(RIES) El P. Elizaga fue autor de numerosos libros, dio vida a la comunidad que más vocaciones sacerdotales ha suscitado en los últimos años, según destacó el pasado 1 de noviembre el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo.
Un breve repaso de su vida
Julio César Elizaga nació en Montevideo el 15 de mayo de 1929. Entró en el Seminario Interdiocesano en 1950 a los 20 años de edad y fue ordenado sacerdote el 22 de abril de 1958. Fue vicario parroquial en la Parroquia Sagrada Familia (La Teja) y después en la Parroquia Stella Maris (Carrasco). En 1963 viajó a Roma durante el Concilio Vaticano II, conoció al papa Juan XXIII y asistió a la elección de Pablo VI. También visitó en ese mismo año al Padre Pío en San Giovanni Rotondo. A su regreso fue nombrado párroco de la Parroquia «Cristo Salvador de Belén» en Malvín Norte, donde fue permaneció durante toda su vida.
En 1966 fundó la Comisión Nacional de Ecumenismo, habiendo sido pionero en el diálogo ecuménico e interreligioso en los años anteriores al Concilio. En 1970 comenzó con la Renovación Carismática en el Uruguay, convirtiéndose en un referente en toda América Latina dentro del movimiento carismático. En 1975 viajó a Roma al Encuentro Mundial de la Renovación Carismática encontrándose con el papa Pablo VI y se entrevistó con el cardenal Suenens.
En 1986 fue nombrado consultor de la Santa Sede para el diálogo con las religiones no cristianas y en 1988 publicó su libro Las sectas a la conquista del Uruguay, siendo la primera obra en América Latina sobre el tema. Como uno de los mayores expertos en el fenómeno de las sectas en todo el mundo, fue uno de los mentores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).
Publicó también María a la luz de la Biblia y de la Historia, Juan Pablo II, pastor de la Iglesia Universal, Somos discípulos de Cristo, El camino de la reconciliación y su autobiografía Memorias de un cura. Participó en espacios radiales y televisivos desde los años 70 de forma ininterrumpida hasta el año 2014, y fue entrevistado en reiteradas ocasiones por medios internacionales como BBC, Le Croix, New York Times y France Press, entre otros.
Durante todos sus años de ministerio fue un gran impulsor de la evangelización, creando en torno a su parroquia más de cien pequeñas comunidades de jóvenes y adultos y despertando muchas vocaciones de sacerdotes, religiosos, diáconos permanentes e incontables laicos comprometidos en diferentes ámbitos de la vida de la Iglesia. Falleció el viernes 1 de diciembre de 2017, a los 88 años de edad, habiendo cumplido 54 años de párroco y 59 de sacerdote.
Atento al desafío de las sectas
En sus Memorias de un cura cuenta, por ejemplo, cómo viajó a Brasil poco después del Concilio «para estudiar el fenómeno religioso de la umbanda, culto afro-brasileño que comenzaba a tener presencia en Uruguay», y da detalles sobre sus visitas a las ceremonias y las conversaciones con los médiums, para concluir que en esta religiosidad sincretista hay «una visión de un Dios frío, sin compasión ni misericordia».
En otro momento relata cómo fue invitado por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) para visitar su sede mundial en Salt Lake City (Utah, EE.UU.), y allí tuvo ocasión de entrevistarse con el entonces presidente de la secta, Spencer W. Kimball, quien le dijo que «era la primera vez que un sacerdote católico visitaba oficialmente la sede mundial del mormonismo». A su salida, el padre Elizaga comenta que «me marché asombrado de que esta próspera religión, mezcla curiosa de judaísmo, cristianismo, campbelismo, milenarismo y masonería pudiera producir bondad, hospitalidad, laboriosidad, higiene, fervor, sobriedad y altos valores morales».
Cuando se refiere a la Iglesia de la Unificación (secta Moon), el sacerdote explica cómo en 1986 fue citado a declarar en un juzgado en torno a ella: «en el juicio confirmé todo lo que había denunciado en mis numerosas conferencias y publicaciones dentro del país y en el extranjero sobre esta poderosa organización», subrayando sus «métodos de captación y técnicas de fanatismo».
Porque, como señala en sus memorias, su libro fundamental sobre el tema no se basa en el conocimiento teórico de las sectas y la nueva religiosidad, sino que «es el fruto de años de recopilación de datos, fotos y testimonios». No sólo visitó la sede mundial de los mormones, sino que tuvo ocasión de estar en la central de los testigos de Jehová en Brooklyn, en la sede de la secta Moon en Nueva York, la de los rosacruces en San José (California) y la de los unitarios en Kansas City.
Nueva Era, reencarnación, magia negra
También explica con palabras claras que la reencarnación es inadmisible para la fe cristiana, aunque «muchas veces me ha tocado discutir, incluso en programas televisivos, sobre la reencarnación, que por influjo de la Nueva Era (New Age) está llegando a ser aceptada por algunas personas». Sin dar lugar a dudas, Julio César Elizaga afirma que «no hay prueba alguna de la reencarnación. Se trata de una ley fatalista, mecanicista, que no se integra bien ni con la bondad de Dios ni con la libertad del hombre» y que, finalmente, «lleva al absurdo».
Cuando da algunos detalles sobre su ejercicio del ministerio del exorcismo, el sacerdote asegura que «la magia negra es una realidad actual y no tan sólo una quimera del pasado. La brujería se practica en nuestros días y hay varios cultos satánicos que operan en Uruguay y que rinden culto al diablo».
No olvida en sus memorias a la masonería, reconociendo que «desempeñó un papel preponderante en el proceso de laicización de nuestro país, que culminó con la separación de la Iglesia y el Estado en 1917». Cuenta un encuentro cordial con el Venerable Gran Maestre de la masonería uruguaya y concluye recordando que «es incompatible ser católico y al mismo tiempo masón, ya que la masonería niega rotundamente la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad», además de rechazar la revelación divina y la redención de Cristo.
Un trabajo que continúa
La Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), algunos de cuyos miembros se formaron con Julio César Elizaga en esta materia, recuerda con alegría y agradecimiento su aportación fundamental al conocimiento e investigación sobre el sectarismo con un enfoque fundamentalmente pastoral.
La misma RIES se considera heredera de la labor de estudio, formación y ayuda que comenzaron pioneros como el padre Elizaga. Y de hecho, él mismo participaba de esta conciencia de trabajo compartido. Una muestra de ello es que en septiembre de 2015, con ocasión de una visita al continente americano, Luis Santamaría, secretario para España de la RIES, pudo pasar una jornada con Julio César Elizaga en su casa parroquial de Montevideo, poco antes de su jubilación como párroco.
El sacerdote uruguayo seguía –entonces a sus 86 años– con toda la ilusión y el empeño pastoral al conversar sobre los campos del ecumenismo, el diálogo interreligioso, el estudio de las sectas y el ministerio del exorcismo. En cuanto se enteró de la inminente apertura de la Biblioteca-Centro de Documentación «José María Baamonde» de la RIES en Zamora (España), no dudó en hacer una generosa aportación de libros al propio Santamaría, que actualmente forman parte de esta biblioteca.
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