(Actuall) El estado australiano de Victoria está a punto de ser el primero en ese país en legalizar el suicidio asistido después de que la Cámara Alta del gobierno votara a favor del proyecto de ley el mes pasado.
La versión final volverá al Congreso para su aprobación después de 28 horas seguidas de debate este martes y entrará en vigor en 2019.
El proyecto de ley inicial permitía la muerte prescrita por un médico a los pacientes con 12 meses o menos de vida. Ahora, la versión más reciente solo permite el suicidio asistido a los pacientes que les quede 6 meses de vida.
Si un paciente no puede suicidarse tomando personalmente la dosis letal de drogas, «se le puede administrar una inyección letal», explica The Guardian .
«Debido a que ya de por sí no es fácil enfrentarse al final de la vida de un ser querido, no podemos apoyar este tipo de legalización o como quiera que se describa», escribieron los obispos católicos de Victoria en una carta pastoral en abril de 2017.
Y agregaron: «La asistencia a un enfermo antes de morir es algo que todos deberíamos desear tanto para nosotros como para los demás; por tanto esta ayuda no debería implicar una inyección letal u ofrecer una dosis letal».
Asimismo, denuncian que «la eutanasia y el suicidio asistido son lo opuesto a la atención y representan el abandono de los enfermos y el sufrimiento de las personas mayores y moribundas».
Además, los obispos advirtieron que la legislación sobre el suicidio asistido generalmente se presenta solo para las personas con un pronóstico médico sombrío. Sin embargo, en aquellos países en los que se aprueban ese tipo de leyes el número de muertes aumenta.
Y recuerdan que «la eutanasia para niños fue adoptada en Bélgica en 2014» así como «la eutanasia para la enfermedad psicológica».
Las leyes pro-eutanasia y el «turismo suicida»
En Holanda, existe una presión para que se llegue a permitir el suicidio asistido para las personas mayores de 70 años que simplemente se han «cansado de la vida».
Las prácticas de la eutanasia y el suicidio asistido son también legales en Canadá y Suiza.
En Europa, los ciudadanos que residen en países donde el suicidio asistido y eutanasia no son todavía legales viajan a las clínicas «de la muerte» de Suiza. Es lo que se conoce ya como «turismo suicida».
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