Esta vez, más que una reflexión, comparto un grito y un clamor.
Escribo desde Perú. Aquí, en Lima sur, la gente está pasando hambre. Miles y miles de familias que viven al día, que mal que bien van saliendo adelante –obreros, vendedores ambulantes, inmigrantes venezolanos…–, han quedado atrapados por el estado de emergencia.
No me toca a mí valorar el acierto de las decisiones de los gobernantes. Pero el hecho incontestable es que mucha gente pasa hambre. Hambre y angustia: llevamos ya un mes de estado de emergencia y nadie sabe hasta cuándo durará. Es la otra cara de la pandemia. Es la otra emergencia. Como casi siempre, los más afectados son los más desfavorecidos.
Es cierto que el gobierno ha dado unos bonos de dinero a los más pobres. Caritas diocesana de Lurín está trabajando admirablemente, repartiendo miles y miles de canastas de víveres (nuestros seminaristas han venido colaborando en su preparación y reparto). Algunos municipios también están repartiendo alimentos. Pero todo es insuficiente.
Como digo, la situación es angustiosa. Hay infinidad de niños y muchos hogares con familia numerosa. Las canastas de víveres que les damos pueden alcanzar –como mucho– para tres o cuatro días… ¿Y después?
Su clamor ha llegado a nuestro corazón. Y yo quiero hacerte llegar el eco de este grito angustiado. Por favor, pregúntate: ¿qué puedo hacer yo?, ¿cómo responder a Jesús que en la persona de los pobres dice «tengo hambre»? (Mt 25,35).
Hambre y sed. A las casas de los cerritos –construidas con maderas y plásticos, que no tienen agua corriente ni desagüe– el agua llega habitualmente en camiones cisterna que la depositan –previo pago– en un recipiente que la familia tiene a la puerta de la casa. Pero ahora el camión llega pocas veces…
Si vives en Lima, tal vez puedes ayudar en la preparación y reparto de canastas de alimentos. Si tienes dinero, puedes donar. Si vives en España o en otro lugar, puedes donar o conseguir donaciones…
Es Cristo mismo quien nos habla y nos pide, más aún, nos grita. No podemos mirar para otro lado. No podemos ser indiferentes. Jesús nos pide ayuda en la persona de sus pobres. ¿Nos ayudas a ayudar?
[Si deseas donar, puedes hacerlo:
-desde Perú: BCP soles: 194-18086062-048 (Seminario San José)
BCP soles interbancario: 002-194-118086064150-94 (Seminario San José)
-desde España: ES 03-0217-1907-0080-1164]
Julio Alonso Ampuero
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