(Agencias) El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha celebrado este martes la misa Crismal, en la que ha lamentado la situación de «acoso y desprestigio» por la que está pasando actualmente la iglesia y sus sacerdotes.
«No quiero ocultaros ni a vosotros, ni a los fieles que celebran con nosotros esta Misa, la situación de acoso y desprestigio que recibe la Iglesia y sus sacerdotes en estos momentos», lamentó durante la celebración de la homilia.
Esto lo explica señalando que la Iglesia es la «única institución» en «nuestra cultura dominante» que «no se pliega a las exigencias de una política social y económica del capitalismo salvaje y liberal a ultranza que descarta a tantos y olvida a los más pobres» o ante otras corrientes como la «ideología de género» que «recuerda la rancia lucha de clases: esta vez entre hombre y mujer». Además, recuerda que la iglesia es la que «no acepta el aborto como derecho de la mujer, ni la eutanasia como forma de acabar la vida».
Por estas razones, señaló el arzobispo de Toledo, se busca «doblegar» a la iglesia en la sociedad para que «acepte visiones sobre el ser humano que la antropología cristiana contempla como contrarias a lo que ha recibido de la Tradición cristiana». Incluso, señala que la sociedad se «apoya en el pecado de los hijos de la Iglesia; sobre todo en nuestros posibles pecados, los sacerdotes». «Queridos hermanos sacerdotes: pensad cuánto ansían tantas gentes oír las palabras que sólo los labios de un sacerdote pueden pronunciar. Cuántas veces esperan que alguien pueda decirles: «Yo te absuelvo de tus pecados», si no es un sacerdote», tranquilizó el arzobispo.
En la Misa, Rodríguez también defendió que el «Espíritu Santo, del que el óleo es símbolo, es el amor», y es «Él, la fuerza que se contrapone a la muerte y a la corrupción». «Por eso esta Misa de los óleos, desde esta perspectiva de su sentido más profundo, es al mismo tiempo una fiesta de la Iglesia y de su unidad», señaló Rodríguez, explicando que en torno al altar de la Catedral de Toledo se celebra el «santo sacrificio de Jesucristo»
«Y por esto este día es también la fiesta de los sacerdotes, que han convertido en tarea de su vida esta misión de llevar los santos óleos, y cuya vida entera consiste propiamente en este ir y venir desde el centro, con el fin de que el óleo fluya por el cuerpo y para que participe de la fuerza que del Señor viene hasta nosotros. Es también el sentido que tiene cuando los sacerdotes renuevan en esta Misa las promesas de su ordenación sacerdotal», recalcaba Rodríguez.
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