(Fides) En la carta, firmada por F. Michael Anthony Perry, Ministro General de la Orden de los Hermanos Menores, que cuenta con unos 12.500 religiosos y sacerdotes católicos que trabajan en 116 países, se señala: «Los franciscanos de Myanmar han sido testigos de primera mano de la brutalidad de las fuerzas de seguridad y de la inseguridad que esto ha creado», estigmatizando «la violencia coordinada y continua que aumenta cada día».
El texto lamenta «la muerte de civiles y la detención arbitraria de miles de personas que participaban en protestas pacíficas, la destrucción de las protecciones legales, las severas restricciones al acceso a Internet y a las comunicaciones, y la subversión de la voluntad del pueblo de Myanmar expresada en las elecciones de noviembre de 2020». Los hermanos menores que viven y trabajan en Myanmar han pedido a todos los franciscanos del mundo que intercedan por el pueblo de Myanmar.
Los franciscanos hacen un llamamiento: «Ha llegado el momento de que la comunidad internacional actúe de forma unida y decisiva para evitar más pérdidas de vidas y destrucción de bienes y para garantizar la restauración del gobierno democráticamente elegido de Myanmar sin demora. Esto debe incluir un llamamiento a la junta militar para que desista inmediatamente del uso de la fuerza contra el pueblo de Myanmar, la liberación de las personas detenidas ilegalmente y el restablecimiento de las protecciones garantizadas por la ley, incluido el derecho a la protesta pacífica».
Fray Michael A. Perry, Ministro General OFM, concluye con un deseo: «Que el pueblo de Myanmar experimente de nuevo el retorno a la democracia y que la crisis actual encuentre una solución pacífica y duradera».
En los últimos días se produjo otra intervención de la Conferencia de Ministros de Asia Oriental y la Comisión «Justicia, Paz e Integridad de la Creación» de la Orden de los Hermanos Menores: «Nos unimos al pueblo de Myanmar en su lucha por la autodeterminación con un gobierno debidamente elegido. Nos unimos a ellos para pedir una solución pacífica. Nos unimos a ellos para pedir la liberación de los miembros del gobierno elegidos democráticamente, de los activistas y de los jóvenes. Estamos con ellos en la defensa de la dignidad y los derechos humanos».
Los frailes, al ver el sufrimiento del pueblo de Myanmar, afirman estar «edificados por el testimonio del pueblo de Myanmar por la justicia y la verdad. Nos llama la atención la caridad que ejercen con sus hermanos. Nos unimos a su dolor y al de los muchos cristianos de Myanmar -sacerdotes, misioneros y laicos- rezando con ellos para que este periodo de oscuridad en su tierra termine pronto».
Los fraciscanos se dirigen al ejército birmano, el «Tatmadaw» diciendo: «Mirad a vuestros hermanos y hermanas. Mirad el largo sufrimiento de Myanmar, víctimas de la codicia colonial, de la opresión, de la ira. Detengamos el derramamiento de sangre. No dejemos que el odio domine nuestros corazones. Invoquemos al Señor, que ha prometido estar cerca de su pueblo, para que la justicia y la paz reinen en Myanmar y comience la tan esperada reconciliación».
La presencia franciscana en Myanmar se oficializó en 2005 con la «Fundación San Francisco de Asís». Las Hermanas Franciscanas Misioneras de María (FMM) y la Orden Franciscana Seglar han acompañado a los frailes de la Fundación desde el principio. Las vocaciones franciscanas han florecido en el país, y actualmente hay cinco frailes locales de profesión solemne, cuatro sacerdotes, además de otros con profesión temporal, novicios y aspirantes.
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