La semana pasada el instituto Ipsos publicó una encuesta post-electoral sobre el voto de los católicos en Italia en las últimas elecciones europeas. Los resultados han pulsado el botón del pánico, y hay que tenerlos en mente para contextualizar algunas declaraciones de eclesiásticos de estos días, como las del Cardenal Ravasi.
Un año después de las últimas elecciones generales italianas, donde el Movimiento 5 Estrellas (populismo de izquierdas) obtenía el 33% de los votos y la Liga el 17% (Salvini); las elecciones europeas arrojaban un 34% de los votos (9 millones de votos) para la Liga, seguida del Partido Democrático(PD) con el 22% (6 millones), del Movimiento 5 Estrellas (M5E) con el 17% y de Forza Italia (Silvio Berlusconi) con el 9% (2,3 millones).
El partido de Salvini, duramente atacado por obispos y medios «católicos» italianos y por el Vaticano, ha pasado de la cuarta opción a la primera entre los votantes católicos practicantes, como reconoce Nando Pagnoncelli, CEO de Ipsos en entrevista para el diario de los obispos italiano, Avvenire.
Todavía más llamativa es la diferencia entre los que no practican nada, los que menos votan a Salvini, y los que practican algo, los que más, especialmente después de la brutal campaña, institucional en muchos casos.
Para la «Iglesia del Nuevo Paradigma», que ha sustituido la teología por sociología, esto supone mucho que más que desafecto o discrepancia, significa asomarse al abismo de la irrelevancia.
Que los que más escuchan homilías, leen folletines y diatribas voten al «Satán» Salvini, según la publicación Familia Cristiana, explica que el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana reaccionase tan violentamente en entrevista a La Republica: «si los católicos votan hoy por la Liga, significa que hay una crisis de propuestas».
Esto sí que es un nuevo paradigma, al margen de la política. La irrelevancia de las propuestas que menciona el Cardenal Bassetti, no tiene por qué ser una mala noticia. Quizá los fieles quieran oír hablar más de Dios.
Probablemente en un futuro cercano veremos un cambio de actitud en parte de la jerarquía italiana y vaticana, no tanto, aunque también, como dice D. Jorge para no descartar al 34% de los italianos, más bien creo que para no terminar de constatar que no se pinta nada en la vida pública.
Desde fuera de la política sólo se puede influir mostrando capacidad de movilización de voto en periodo electoral o con paz social en periodo normal. El primer cartucho ya está gastado en Italia.
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