(Actuall) La Conferencia Episcopal Española (CEE) quiere reunirse con el Gobierno para plantear que, durante la fase de desescalada, se pueda retomar la celebración de las Misas con público -que aunque no estaba prohibida se había interrumpido en la mayoría de templos-, tomando las medidas recomendadas por los sanitarios como acudir «con mascarilla», mantener la distancia física entre los fieles o encontrar una manera de distribuir la comunión que no suponga un riesgo de transmisión del coronavirus COVID-19.
«Queremos que el culto progresivamente pueda volver a nuestros templos. Por eso, nuestro deseo de poder conversar tanto a escala del Gobierno, como de las comunidades autónomas, para poder hacer esto sin dar pie a situaciones problemáticas, a intervenciones de la Policía, a conflictos de interpretación del artículo 7 y 11 del Real Decreto (por el que se declara el Estado de Alarma)», ha subrayado el secretario general y portavoz de la CEE, Luis Argüello, en rueda de prensa telemática.
Así se ha referido a los incidentes ocurridos en las pasadas semanas en algunos templos, en los que el portavoz de los obispos considera que ha habido una actuación «desmedida» de los agentes, «interrumpiendo el culto», ya que en el artículo 11 del Real Decreto se permite la celebración en el templo siempre que se guarde la distancia entre los fieles de al menos un metro.
En este contexto, para este tramo final del estado de Alarma y para la progresiva salida de los ciudadanos a la calle, la Conferencia Episcopal quiere «clarificar con el Gobierno la situación del culto» para que se puedan retomar las misas con presencia del pueblo sin que la Policía irrumpa en mitad del culto. Por ello, Argüello ha comentado que estos días están «en conversaciones tanto con médicos como con las administraciones públicas» así como dentro de la propia Iglesia para estudiar las posibles medidas que lo permitan.
En concreto, aquello en lo que los médicos les están «insistiendo» es en que deben retirarse o clausurarse las pilas de agua bendita, algo que ya propusieron los obispos cuando comenzaron a llegar los primeros casos de COVID-19 a España; que se pida a los participantes en la misa «que se laven las manos» a la entrada a los templos; «el uso de mascarillas» y el mantenimiento de una «distancia física». Además, están estudiando «cómo distribuir la comunión de forma que se asegure que ni el ministro de culto ni quien la recibe pueda ser cauce de contagio». En todo caso, estas reflexiones habrán de ser contrastadas y sometidas a lo que las autoridades sanitarias dicten, según ha añadido Argüello.
El secretario general de la CEE ha insistido en que los templos se han cerrado en muchos lugares de España pero «la vida de la Iglesia se ha mantenido» y ha reconocido que ha habido algunas «cuestiones confusas» como «la redacción del artículo 7 y 11 del Real Decreto de Estado de Alarma» pues en el primero no se incluye ir a misa como una de las razones permitidas para salir a la calle pero en el 11 tampoco se prohíbe la celebración de la eucaristía, algo que, por otra parte, Argüello destaca que «no podría ser de otra manera» de acuerdo al artículo 16 de la Constitución Española que regula la libertad religiosa y de culto.
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