(InfoCatólica) Robert Hoogland no quiere aceptar que a su hija de 15 años le administren hormonas masculinas para facilitar su «cambio» de sexo. También se niega a llamarle «él» en vez de «ella». Su oposición ya ha tenido consecuencias: tras ser arrestado, y posteriormente puesto en libertad, en el mes de marzo, ha sido condenado a seis meses de prisión, aunque al ser la primera vez que comete un «delito», no tendrá que ir a la cárcel.
Un tribunal dictaminó hace meses que Robert no podía oponerse al tratamiento hormonal de su hija y además le prohibió hacer declaraciones públicas al respecto. El quebranto de esa prohibición ha provocado la condena.
Desde los once años, la hija se identificó como un niño y cambió su nombre a los doce, cuando comenzó la terapia hormonal con el apoyo de su madre, psicóloga y endocrina.
Los jueces dictaminaron que la no aceptación del cambio de sexo de la niña por parte del padre perjudicaba gravemente la estabilidad emocional de la menor.
El padre ha insistido constantemente en que su hija no es lo suficientemente madura para tomar una decisión de esa naturaleza y piensa que si en un futuro cambiara de opinión y se sintiera de nuevo mujer, le echaría en cara que no se hubiera opuesto a su hormonación.
Robert Hoogland ha arremetido también contra la escuela a la que va su hija porque la aleccionaron al «cambio» de sexo sin informarle ni pedir su permiso.
Hoogland dijo en una entrevista:
«Tuve una niña perfectamente sana, y esta niña perfectamente sana ha sido cambiada y destruida sin ningún motivo. Nunca será una niña con el cuerpo sano que debería tener. Siempre tendrá una voz más profunda. Tendrá que afeitarse para siempre a causa de su barba. No podrá tener hijos».
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