Sofía estaba muerta y resucitó

(Portaluz) «La mamá estaba sentada en la cocina. Me estaba esperando a que yo fuese a comer una ensalada que ella me había preparado…» cuenta Eugenia, hija de Sofía Acosta, recordando el comienzo de los acontecimientos que ocurrirían ese 22 de abril de 1977 en Tucumán (Argentina). Por su parte el esposo, Leonardo Oscar Valdez agrega: «Sentí un golpe muy fuerte, un ruido muy fuerte y vi a Sofía tirada en el suelo».

Eugenia (imagen adjunta, hoy) que en ese instante aparecía en la puerta de la cocina corrió al ver desplomarse a su madre. Nada más reclinarse sobre ella suplicándole que despertase, la hija recuerda que la escuchó expirar: «Tomé su cabeza y murió en mis manos». Osvaldo ya había salido apresurado llamando a un vecino que es médico y Eugenia  desesperada de ver a su madre sin vida corrió a buscar un taxi para llevarla al hospital. Un vecino estaba aparcando su vehículo le ayudó a subir al auto a Sofía… «ya estaba rígida, fría, blanca», recuerda Eugenia.

Estaba muerta

El reloj corría y casi 35 minutos después de que la mujer se desplomara en la cocina, llegaron con ella al Sanatorio Modelo de Tucumán. El cardiólogo José Luis Olguín fue quien primero atendió a Sofía y así lo recuerda: «Bajo rápido, evalúo y veo a una paciente que estaba en paro respiratorio, sin signos vitales, sin pulso, sin presión…». También el médico de cabecera de la paciente, doctor Arturo Venturini, corrobora que ya no había nada que la ciencia médica pudiere hacer… «Desde el punto de vista médico yo le puedo decir, que, de seguro… estaba muerta. No existía nada, no existía nada».

En ese tránsito Eugenia, la hija, se aferraba con fe orando a Dios, pidiendo a madre Catalina de María su mediación. Conocida era en el colegio donde Eugenia  trabajaba lo atenta que era a las súplicas Madre Catalina, fundadora de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, y amiga del santo Cura Brochero, fallecida en 1896.

Fue luego el doctor Osvaldo Mamoria quien informó a la familia que Sofía había fallecido. Desesperado el esposo le pedía que le sacara a él su corazón y se lo pusiere a su esposa. Suplicaban todos. Eugenia se puso de pie y con total convicción le dijo al médico que por favor volvieran a intentar reanimar a su madre pues ella estaba convencida que Madre Catalina de María los ayudaría…

¡Ha resucitado!

Es el propio médico Mamoria quien en breves palabras narra el milagro: «…Seguimos intentando recuperarla y en algún momento la paciente recuperó la actividad cardiaca».

Sofía fue trasladada a la unidad coronaria para una mejor atención pues mantenía un edema pulmonar y se suponía una grave afección cerebral. Las posibilidades de supervivencia se consideraban escazas o al menos con secuelas. Mientras tanto comenzaron las cadenas de oración y las alumnas del Colegio rezaban fuertemente por la curación de Sofía, madre de una de sus profesoras. Pasadas 24 horas la paciente, para mayor muestra del milagro de resurrección y gloria de Dios, estaba totalmente recuperada y sin secuelas.

Este 25 de noviembre de 2017 Madre Catalina (imagen adjunta) será beatificada tras ser aprobado el milagro descrito por Papa Francisco.

Puedes escuchar el relato en voz de sus protagonistas en el siguiente vídeo:

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