(InfoCatólica) El cardenal Omella difundió por Twitter su artículo publicado en La Vanguardia:
Feliz domingo a todos.
Hoy publico, en @LaVanguardia, un artículo en el que pido a los diversos actores políticos, sociales y económicos un «diálogo constructivo» para alcanzar acuerdos que promuevan el bien común.
En este enlace lo podéis leer:👇🏻https://t.co/OtNDKcEVyF pic.twitter.com/q1pGJHGs5H
— Card. Juan José Omella (@OmellaCardenal) April 26, 2020
El purpurado aboga por un diálogo constructivo y eficaz para abordar la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia.
Por su interés, reproducimos íntegramente el artículo de D. Juan José:
«Diálogo constructivo»
Estamos todavía inmersos en una crisis sanitaria que nos ha obligado a mantener un distanciamiento físico en nuestras relaciones con las personas, pero eso no ha impedido nuestro vínculo con ellas. Han disminuido los abrazos, pero muchos me dicen que la comunicación se ha incrementado, a través de canales muy diversos, que han propiciado, en muchos casos, el diálogo.
Recuerdo que cuando era un niño, durante un recreo, dos compañeros de clase se enzarzaron en una pelea en la que tuvieron que intervenir para separarlos. Ya de nuevo en el aula, se respiraba un gran silencio, todos estábamos chocados por lo sucedido. Entonces, nuestro profesor llamó a los dos compañeros que se habían peleado, les hizo subir a la tarima y les dijo: «adelante, continúen pegándose». Los dos niños se miraron sin hacer ningún atisbo de movimiento. El profesor insistió: «adelante, a qué esperan, ahora pueden pegarse sin límite». Los alumnos nos quedamos un poco sorprendidos por las palabras del profesor, pero los dos compañeros se miraron de nuevo y se pusieron a reír, una risa que los llevó al abrazo, al perdón y a recuperar la amistad.
Dicen los expertos que para un diálogo fructífero es necesario que haya unos interlocutores, un lugar apacible, una temática definida y la voluntad de dialogar y de llegar a acuerdos.
En este momento de pandemia, el lugar es algún espacio de nuestra casa común. El tema no es otro que promover el bien común de todos los ciudadanos ante la crisis que se nos avecina. Los interlocutores han de ser capaces de escuchar y hablar con respeto y de manera constructiva. Han de ser hombres y mujeres con mucha paciencia y con la mirada puesta en los más frágiles de nuestra sociedad. Y, finalmente, la voluntad de llegar a acuerdos y de aplicarlos.
Que exista esa voluntad, es hoy lo más importante. Pido a todos los ciudadanos que ayuden a hacer posible un diálogo constructivo y eficaz. Oremos para que los muros sean superados, para que los egos, los intereses particulares, las ideologías sean dejadas a un lado. Oremos para que cuando los interlocutores se encuentren juntos en la misma sala, se miren a los ojos y perciban nuestro clamor y ánimo: «adelante, ustedes pueden…». Esperemos que fruto de estos encuentros emerja también la complicidad, que el gesto de afecto facilite el acercamiento de posturas. Oremos para que el virus de la división, el diabolos, que estará siempre al acecho, no consiga romper el buen hacer de todos los interlocutores.
Queridos políticos y representantes de las diferentes instituciones de la sociedad, les necesitamos más que nunca. Pongan todo lo que está de su parte para alcanzar unos acuerdos que promuevan el bien común de todos. Cuenten con nuestra oración intensa por todos ustedes. Vamos a invocar al Espíritu Santo. Él es el forjador de la armonía y quien, de manera velada, nos ofrece la propuesta de Dios en este momento de la historia.
Vivimos un momento crucial, ya que tenemos delante el reto de la reconstrucción económica y social, no solo de nuestro país, sino también de Europa y del mundo. ¡Manos a la obra! Todos unidos. Y que Dios nos bendiga y acompañe siempre.
† Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona
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