El Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Corrientes (Argentina) confirmó la sentencia a cadena perpetua para Daniel Alberto Alegre, uno de los acusados del brutal asesinato de Ramón Ignacio González, de 12 años, conocido como “Ramoncito”. El niño fue violado, degollado y parte de su cuerpo mutilado en octubre de 2006, en el marco de un ritual satánico practicado por una secta de la localidad de Mercedes.
Alegre fue condenado a prisión perpetua el 2 de julio de 2015 por el Tribunal Oral Penal (TOP) de Mercedes. Fue encontrado culpable de ser coautor penalmente responsable del homicidio triplemente calificado por haberse cometido con ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal y gravemente ultrajante en calidad de autor. Ambos delitos en concurso ideal con el delito de privación ilegítima de la libertad personal en carácter de coautor.
La defensa del condenado presentó un recurso de casación en el que solicitaba la revisión de la causa, cuestionando la credibilidad de varios testimonios y alegando que Alegre jamás había reconocido ciertas prácticas pseudorreligiosas. Agregaron también que Alegre no negaba la existencia del hecho, pero que el mismo no había sido cometido por su defendido.
Una condena fundamentada
En su fallo, los ministros del STJ, Eduardo Gilberto Panseri, Guillermo Horacio Semhan, Luis Eduardo Rey Vázquez y Fernando Augusto Niz, coincidieron en que la concatenación de las pruebas testimoniales era elocuente, y “no encuentran ningún tipo de reproche en su reconstrucción histórica”.
Como parte de argumentación, los ministros expresaron en el fallo que “se aprecia que los eventos reconstruidos por el TOP cumplen con los requisitos exigidos, en cuanto a la fundamentación de las sentencias”. Además resaltaron que, para llegar a la condena esgrimida por el Tribunal mercedeño, “se practicó un relato basado en las testimoniales y demás probanzas que no pueden ser descalificadas por detalles”.También para el STJ quedó probado el padecimiento ocasionado al menor previo a su muerte, por la participación de varias personas que se aprovecharon de la condición indefensa del niño que, dado su estado tanto psicológico como físico –presentaba rasgos de desnutrición–, no pudo oponer resistencia alguna.
En Momarandu leemos también que el fallo explica que “los hechos fijados en este tramo, no comprenden los principales sobre los cuales recayó la condena, sino la actividad previa de privación de libertad del menor y que concuerda con los dichos de Ramona Gauna, como preliminares a los accesos carnales y posterior muerte del menor”.
Una secta quimbanda
Ramoncito fue asesinado durante un ritual satánico que se desarrolló entre el viernes 7 y la madrugada del domingo 8 de octubre de 2006. En marzo de 2011, tal como publicó InfoRIES, siete miembros de la secta quimbanda que protagonizó el crimen fueron condenados a cadena perpetua. Entonces no habían hallado aún a Daniel Alegre, acusado de ser el autor material de la muerte de Ramoncito a quien degolló, separando la cabeza del cuerpo.
Fue en mayo de 2011 cuando Alegre fue detenido. Los medios informaron entonces de que era inspector municipal de tránsito de Unquillo (provincia de Córdoba, Argentina). Sin embargo, el fiscal declaró que “Alegre no tenía oficio, como muchos de los involucrados. Era reclutador de otros jóvenes en las barriadas de Mercedes. ¿Cómo fue que estuvo indemne estos cinco años? Alguien tiene que haberlo financiado y ayudado”.
El cadáver de Ramón Ignacio González apareció en Mercedes (Corrientes) el domingo 8 de octubre de 2006. El cuerpo semidesnudo estaba decapitado, con la cabeza a la altura del hombro izquierdo. Había sido violado. Al cráneo le faltaban los ojos, la lengua, la nariz, las orejas, parte del cuero cabelludo… detalles que ofrece un libro publicado en 2013 sobre el suceso.
Ofrenda al Señor de la Muerte
Por sus características, el crimen conmocionó entonces a Mercedes, a la provincia entera y al país. En un primer momento se creyó que el cráneo había sido depredado por un perro. Las pericias, luego, concluyeron que los órganos habían sido seccionados con un objeto cortante. Antes de ser arrojado al baldío, al cuerpo le habían extraído toda la sangre. La investigación estableció, después, que Ramón, un chico pobre, fue torturado y asesinado en un ritual satánico, que fue sacrificado como ofrenda al Señor de la Muerte.
Unos meses después del crimen habló Ramonita, amiga de Ramón. Ella, dos años mayor que él, contó acerca de los rituales, del encargo del sacrificio, del calvario, de la ejecución, de la secta. Tomaba notas de lo que iban haciendo y oyó que ella misma podría ser la próxima ofrenda. Ramonita fue clave en la detención y el posterior juicio y condena a nueve hombres y mujeres de la secta.
José Miceli, director del Gabinete de Investigaciones Antropológicas de Corrientes, aseguró entonces que “el niño fue violado y empalado en vida. Estas personas tomaron posesión del cuerpo y sometieron el espíritu a través del sufrimiento”. Además, “la secta se regía por una cosmovisión que mezclaba satanismo y magia negra, cultos afrobrasileños y creencias populares correntinas, como el Señor de la Muerte”.
Una religiosa denuncia los crímenes rituales
Hace unos días, la responsable de la Red Infancia Robada de Goya, la hermana Martha Pelloni, religiosa de las Carmelitas Misioneras Teresianas, dio a conocer un comunicado que lleva su firma con el título “Algo más de los niños correntinos victimas de sectas satánicas”. En su escrito repasa diversos casos de homicidios rituales o desapariciones de menores en el contexto esotérico, citando también el caso de Ramoncito.
Y es que la hermana Pelloni señalaba hace unos años, al hilo del asesinato del niño correntino, que los responsables de estos crímenes “son personas que manejan el poder de la droga. Son mafias del crimen organizado, de eso no me cabe duda”. De esta manera, esta suerte de cultos peligrosos funcionarían como una pantalla para cubrir un entramado de organizaciones que se dedican a la trata de personas, tráfico de droga y explotación sexual infantil.
También hablaba entonces de “otro caso similar donde niños fueron abusados en orgías en ritos kimbandas. Hay orgías donde abusan y violan a los nenes, y hay droga y swingers, donde hay gente de la sociedad e incluso del poder político. En las marchas, nos hemos enterado de muertes muy sugestivas de chicos y chicas que han sido asesinados por la misma historia. Son secuestrados para violarlos. Queremos que se investigue todo esto”.
No sólo eso, sino que en 2015, sor Martha Pelloni acusó a una autoridad política, al intendente kirchnerista Víctor Cemborain, de financiar la secta que drogó, violó y decapitó a Ramoncito. Las acusaciones de Pelloni fueron realizadas en su declaración ante el Tribunal en lo Criminal de Mercedes, adonde la religiosa fue acompañada por el obispo auxiliar de Goya.
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