(Notivida/InfoCatólica) Si la ley se aprobara, se le asignaría «la condición de persona no humana», a aquellos animales que «demuestran contar con especiales capacidades cognitivas y/o sintiencias complejas que los distinguen de las restantes especies» (art. 3).
Se considerarían «derechos básicos de la persona no humana»: a) el derecho a la vida, b) el derecho a la libertad, c) el derecho a no sufrir, y d) el derecho a la salud y a la asistencia alimentaria (art. 4).
«Las personas no humanas» no podrán ser objeto de transacciones comerciales ni estar en cautiverio. Tampoco podrán ser utilizados como parte de investigaciones o pruebas (art. 5).
Cualquier persona estaría legitimada para actuar «en la defensa y protección de los derechos e intereses de las personas no humanas» por la vía administrativa o judicial, especialmente con «acciones de Habeas Corpus y de Amparo, según corresponda conforme al derecho afectado» (art. 6). Recordemos que el «habeas corpus» es una figura jurídica pro defensa de personas, mediante el cual se solicita a un juez la liberación de una «persona humana» ilegalmente detenida; y que si bien existe en el derecho la figura de «persona jurídica», ésta se refiere por analogía con la persona física, a entes ideales conformados por seres humanos.
En Argentina, en el año 2014, la Sala II de la Cámara Federal de Casación - integrada por los jueces Ángela Ledesma, Alejandro Slokar y Pedro David- dictó un fallo nefasto por el que resolvió que «la orangutana Sandra es una persona no humana, y por ende, sujeto de derechos y consecuentes obligaciones hacia ella por parte de las personas humanas». La sentencia se fundaba en los argumentos que Eugenio Zaffaroni desarrolló en su obra «La Pachamama y el humano» y ambas cosas se mencionan en los fundamentos del proyecto.
En 2019 la orangutana Sandra fue transportada en avión a un «santuario para primates» en Florida-EEUU, el costo de la decisión superó los US$100.000. Hechos como éste contrastan bestialmente con la ley de aborto aprobada a fines del año pasado.
Notivida comenta así el proyecto
Todos rechazamos el maltrato hacia los animales que en nuestro país está penalizado desde 1954; pero eso dista de la cosmovisión que subyace en este tipo de iniciativas. Al Nuevo Orden Mundial no le alcanza con la visión antropocéntrica que desplazó a la teocéntrica, necesita avanzar más. Decía Gorbachev al presentar la Carta de la Tierra en 1997, que había que ayudar a la humanidad a cambiar esta visión porque se necesitaba hacer la transición de la idea del hombre como rey de la naturaleza a la convicción de que el hombre forma parte de ella.
Elevar a los animales a la categoría de «personas», implica desligar la noción de persona de la de trascendencia y reducir el valor de cada ser humano, lo que le abre las puertas al control demográfico. Sorprende que este nexo no haya sido advertido por la autora del proyecto que siempre ha defendido con firmeza el valor inviolable de la vida humana.
Tal como denunciara el P. Juan Claudio Sanahuja, la ONU se ha empeñado en esta subversión ideológica del orden del cosmos que trató de imponer especialmente desde sus conferencias internacionales sobre medioambiente y desarrollo.
«Desde hace tiempo la opinión pública está siendo sometida a un lavado de cerebro que trata de sustituir el concepto de respeto debido a la naturaleza, de raíz eminentemente cristiana, con los esquemas ecologistas de la nueva ideología del humanismo inmanentista» (.) «En los documentos internacionales se llama claramente a este empeño, proceso de reingeniería social. Por un lado, se pretende salvar de un supuesto exterminio, por ejemplo, a las focas, ballenas, gorilas… por otro, no sólo se justifica, sino que se tiene como una obligación ‘natural` procurar y provocar un verdadero y propio holocausto con leyes que autorizan el abominable crimen del aborto» (Noticias Globales nº 82, 4 de agosto de 1998).
«La nueva ideología está impedida de distinguir entre el ser humano y la bestia. No es infrecuente, por ejemplo, que en documentales de televisión sobre la vida silvestre, producidos por National Geographic, Audubon Society o la BBC, se llame al chimpancé ‘nuestro hermano’ o ‘nuestro primo’ y, en general, no sólo se culpe al hombre de algunos desmanes que son ciertos, sino que se lo presente por definición como ‘el enemigo’ de la naturaleza -el máximo depredador-, sin reconocer su dignidad trascendente y poniéndolo en pie de absoluta igualdad con los otros seres vivos, distinto de ellos sólo por pequeños porcentajes de ADN». (Noticias Globales nº 473, 6 de enero de 2002)
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