El arzobispo de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez, ha calificado hoy, 18 de octubre, de “noticia triste” el robo del que ha sido objeto la parroquia de Santa María de la Asunción de Ocaña (Toledo) y que ha atribuido a “una cierta insensibilidad” y “desprecio hacia lo que verdaderamente es digno de ser respetado”. Recogemos lo que ha publicado El Digital de Castilla-La Mancha con informaciones de la agencia Efe.
De este modo ha confirmado el arzobispo de Toledo el robo perpetrado el día anterior y avanzado por Castilla-La Mancha Media (CMM) en dicha parroquia, de la que, según ha precisado Rodríguez durante su visita a la mesa informativa del Domund 2016, los ladrones sustrajeron un copón y un viril con una custodia pequeña y varias alhajas que portaban las imágenes.
Insensibilidad ante las ofensas religiosas
Monseñor Rodríguez ha indicado que “tendríamos que tener en nuestra sociedad muy plural una sensibilidad más fuerte ante cosas que son rechazables, como es rechazable un ataque a dos guardias civiles con sus novias o sus parejas por 50 valientes”, ha dicho monseñor Rodríguez, en alusión a la reciente agresión sufrida por los citados agentes en la localidad navarra de Alsasua.
Para el arzobispo, esta “cierta insensibilidad” hace que “a los que roban les importe muy poco, pero son nuestras iglesias, nuestras imágenes y, sobre todo, el Santísimo Sacramento”, ha subrayado. Y ha agregado que, más importante que “el valor crematístico” de lo robado, “es la simbología que tiene y que afecta al corazón”.
En este punto ha significado que la gente de Ocaña como el párroco, con el que ya ha hablado, “están tristes, no porque hayamos perdido tanto dinero, sino por lo que eso supone, una vez más, de desprecio a lo que verdaderamente es digno de ser respetado, no sólo por el hecho de ser católicos o cristianos”.Indicios de sacrilegio para misas negras
Preguntado por si existe algún indicio sobre quién puede haber cometido el robo, monseñor Rodríguez ha indicado que la Guardia Civil y la Policía judicial están practicando las pesquisas oportunas para localizar a los autores, que entraron por una ventana y rompieron la cerradura de la puerta principal de la parroquia que da a una plaza, “de forma impune”, ya que en ese lugar hay poca gente viviendo.
No obstante, no ha descartado, “aunque no podemos probar”, que detrás del robo “haya algo de sacrilegio” para la utilización de lo robado en misas negras. “Es muy difícil tener estadísticas sobre esas misas negras, pero sabemos que existen”, ha asegurado el prelado, quien ha señalado que, en estas prácticas, “hay un componente muy anti-católico, pero también muy antihumano”, además de ser “un poco extraño” que “en una sociedad como la nuestra que se dice tan descreída, se crea en el demonio”.
Monseñor Rodríguez ha confesado también que la sociedad se siente “bastante indefensa” antes estas sectas y grupos secretos, “que hacen las cosas como siempre a oscuras, sin que se vea al exterior”, ha concluido.
Necesidad de denunciar, reparar y perdonar
Por su parte, Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) y buen conocedor de este fenómeno, al saber de este suceso explica que “no es habitual el sacrilegio en las iglesias y lugares de culto en España, pero en ocasiones sí se dan casos de ello”, como acaba de pasar en la localidad toledana de Ocaña.
Jara apunta que en este ámbito “es importante diferenciar tipos de adoradores de Satanás o de dioses o fuerzas malignas, pues la diversidad de los grupos satánicos es amplia: desde ritualistas que se adoran a sí mismos como dioses únicos, al margen de adorar a divinidades o dioses del mal en los que ni creen, hasta satanistas vandálicos o narco-satanistas, pasando por los satanistas de corte cristiano clásico, emuladores blasfemos de rituales cristianos, en especial la Eucaristía”.
Por ello, hace una advertencia a los católicos, especialmente a los sacerdotes que rigen las parroquias: “es fundamental alertar a las fuerzas de seguridad y hacer las denuncias pertinentes, lo cual ayuda a poder también conocer la difusión de estos grupos y dónde operan, sirviendo para que no vuelva a ocurrir si se desarticularan estos grupos”.
Sin olvidar, explica Vicente Jara, una práctica de los creyentes que cobra entonces todo su sentido y no es ni mucho menos algo pasado: el desagravio. Por ello afirma que “es prioritario hacer partícipe en la oración de reparación a la Iglesia local donde el suceso ha ocurrido”.
Y si es posible, en el caso de que las fuerzas policiales detuvieran a los culpables, es misión de la Iglesia “el atender pastoralmente desde el perdón y la ayuda que Jesucristo siempre ofrece, incluso a quienes lo profanan, a los autores. La Iglesia es siempre el lugar de acogida y donde podrán recibir el perdón, y es justamente esto lo que más detesta el propio Satanás”.
Para saber más:
- Vicente Jara, “¿Satanismo? ¿Provocación? ¿O sólo entran por dinero?”, Aleteia, 16/07/13.
- Vicente Jara, “¿Qué medidas deberían tomarse ante las profanaciones de iglesias?”, Aleteia, 16/07/13.
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