(Alfa&Omega/InfoCatólica) Tetsuro Watanabe, prestigioso hispanista japonés, recibirá el Bautismo durante la Vigilia Pascual en la iglesia de Kamakura (Japón). Su acercamiento a la fe católica comenzó con una tesis doctoral sobre el PNV durante la Segunda República.
Estudió historia y cultura españolas en la prestigiosa Universidad Sofía de Tokio, al abrigo del magisterio del gran historiador que fue el jesuita Juan López Sopeña, quien para la realización del doctorado de su discípulo lo envió a la Universidad de Deusto. ¡Fíjense a qué niveles de especialización pueden llegar los alumnos japoneses, pues la tesis doctoral de Tetsuro versó sobre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) durante la Segunda República!
No son pocos los historiadores con los que he colaborado en su doctorado, pero menos mal que en España la dirección de sus tesis no comporta como en Japón otras obligaciones, como la de intervenir en las decisiones fundamentales de la vida del discípulo. Por ello respiré tranquilo cuando mi alumno Tetsuro, a sus 40 años, contrajo matrimonio con Emiko, hija de un conocido director de cine, pues en cierta medida su entorno familiar pensaba que el conductor de su tesis debía responsabilizarse de su cambio de estado.
Pasado el tiempo, Tetsuro Watanabe, convertido en catedrático de la Universidad de Yokohama y en hispanista eminente, no ha dejado de aprovechar sus años sabáticos para instalarse en Bilbao y seguir ahondando en el conocimiento de la Historia de España e Iberoamérica. Allí Cristo rompió el silencio cuando acogidos en Durango por Roberto Cid Outumuro y sus padres –cristianos anónimos que diría Rahner–, para que pasaran una larga Navidad al calor de una familia española, los Watanabe disfrutaron de la atención solícita, la ternura y el desprendimiento de sus anfitriones. Y sin haber leído a san Agustín, la inspirada Emiko comprendió que donde hay amor, largueza y hospitalidad, allí estaba Dios… Y a su vuelta a Japón pidió el Bautismo. Cuando en marzo de 2011 la tierra enfurecida reventaba por la costa este de Japón y se producía la apocalipsis de Fukushima, la nueva cristiana confirmaba su fe entre cantos en la iglesia de Kamakura, orando para librar del sino radioactivo a su país.
En la misma iglesia, el Sábado Santo, anticipándose al júbilo de la Resurrección, Cristo romperá de nuevo el silencio y Tetsuro Watanabe, este brillante intelectual japonés de alma medio española, recibirá el agua bautismal, la misma que a tantos compatriotas suyos los llevó a la noche oscura del sufrimiento y la contradicción. Y él, conocedor como pocos de la historia de España, no ha dudado en elegir el nombre de Santiago, con el que caminar esperanzado por la vía del Sermón de la Montaña. «¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!».
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