(Aica) «En estos días estamos inmersos en la contemplación de nuestro Dios, que se ha implicado y comprometido con nuestra pobre humanidad hasta llegar a enviar a su Hijo y a tomar, en Él nuestra frágil carne», indicó.
«Todo pensamiento teológico cristiano no puede no comenzar siempre e incesantemente desde aquí, en una reflexión que nunca extinguirá el manantial vivo del Amor divino, que se ha dejado tocar, mirar y saborear en la gruta de Belén», agregó.
El pontífice destacó el medio siglo de vida de esta asociación y alentó a sus miembros a perseverar «en el espíritu de servicio y de comunión indicado por el Concilio Ecuménico Vaticano II» impulsando la «fidelidad creativa» y el «hacer teología juntos», y poniéndose en guardia contra el individualismo.
Francisco hizo hincapié en la importancia de la tarea de los teólogos, al afirmar que con su tarea la Iglesia pueda seguir anunciando el corazón del Evangelio a las mujeres y a los hombres de hoy, en una cultura profundamente cambiada.
«Se necesita una teología que ayude a todos los cristianos a anunciar y mostrar, sobre todo, el rostro salvífico de Dios, el Dios misericordioso, en especial ante algunos desafíos inéditos que involucran hoy a la humanidad: como el de la crisis ecológica, el desarrollo de las neurociencias o de las técnicas que pueden modificar al hombre; como el desafío de las cada vez más grandes desigualdades sociales o de las migraciones de pueblos enteros», sostuvo, y añadió: «Como el del relativismo teórico, pero también el del relativismo práctico».
El Obispo de Roma afirmó que un teólogo no debe «perder la capacidad de sorprenderse» y recordó, sobre todo, que la teología se «hace de rodillas».
«El teólogo es aquel que estudia, piensa, reflexiona, pero lo hace de rodillas. Hay que hacer teología de rodillas como los grandes Padres de la Iglesia que pensaban, oraban, adoraban y loaban a Dios. Teología es también ser teólogos en la Iglesia, esto es en el santo pueblo de Dios que tiene, lo diré con una palabra no teológica, el olfato de la fe», profundizó.
Francisco aseguró que «es sobre todo en el deseo y la perspectiva de una Iglesia en salida misionera que el ministerio teológico resulta, en esta coyuntura histórica, particularmente importante y urgente».
«Para que la Iglesia pueda continuar haciendo oír el centro del Evangelio a las mujeres y a los hombres de hoy, para que el Evangelio alcance de verdad a las personas en su singularidad y con el fin de que impregne a la sociedad en todas sus dimensiones», concluyó
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