace un par de años, se ha ido transmitiendo mediante el boca oreja y este año ha cobrado una fuerza considerable: se repartieron por toda España 12.000 pegatinas; 5.000 de ellas solo en Zaragoza. A la vez que da testimonio del compromiso de la hermandad, este gesto silencioso invita a quienes presencian las procesiones a sumarse a esta intención. «Es un gesto visible que a la gente la llama mucho la atención», explica Nieves Barrera, responsable regional de la zona centro de España.
Algunas cofradías dieron un paso más en su compromiso. En Sevilla, por ejemplo, la Delegación de Hermandades y Cofradías propuso a todas que, al pasar por la catedral, realizaran una oración por los cristianos perseguidos. La de la Macarena, por ejemplo, ofreció una levantá, el momento de volver a cargar el paso y reemprender la marcha. Otras, en toda España, se sumaron a esta oración durante la Cuaresma y los días previos, utilizando para ello el vía crucis elaborado por la fundación pontificia con testimonios reales. Y, saliendo del ámbito de la oración, hubo también cofradías que organizaron colectas a beneficio de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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