(Prensaced/InfoCatólica) Los prelados se refirieron igualmente al encuentro del liderazgo nacional sugerido por diversos sectores para afrontar conjuntamente la situación y manifestaron que ven «con simpatía dicha propuesta. Si se juzgara favorable tal encuentro, podría realizarse cuando las condiciones sanitarias lo permitan.»
Asimismo, invitaron a los padres a dar seguimiento a los estudios de sus hijos y «fortalecer desde sus hogares la Iglesia doméstica, amar al prójimo quedándose en casa y ser creativos en la dinámica de la transmisión de la fe y los demás valores». Además, recordaron que «la Iglesia no está cerrada» porque hay una Iglesia en cada hogar y aseguraron que continuarán desarrollando su pastoral social de asistencia a los enfermos, pobres, adultos mayores y privados de libertad.
Los obispos reconocieron los «grandes héroes» que con su servicio se exponen a ser contagiados, valoraron las medidas de las autoridades estatales y las iniciativas de personas e instituciones, y exhortaron a mantenerse «vigilantes para que todo proceso se realice con transparencia y de acuerdo con lo establecido por nuestras leyes».
También motivaron a «ser más estrictos en la observancia de las disposiciones sobre el distanciamiento social, confinamiento en sus casas en el horario establecido, uso de guantes y mascarillas, lavarse las manos con frecuencia, desinfectar las superficies y objetos de uso común, entre otras».
COMUNICADO
«Porque los que en ti confían Señor, no quedan defraudados» (salmo 25,3).
1. Identificados con la realidad que vive nuestro pueblo ante la pandemia del coronavirus (COVID-19), vemos oportuno compartir algunas reflexiones y orientaciones con el propósito de colaborar en el fortalecimiento de la fe, la solidaridad y la esperanza de nuestro amado pueblo dominicano; así como, animarles a tomar conciencia frente al llamado que hacen las autoridades, para evitar la propagación del virus.
2. La experiencia del COVID-19 nos ha traído trastorno general y hasta la dolorosa pérdida de seres queridos. Pero ha tocado también las fibras sensibles de la humanidad, lanzándonos de repente a una mayor claridad de la conciencia respecto a nuestra condición de seres solidarios: nadie –rico o pobre– está exento de peligro. Todos nos necesitamos.
3. En todo el mundo han abundado, gracias a Dios, las muestras de amor al prójimo, y nuestro querido país no es la excepción. Aparte de las ayudas gubernamentales e institucionales, esta solidaridad se ha mostrado también entre los vecinos; como antes, hemos vuelto a compartir hasta el plato de comida con quien lo pueda necesitar.
4. Agradecemos a nuestros fieles su colaboración en favor de los más desvalidos y la atención a sus sacerdotes y ministros. Aunque es propio de su vocación, destacamos la creatividad con que nuestros presbíteros y otros agentes de pastoral se mantienen atentos y cercanos a su feligresía, compartiendo la Palabra de Dios a través de diversos medios y formas, así como proporcionando otras ayudas a la población. En este sentido, les aseguramos que la Iglesia continuará desarrollando su pastoral social de asistencia a los enfermos, pobres, adultos mayores y privados de libertad.
5. Sin duda alguna, los grandes héroes en la presente circunstancia son todas aquellas personas que con su servicio se exponen a ser contagiados: Profesionales de la salud, Personal de limpieza, Proveedores de alimentos, Policía Nacional, Organismos Castrenses, Periodistas, entre otros. A ellos mostramos nuestra admiración y hacemos firme promesa de oración.
6. Reconocemos como positivas las medidas adoptadas por las autoridades estatales, así como las iniciativas de personas e instituciones que trabajan para mitigar la propagación de esta pandemia y socorrer a los más vulnerables durante el presente estado de emergencia nacional. Exhortamos a mantenernos vigilantes, para que todo proceso se realice con transparencia y de acuerdo a lo establecido por nuestras leyes.
7. Felicitamos a los ciudadanos que están asumiendo las recomendaciones del Ministerio de Salud Pública y de otros organismos de Estado, a la vez les exhortamos, al igual que a aquellos que todavía se resisten al cumplimiento, a ser más estrictos en la observanciade las disposiciones sobre el distanciamiento social, confinamiento en sus casas en el horario establecido, uso de guantes y mascarillas, lavarse las manos con frecuencia, desinfectar las superficies y objetos de uso común, entre otras.
8. Como han coincidido en el país la pandemia y los procesos eleccionarios, creando una situación totalmente inédita, se han levantado diversas voces proponiendo un Encuentro del Liderazgo Nacional de modo que se pueda afrontar conjuntamente la situación. Manifestamos al respecto, que vemos con simpatía dicha propuesta. Si se juzgara favorable tal encuentro, podría realizarse cuando las condiciones sanitarias lo permitan.
9. Llamamos a las familias a fortalecer desde sus hogares la Iglesia doméstica, amar al prójimo quedándose en casa y ser creativos en la dinámica de la transmisión de la fe y los demás valores. Al mismo tiempo, dar seguimiento a los estudios de sus hijos; muchos de ellos tienen la oportunidad de continuar sus clases, gracias al esfuerzo de instituciones que les acompañan a través de los medios digitales.
10. Invitamos a todos a unirnos en una Jornada Nacional de Oración desde nuestros hogares, el domingo 26 de abril, de 9:00 a.m. a 11:00 a.m. Será transmitida a nivel nacional e internacional a través de diferentes plataformas de comunicación, iniciando a las 9:00 a.m. desde la Catedral San Santiago Apóstol, y a las 10:00 a.m. la trasmisión se realizará desde la Catedral Primada de América. Al concluir, cada obispo en su diócesis presidirá la Eucaristía a las 11:00 a.m., que también será transmitida por medios locales.
11. Les recordamos que la Iglesia no está cerrada: somos testigos de que ahora más que nunca hay una Iglesia en cada hogar. Sabemos que extrañan visitar, abrazar, ir a sus trabajos con normalidad, participar de la misa en el templo, de las actividades de sus parroquias, comunidades y sectores, ¡nosotros también! Por favor quédate en casa y escucha la voz de Dios. ¡Ánimo, no tengan miedo!
Les bendecimos, poniendo nuestra confianza en el Señor y en la ternura maternal de Nuestra Señora de la Altagracia, Protectora del pueblo dominicano.
Consejo Permanente de la Conferencia del Episcopado Dominicano
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