La Santa Sede pide a quince congregaciones religiosas femeninas de EE.UU que clarifiquen su proceder

(InfoCatólica) La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica se ha puesto en contacto con 15 órdenes y congregaciones religiosas femeninas de Estados Unidos para clarificar «algunos puntos» tras la visita apostólica de seis años que se llevó a cabo en la principal organización de las religiosas de la nación norteamericana.

El cardenal João Braz de Aviz, prefecto del dicasterio, asegura que su intención es «escuchar lo que ellas dicen de un modo transparente, sin miedo y sin juzgar».

«Lo que más me ha gustado», asegura el purpurado, «es que el diálogo transcurre en un clima muy sereno. Las dos partes están a la escucha».

El caso de las Hermanas de Loreto

La hermana McGivney, en una carta a las hermanas de su orden fechada el 1º de junio, apuntó algunas de las cuestiones enunciadas por la Congregación Vaticana para lInstitutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.

Las inquietudes planteadas en la directiva Vaticana incluyen:

  • «Su forma de promover la vida espiritual y comunitaria de la congregación, a la luz de la definición de la vida apostólica religiosa de la Iglesia;
  • «Una cierta ambigüedad relacionada con la adhesión de la congregación a alguna áreas de la doctrina y moralidad de la Iglesia;
  • «La política de su Congregación respecto a miembros de la comunidad de quienes es sabido que mantienen posturas discrepantes con la enseñanza moral de la Iglesia o la práctica litúrgica aprobada.»

Y más, de un informe en Vatican Insider:

Según la carta de McGivney, la congregación religiosa de hecho citó dos inquietudes específicas sobre la estructura organizativa de la orden de Loreto: su sistema de permitir a los laicos unirse a la comunidad como «co-miembros» y una revisión reciente de algunos de los artículos de incorporación de las diversas instituciones de la orden.

La congregación, según la carta, planteó una inquietud acerca de «la identidad y papel de los co-miembros, asegurando la distinción entre vida religiosa consagrada y laicidad, en particular, pero no limitada a la participación de los co-miembros en estructuras de gobierno y centros de decisión».

La Hermana McGivney parece genuinamente ante el hecho de que el Vaticano haya re-abierto su investigación, después de que en diciembre de 2014 se hubiera completado la Inspección Apostólica de seis años. Nuevamente, según Vatican Insider:

«Los inspectores parecían afables y genuinamente interesados en nuestras vidas», declaró la presidente. «Ellos no indagaron a nuestra directiva electa durante esa inspección respecto a esas ‘áreas de preocupación’, y no había ninguna perspectiva de que seis años más tarde fuéramos a ser convocados a Roma para resolver cuestiones pendientes».

Sin embargo, agregó McGivney: «Nos complace aceptar esta oportunidad para conversar».

Cuando comenzó la investigación del Vaticano en 2010, los oficiales del Vaticano visitaron unas 90 congregaciones religiosas femeninas en los Estados Unidos, incluyendo las Hermanas de Loreto. Alrededor de 90 Hermanas de Loreto fueron seleccionadas para las entrevistas personales a cargo del equipo de investigación compuesto por cuatro personas.

Necesidad de la intervención de la Santa Sede

Una declaración emitida por el LCWR (Leadership Council of Women Religious) en 2014, al completarse la Evaluación Doctrinal del Vaticano, manifiesta una falta de comprensión hacia las inquietudes Vaticanas, y una impotente frustración ante el aparente «fracaso» del Vaticano para entender y abrazar sus posturas liberales (disidentes). La declaración del LCWR reza, en parte,

En nuestras reuniones en la CDF (2), el LCWR se afligió al conocer que las impresiones sobre la organización de las pasadas décadas terminaron institucionalizándose en el Vaticano, y estas percepciones institucionalizadas derivaron en juicios y finalmente en evaluación doctrinal. Durante la reunión se hizo evidente de que a pesar de ingentes esfuerzos a través de los años, la comunicación se ha roto y como resultado se ha generado desconfianza. Lo que creó una apertura hacia el diálogo en esta reunión fue el conocimiento de primera mano de la forma en que la CDF percibe al LCWR. Nosotros no nos reconocemos en la evaluación doctrinal de la conferencia y nos damos cuenta de que a pesar de ello, nuestros esfuerzos por clarificar las percepciones equivocadas han llevado a desentendimientos mas profundos. Este es un asunto muy complicado, sin embargo el intento de ambos la CDF y el LCWR de encontrar una vía que respetara la integridad y misión de ambas instituciones reconfortó al LCWR.

Al parecer el intento del Vaticano de reconducir al LCWR a una mayor adhesión a la doctrina Católica no fue completamente exitosa, como se esperaba cuando se completó la Evaluación formal en diciembre de 2014.

