(ACI/InfoCatólica) Si bien la Iglesia manifestó su aprecio por mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, también se refirió a los efectos que una medida de este tipo podría tener para los católicos del país.
En la exposición que realizó el Padre Andrés Moro, Vicario de los Trabajadores, en representación de la Conferencia Episcopal de Chile, destacó «el vínculo histórico que tienen con la comunidad estas festividades, más aún considerando que Chile es un país ‘mariano’, devoto de la Virgen María».
En conversación con ACI Prensa el sacerdote que expuso esta postura ante la Cámara, dijo que «claramente los 800 mil peregrinos que fueron al Santuario de la Virgen de Lo Vásquez y las cerca de 2 millones de personas que se movilizaron en Chile para la Solemnidad de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre, nos muestran que hay un movimiento que se vería muy afectado si no fuera un feriado civil, y eso está de acuerdo con la Constitución política que permite justamente, y facilita la expresión religiosa de los ciudadanos».
«Creemos que tocar esas fiestas ocasiona en primer lugar un daño cultural importante, porque estas tradiciones de religiosidad popular alcanzan, en el pueblo chileno, incluso mucho más allá de quienes profesan la fe católica», expresó el sacerdote ante la comisión.
En la minuta presentada por la Iglesia Católica se señala que los días festivos legales correspondientes a festividades religiosas fueron siempre acordados en Chile de común acuerdo entre la Santa Sede y el Gobierno, por lo que su supresión requeriría el mismo itinerario, según lo establecido en la Ley n°2977 promulgada el 1 de febrero de 1915.
El Padre Moro dijo también a ACI Prensa que estas celebraciones religiosas «tienen un arraigo popular tan profundo en la cultura popular chilena, que sería lamentable perderlos como días festivos civiles, y además están ya puestos así hace más de 100 años en nuestro calendario».
Destacó que «para nosotros es muy importante que la Iglesia pueda ser consultada porque nosotros también aportamos con un 67 por cento de los chilenos que son católicos. Por lo tanto, las festividades marianas, especialmente el 8 de diciembre y el 15 de agosto tienen un profundo arraigo popular», puntualizó.
Aclaró que «nunca la Iglesia Católica ha sentido aquí un ataque ni tampoco una lucha antirreligiosa, como lamentablemente se ha presentado en algunos medios de prensa».
«Fuimos los primeros invitados a la comisión para tocar este tema por lo cual ya se refleja una profunda preocupación de los diputados que presentaron esta moción de ley de poder escuchar la opinión de la Iglesia», agregó el padre Moro.
Manifestando el interés de la Iglesia en abrirse al diálogo en esta discusión, el sacerdote expresó su preocupación por la cuestión salarial, clave para financiar más tiempo de descanso.
Agregó que «si se va a reflexionar sobre un aumento de días irrenunciables de vacaciones, tenemos que hacer una revisión de los niveles de sueldo en Chile que son en muchos casos tremendamente débiles y pobres».
«Lo que planteamos como Iglesia es hacer una reflexión sobre mayor día de descanso a los trabajadores, pero con los niveles de sueldo que tenemos hoy eso podría parecer casi una burla para quienes ganan menos de $380.000 pesos (unos US$620) que son el 60 por cento de los trabajadores del país», aseguró.
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