El arzobispo de Denver se pregunta si el martirio de Santo Tomás Moro y San Juan Fisher fue en vano

Ante la opción de dar de comulgar a adúlteros

El arzobispo de Denver se pregunta si el martirio de Santo Tomás Moro y San Juan Fisher fue en vano

Mons. Samuel Joseph Aquila, arzobispo de Denver (EE.UU), ha escrito una carta en la que se pregunta, ante la intención de algunos cardenales y obispos de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, si la muerte de Santo Tomás Moro y San Juan Fisher, mártires por defender la verdad sobre el matrimonio, fue en vano. El prelado norteamericano rebate también la tesis de que la Iglesia en Alemania pueda ir por libre, al margen del resto de la Iglesia, en esta materia.

20/10/15 10:15 AM | Imprimir | Enviar

(InfoCatólica) El prelado afirma que «la idea que se les debe permitir a los católicos casarse de nuevo y comulgar no comenzó con la carta firmada por el cardenal Kasper y los miembros del episcopado alemán en 1993. Fue otro episcopado, el inglés - pioneros en experimentar la doctrina de la iglesia hace ya casi 500 años- cuando la pregunta no era si alguien católico puede casarse de nuevo, sino si el rey podía casarse otra vez; ya que su esposa, la reina, no le concibió un varón».

Y añade:

«Así como hoy que hay algunos que abogan para que reciban la comunión aquellos que han entrado en nueva unión civil, a los obispos ingleses les incomodó aceptar el divorcio y las nuevas uniones. En vez de ello, optaron por un arreglo especial dependiendo de la persona y la circunstancia, y se le concedió al rey Enrique VII la ‘anulación’ de su matrimonio bajo una premisa fraudulenta y sin que Roma lo sancionara».

El arzobispo de Denver recuerda que hubo un obispo, John Fisher, y un seglar, Tomás Moro, que pagaron con su vida el oponerse al pecado de adulterio de Enrique VIII, siguiendo de esa manera los pasos de San Juan Bautista:

«El matrimonio del rey y la reina que no lo separe ni Dios ni el hombre» dijo Fisher y manifestó públicamente su indisolubilidad, añadiendo que por este ‘principio’ estaba dispuesto a dar su vida. Además afirmó que para San Juan Bautista fue una causa ‘no menos gloriosa’ dar su vida por el matrimonio «a pesar que entonces el matrimonio no tenía la connotación que tiene ahora que Cristo ha derramado su sangre por la iglesia».

Tomás Moro, San Juan Bautista y Fisher, fueron decapitados. Hoy los llamamos ‘santos’.

Es por ello que Mons. Aquila plantea la siguiente cuestión:

Durante el sínodo de la familia que se está llevando a cabo en Roma, algunos obispos alemanes y sus partidarios están presionando a la iglesia que permita a los divorciados y vueltos a casar el poder comulgar y recibir el cuerpo de Cristo, mientras que demás obispos del mundo insisten que la iglesia no puede cambiar la enseñanza de Cristo. Ello nos cuestiona: ¿Creen los obispos alemanes que Santo Tomás Moro y John Fisher sacrificaron sus vidas en vano?

Tras recordar la enseñanza de Cristo, el arzobispo pide a los obispos alemanes que lean lo que escribió un pastor luterano que murió a manos de los nazis:

Les vendría bien a los obispos alemanes leer El precio de la gracia del mártir luterano Dietrich Bonhoeffer, ya que lo que ellos fomentan es una ‘gracia barata’ en vez de la ‘gracia que se recibe a un alto precio’, y hasta hacen caso nulo de las palabras de Jesús: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mc 8, 34; Lc 14, 25-27; Jn 12, 24-26).

Ante el planteamiento hecho por el cardenal Marx de que la Iglesia en Alemania vaya por libre, el arzobispo Aquila advierte:

También los anglicanos exigieron esa autonomía, a pesar de tener como resultados la división y falta de miembros de sus comunidades.

Y ante la posibilidad de perder feligreses por ser fieles a la verdad, indica:

Sobre las nuevas uniones y otros temas podría decirse que la enseñanza de la iglesia, que es lo que predicó Jesucristo, es sencilla. Pero Cristo mismo no cambió ninguna de sus enseñanzas para evitar que sus discípulos le abandonasen – ya fuere sobre la Eucaristía o el matrimonio (Jn 6, 60-71; Mt 19, 3-12). Tampoco John Fisher cambió su postura para que el rey siguiese siendo católico.

El arzobispo de Denver lanza la siguiente exhortación final:

Como sus discípulos estamos llamados a oír la voz de Jesús antes que la del mundo, la cultura o la historia. La voz de Jesús disipa con su luz las tinieblas del mundo y las culturas. Oremos y pidamos que todos aquellos que están atentos a la voz del Padre escuchen las palabras de vida eternal ¡sin importar lo difícil que sea!

¿Acaso la muerte de Tomás Moro y John Fisher fue en vano? (texto completo)

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