(LSN/InfoCatólica) El juez Gregory Bowden dictaminó que la adolescente, identificada como A.B., entiende los riesgos que implica recibir testosterona, pero a su vez indicó que podría intentar suicidarse nuevamente si el tratamiento se pospone.
«La totalidad de la evidencia con respecto a las necesidades médicas de A.B. . . me lleva a la conclusión de que su tratamiento hormonal no debería demorarse más», escribió Bowden en su sentencia.
El magistrado indicó que «si bien el padre de A.B. no da su consentimiento al tratamiento, estoy convencido de que el consentimiento de A.B. es suficiente para que el tratamiento continúe».
También dictaminó que A.B. «sea tratado como hombre e identificado por su nombre elegido en todos los procedimientos legales, pues se le permitirá cambiar su nombre legal sin la necesidad de consentimiento de sus padres». La adolescente tiene derecho absoluto «a dar su consentimiento para recibir tratamiento médico por su disforia de género».
Además, advierte el juez Bowden «cualquier intento de persuadir a A.B a abandonar el tratamiento o referirse a A.B. como niña usando pronombres femeninos se considerará violencia familiar en virtud de la Ley de derecho de familia»..
«El padre está decepcionado. Tiene la intención de apelar. Cree que su hija no comprende los riesgos y las consecuencias del tratamiento de transición de género y el daño que puede sufrir», dijo su abogado Herb Dunton al National Post.
«El padre cree que no se le ha escuchado en el proceso», añade el abogado.
La sentencia, si se confirma, puede sentar un precedente para futuros casos, en los que la patria potestad de los padres será aniquilada para quedar en manos del Estado.
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