Lecturas para Sábado Santo

(Agencia SIC) La li­tur­gia de la Pa­la­bra nos pre­sen­ta­rá los hi­tos más im­por­tan­tes de la His­to­ria de la Sal­va­ción, has­ta que en el Ale­lu­ya so­lem­ne pre­go­ne­mos la ale­gría y la cer­te­za de la resurrección de Cristo. La ter­ce­ra par­te de la ce­le­bra­ción del sábado se de­di­cará a ac­tua­li­zar nues­tro bautismo, para lo que nos he­mos pre­pa­ra­do en la Cua­res­ma. Re­no­va­re­mos nues­tra ad­he­sión a Cristo por la fe, ex­pre­sa­da en las pro­me­sas bau­tis­ma­les. La ben­di­ción del agua de la pila bau­tis­mal y la as­per­sión con ella nos re­cuer­dan nues­tra muer­te al hom­bre vie­jo por el bau­tis­mo y nues­tro nacimiento a la nue­va vida en el Se­ñor Re­su­ci­ta­do. La li­tur­gia eu­ca­rís­ti­ca nos de­vuel­ve en el sacramento la pre­sen­cia go­zo­sa del Se­ñor Je­su­cris­to, nues­tra Víc­ti­ma Pas­cual.

Lc 24, 1-12. ¿Por qué bus­cáis en­tre los muer­tos al que vive?

El pri­mer día de la se­ma­na, de ma­dru­ga­da, las mu­je­res fue­ron al se­pul­cro lle­van­do los aro­mas que ha­bían pre­pa­ra­do. En­con­tra­ron co­rri­da la pie­dra del se­pul­cro. Y, en­tran­do, no en­con­tra­ron el cuer­po del Se­ñor Je­sús. Mien­tras es­ta­ban des­con­cer­ta­das por esto, se les pre­sen­ta­ron 2 hom­bres con vestidos re­ful­gen­tes. Ellas que­da­ron des­pa­vo­ri­das y con las ca­ras mi­ran­do al sue­lo y ellos les di­je­ron: «¿Por qué bus­cáis en­tre los muer­tos al que vive? No está aquí. Ha re­su­ci­ta­do. Re­cor­dad cómo os ha­bló es­tan­do to­da­vía en Ga­li­lea, cuan­do dijo que el Hijo del hom­bre tie­ne que ser en­tre­ga­do en ma­nos de hom­bres pe­ca­do­res, ser cru­ci­fi­ca­do y al ter­cer día re­su­ci­tar». Y re­cor­da­ron sus pa­la­bras. Ha­bien­do vuel­to del se­pul­cro, anun­cia­ron todo esto a los Once y a to­dos los de­más.

Eran Ma­ría la Mag­da­le­na, Jua­na y Ma­ría, la de San­tia­go. Tam­bién las de­más, que es­ta­ban con ellas, con­ta­ban esto mis­mo a los após­to­les. Ellos lo to­ma­ron por un de­li­rio y no las cre­ye­ron. Pe­dro, sin embargo, se le­van­tó y fue co­rrien­do al se­pul­cro. Aso­mán­do­se, ve solo los lien­zos. Y se vol­vió a su casa, ad­mi­rán­do­se de lo su­ce­di­do.

Otras lec­tu­ras del día: 

1.ª – Gén 1, 1 – 2, 2. Vio Dios todo lo que ha­bía he­cho, y era muy bueno.

– Sal 103. En­vía tu es­pí­ri­tu, Se­ñor, y re­pue­bla la faz de la tie­rra.

2.ª – Gén 22, 1-18. El sa­cri­fi­cio de Abrahán, nues­tro pa­dre en la fe.

– Sal 15. Pro­té­ge­me, Dios mío, que me re­fu­gio en ti.

3.ª – Éx 14, 15 – 15, 1a. Los hi­jos de Is­rael en­tra­ron en me­dio del mar, por lo seco.

– Sal­mo: Éx 15, 1-18. Can­ta­ré al Se­ñor, glo­rio­sa es su vic­to­ria.

4.ª – Is 54, 5-14. Con amor eterno te quie­re el Se­ñor, tu li­ber­ta­dor.

– Sal 29. Te en­sal­za­ré, Se­ñor, por­que me has li­bra­do.

5.ª – Is 55, 1-11. Ve­nid a mí y vi­vi­réis. Se­lla­ré con vo­so­tros una alian­za per­pe­tua.

– Sal­mo: Is 12, 2-6. Sa­ca­réis aguas con gozo de las fuen­tes de la sal­va­ción.

6.ª – Bar 3, 9-15. 32 – 4, 4. Ca­mi­na al res­plan­dor del Se­ñor.

– Sal 18. Se­ñor, tú tie­nes pa­la­bras de vida eter­na.

7.ª – Ez 36, 16-17a. 18-28. De­rra­ma­ré so­bre vo­so­tros un agua pura, y os daré un co­ra­zón nue­vo.

– Sal 41. Como bus­ca la cier­va co­rrien­tes de agua, así mi alma te bus­ca a ti, Dios mío.

– Rom 6, 3-11. Cris­to, una vez re­su­ci­ta­do de en­tre los muer­tos, ya no mue­re más.

– Sal 117. Ale­lu­ya, ale­lu­ya, ale­lu­ya.

Let's block ads! (Why?)

Etiquetas:

Publicar un comentario

[blogger][facebook]

Agencia Catolica

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets