«¿El Año de la verdad? ¿Verdad con características chinas?»

Al final, el bueno del p. Jeroom Heyndrickx, el «Padrino» de los «expertos sobre China», salió con su «2018 el año de la verdad» refiriéndose al inminente Acuerdo China-Vaticano.

Podría ignorar el «romper la confianza del (ahora) famoso Francisco Sisci. Podría resistir a la tentación de responder a la afirmación del p. Michael Kelly (¿un experto de historia de la Iglesia?): «El cardenal Zen está equivocado», Pero, ¿cómo puedo ignorar al p. Jeroom Heyndrickx o abstenerme de reaccionar a su patético sermón?

En realidad, pienso que habría sido conveniente responder tanto a Sisci como a Kelly, al menos brevemente, porque así habría respondido, al mismo tiempo, a algunos de los puntos principales del art. del p. Jeroom Heyndrickx.

Conozco a Sisci. Nos hemos encontrado un par de veces, hace muchos años. Su punto de fuerza en la vida es el haber conquistado el corazón de una muchacha que, se da el caso, es hija de un general chino. Esto le permitió pasear por todos lados, también en los corredores del poder en Beijing. Pero esto no lo hace un verdadero experto en cuestiones chinas, tanto menos un experto en asuntos de la Iglesia.

En los que se refiere al punto central de su artículo, escrito junto a un cierto Strazzari, tengo que decir esto: me declaro culpable de violación de reserva, pero lo hice para absolver al Santo Padre de la responsabilidad por aquellas cosas malvadas (¿equivocadas?) realizadas por sus colaboradores en su nombre (tienen en programa hacer su sucio trabajo en silencio y dejarse tragar el fait accompli).

Sí, estoy convencido que la Santa Sede no es siempre el Santo Padre. Hasta cuando no vea un acuerdo firmado, rechazo creer que pueda ser real.

Esto me lleva a la primera respuesta al p. Heyndrickx. El reclama a todos a «unirse detrás del Papa, si…». Repite todavía que hay un «Si». Confiesa que «“no sabemos si el Papa en el futuro…». Está sólo haciendo una profecía, por lo tanto todavía puedo desafiarlo. Sólo si se colocará aquella miserable firma, hay voces que será el 23 o el 27 de marzo, aceptaré la derrota, me jubilaré en silencio y dejaré el podio al p. Jeroom Heyndrickx para cantar su victoria.

El p.Kelly volvió a los tiempos en los cuales los monarcas cristianos tenían el poder decisivo de nombrar a los obispos. Pero, esto es por fortuna, HISTORIA.

Él mencionó también el compromiso del Vaticano con las potencias nazis, fascistas y comunistas del bloque oriental. Sin embargo, ninguno debería, hoy, sentirse orgulloso de esto. (Sólo la firme fe del pueblo pudo ¡impedir a la Iglesia de derrumbarse del todo!). (El pasado verano transcurrí tres semanas junto a la Iglesia de Hungría, Eslovaquia y República Checa para un viaje de estudios).

Ahora la realidad HISTÓRICA que nos encontramos en enfrentar en China es esta: un “pusillus grex” (una pequeña grey) perseguida por una gigantesca potencia atea. Lo que está sucediendo en China desde 1949 hasta hoy no tiene precedentes en la HISTORIA.

Fue, hasta hace poco tiempo, un «rendirse o martirio» (sin que yo alentase para el martirio), y ahora es «rendirse (con el aliento del Vaticano) o volver a las catacumbas».

Pero, ¿Por qué rendirse? ¿El Vaticano no ve que muchas iglesias (edificios) sobreviven en la comunidad subterránea, como por ejemplo en Hebei y Fujian? ¿El Vaticano no sabe que en ciudades como Shanghai, muchos sacerdotes celebran la misa dominical para sus fieles en casas privadas? Hay todavía un cierto grado de libertad para los «pájaros fuera de la jaula». Pero ahora las cosas cambiarán. El Vaticano va a ayudar al gobierno a empujar a todos a la jaula. ¡Esta en una novedad absoluta! ¡Esto hace HISTORIA!

Esto me lleva a la segunda respuesta al p. Jeroom Heyndrickx. Él sostiene que la firma del acuerdo sería una bendición porque permitirá a los fieles católicos en China «poder celebrar abiertamente su propia fe en una sola comunidad». «El año 2018 será el año de la verdad», afirma.

¿Cuál verdad? ¿Verdad con características chinas? (quisiera que el p. Jeroom Heyndrickx leyese la carta pastoral del difunto obispo Aloysius Jin sobre la Verdad. La verdad no goza de buena salud o de alta estima en el día de hoy. Todo terminó, de la comida a la medicina. No estás obligado a decir la verdad, di sólo aquello que le gusta al jefe).

«¿Celebrar abiertamente la propia fe en una sola comunidad»? Pero, ¡Es maravilloso! Pero, ¿dónde? ¿En una iglesia inscripta a la Asociación patriótica, bajo vigilancia de las tele-cámaras, escuchando a un sacerdote que predica las últimas instrucciones del Presidente-Emperador en el cargo? ¿Hay alguna otra posibilidad? Seguramente esto no es profesar la fe en modo normal, ¡como en una iglesia católica del mundo!

El p. Jeroom Heyndrickx, aprendió mucho de los chinos, que son maestros en el jugar con las palabras. Bellas palabras: «Para celebrar abiertamente su propia fe en una sola comunidad» y «restaurar la unidad de la Iglesia y la normalización en China». ¡Qué maravilla! ¡Qué cosa «insólita», cuántas trágicas mentiras! La Realidad es: las personas que por años, no obstante todo tipo de discriminación y opresiones, permanecieron leales a la verdadera fe, bajo la autoridad del Papa, son ahora obligadas a la misma «prisión», guiados por funcionarios del gobierno vestidos como ministros de Dios. Deben gritar todos juntos. «¡Viva China!»¡ Viva中國天主教!” (zhongguo t!ianzhujiao)  (Religión del Señor del Cielo)! (Podrás no notar la contradicción, como cuando en vez dices. “Iglesia católica china”-¡Una Iglesia china independiente no es más una Iglesia católica!

El p. Heyndrickx atribuye el mérito de ese «milagro» a la «valiente iniciativa del Papa Francisco (obviamente el Papa Benedicto (¿el confrontador?), no es «su» Papa. El p. Heyndrickx es demasiado humilde. Es él que merece el premio para este «gran suceso». Ahora está cosechando lo que sembró en los últimos años, con la complicidad de la Santa Sede, no apenas fue publicada la Carta del Papa en 2007.

Él sacó, fuera de contexto, las «palabras clandestinidad no está en la normalidad de la vida de la Iglesia». El texto completo en la carta está en el décimo parágrafo del capítulo VIII: «Algunos de ellos (los obispos en China), no queriendo someterse a un indebido control, ejercitado sobre la vida de la Iglesia y deseosos de mantener una plena fidelidad al Sucesor de Pedro y a la Doctrina católica, se vieron obligados a hacerse consagrar clandestinamente. La clandestinidad no entra en la normalidad de la vida de la Iglesia y la historia demuestra que Pastores y fieles recurren solamente en el sufrido deseo de mantener íntegra la propia fe y de no aceptar injerencias de organismos estatales en lo que toca lo íntimo de la vida de la Iglesia».

Siendo amigo de la Santa Sede como de la Asociación Patriótica, él pudo difundir su interpretación distorsionada de la Carta del Papa a toda la Iglesia en China: «Dejemos que todos salgan al descubierto, ¡No debería existir la Iglesia clandestina!»

Su última conquista: el obispo de Lanzhou se instaló públicamente el pasado noviembre. Otro, el obispo Wei Jingyi, está en la lista de espera.

Una aclaración sobre la distinción entre Reconciliación y Unificación logró hacerse camino en el «compendio», pero solo después de 2 años, cuando en la Iglesia ya se habían provocado daños irreparables y mucha confusión.

No subrayaré todas las absurdidades del artículo del p. Heyndrickx. Quiero sólo recordarle que su énfasis sobre «El Vaticano sabe lo que es mejor», va contra el énfasis del Papa Francisco sobre la periferia. Recuerda también: irás a menudo a China, pero cada día en Hong Kong la realidad china se manifiesta delante de nuestros ojos. El próximo mes serás el bienvenido en Hong Kong, para ver cómo se celebrará el 60° aniversario de la primera ordenación episcopal ilegal en China.

Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong

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