Y a pesar de las conversaciones francas mantenidas durante la inspección, al año siguiente-el 30 de abril de 2015-directivos del LCWR fueron llamados a capítulo por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El Prefecto de la CDF, Cardenal Gerhard Müller, al explicar la inquietudes del Vaticano sobre la organización que afirma representar al 80 % de mujeres religiosas de los Estados Unidos, reiteró el trío de problemas citados en la Evaluación Vaticana del grupo. Esas inquietudes se centraban en los oradores de las Asambleas del LCWR; las políticas de disensión corporativa en asuntos como la ordenación de la mujer; y la prevalencia de argumentos feministas radicales incompatibles con la fe Católica en algunos de los programas y presentaciones patrocinados por el LCWR.

El Cardenal Muller expresó la preocupación de que a pesar de los esfuerzos del Vaticano por traer al grupo a una afinidad con la enseñanza Católica, el LCWR dio un rodeo al riguroso proceso de pre-aprobación establecido por la CDF y anunció que conferiría su máxima distinción a la Hermana Elizabeth Johnson, una teóloga en cuyo trabajo el Comité USCCB de Doctrina encontró el contenido de «falsas representaciones, ambigüedades y errores que atañen a la fe de la Iglesia Católica según se encuentra en las Sagrada Escritura y según la enseña auténticamente el magisterio universal de la Iglesia»

Como lo explica Vatican Insider

Si bien la convocatoria de la Congregación Vaticana para Instituciones de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica está dirigida específicamente a las Hermanas de Loreto, podría plantear interrogantes respecto a otras comunidades de vida apostólica de mujeres religiosas de los Estados Unidos, que hayan sido objeto de un examen del Vaticano sin precedentes, conocido como una investigación apostólica, que comenzó en 2008.

A pesar de que la congregación cerró formalmente esa inspección en diciembre de 2014 con la emisión de un informe sobre el estado de la vida religiosa en los Estados Unidos, al menos en este caso ha utilizado material reunido en la investigación para examinar la vida de la orden.

Uno de los miembros de las Hermanas de Loreto es una bien conocida disidente, la Hermana Jeanine Gramick. Gramick, quien fue miembro de las Hermanas Educadoras de Notre Dame antes de ingresar en la comunidad de Loreto en 2001, fue co-fundadora del «New Ways Ministry» (3), un grupo con base en Maryland que apoya a católicos LGTB. A diferencia de Courage (4), que atiende a individuos atraídos por el mismo sexo que permanecen en la castidad y siguen las directrices de la Iglesia, New Ways Ministry alienta a aquellos con conflictos de atracción al mismo sexo a abrazar su «homosexualidad». En 1999, la Congregación del Vaticano para la Doctrina de la Fe y Disciplina de los Sacramentos emitió una condena pública del trabajo de Gramick.

Y una inspección rápida a la página Web de la Loretto Women´s Network (5) un subgrupo de la Comunidad de las Hermanas de Loreto, reveló varias áreas de disensión continuada. Los «Acuerdos Substantivos» en su Declaración de Identidad, que fue revisada y aprobada en junio de 2009, incluye lo siguiente (texto resaltado por la autora):

1) Nos oponemos activamente a toda forma de discriminación, incluyendo racismo, sexismo, clasismo y heterosexismo, y apoyamos la Convención sobre Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)».

2) Trabajamos diligentemente por la corrección de estructuras patriarcales relacionadas con el medio ambiente de nuestro planeta, afirmando los principios en ecofeminismo que respetan a toda la creación y se oponen a la práctica y efectos de una cultura de dominación.

3) Nos comprometemos a trabajar por los derechos eclesiales y civiles de personas gay y lesbianas.

4) Nos comprometemos a trabajar por la total igualdad de mujeres y hombres en todos los aspectos de la vida eclesial, incluyendo completo acceso a todos los ministerios sacramentales.

5) Apoyamos a las mujeres como agentes definitivos en la toma de decisión moral en materia reproductiva.

6) Suscribimos la Plataforma de Acción» adoptada en septiembre de 1955 en la Cuarta Conferencia de Naciones Unidas sobre la Mujer celebrada en Pekín, China, y trabajamos para llevar esta plataforma adelante.

7) Apoyamos la disensión civil y eclesiástica consistente con nuestros valores, materializada por un individuo o un grupo.

8) Abrazamos los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU* que los 192 estados miembro al completo se han comprometido a cumplir para 2015.

9) Dado que la mayoría de las víctimas de guerra son no-combatientes -principalmente mujeres y niños a la par que nuestro frágil planeta- nos oponemos decididamente a la guerra y al militarismo. Reconocemos la necesidad urgente de ser abogados de la paz y de la justicia que en ella subyace.

Traducido por Carina Gietz, del equipo de traductores de InfoCatólica.

Publicado originalmente en Season of Grace.

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