Tierra de Campos, cuna del Dogma de la Inmaculada



(ZamoraNews/InfoCatólica) Trece pueblos suscribieron el Voto de la Villa: Villalpando, Quintanilla del Monte, Cotanes del Monte, Villamayor de Campos, Tapioles, Cañizo, Villar de Fallaves, Villardiga, Prado, Quintanilla del Olmo, San Martin de Valderaduey, Villanueva del Campo y Cerecinos de Campos. Un voto refrendado hasta cinco veces a lo largo de la historia y que culminó en 1954 con la coronación canónica y solemne de la Imagen de la Purísima de la Villa villalpandina, que cada año la honra en recuerdo de aquella efeméride como Patrona y Señora.


De esta forma, las gentes de Tierra de Campos se convertían en la pioneras en la cristiandad y en todo el mundo en ratificar la expresión de la fe en la Inmaculada Concepción, cuatrocientos años antes de que el Papa Pío IX definiera el dogma de la Inmaculada; treinta y un años antes de que la Universidad de la Sorbona de Paris hiciese su famoso voto y diez años antes de que el papa Sixto IV publicase la primera bula en pro de la Inmaculada, cuando aún seguía viva la discusión entre los teólogos en el seno de la Iglesia.


Sería cuatro siglos más tarde, el 8 de diciembre de 1854, cuando el beato Pío IX proclamaba como dogma de fe la Inmaculada Concepción de María en su bula Ineffabilis Deus, en la que textualmente se recoge «que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano».


La declaración, que fue recibida con gran alegría en la Iglesia universal, tuvo una especial repercuión en la diócesis de Zamora, donde se celebraron diversos actos en honor de la Inmaculada.


Asi, el Congreso Mariano Internacional de 1908 ratificó que fueron los trece pueblos zamoranos los primeros que proclamaron explícitamente y de forma solemne este misterio mariano, juramentando que defenderían «a costa de su sangre y de sus vidas» que la Virgen María fue concebida sin mancha y permaneció Virgen e Inmaculada «antes, en y después» del nacimiento de su Hijo.


En reconocimiento a la contribución de la zamorana Tierra de Campos al triunfo del dogma de la Purísima Concepción, el Papa Pío IX decidió colocar el monumento a la Inmaculada en la Plaza de España de Roma junto a la Embajada de España, donde cada 8 de diciembre se celebra una recepción oficial en su interior.



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