(Cope) «Una fe sin incidencia en lo social y lo político es incompleta». Detrás de esta afirmación se encuentra Mons. Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, Nicaragua. Él sabe bien a qué se refiere con estas palabras. El prelado ha estado amenazado de muerte en su país por ser una de las voces de crítica y oposición al sandinismo del gobernante Daniel Ortega. Se encuentra, desde finales del mes de abril, en El Vaticano por deseo expreso del Papa Francisco.
Ortega continúa su explicación, aclarando que «no se trata de politizar la fe, ni de volverla una ideología». En una entrevista con la publicación Mater Purissima, el obispo apuesta por una fe que se alimente de «la experiencia interior de encuentro personal con Jesucristo, así como la vida en la comunidad de los creyentes». Así, se explica que la fe se manifieste en la sociedad como la «lucha por un mundo mejor» o «en la construcción de sociedades más justas». Apuesta por una vida de fe «profética», que describe como «una parte de consuelo y otra de denuncia», que integre razón y sentimientos.
La existencia de partidos políticos que respondan a la necesidad de participación de la fe en la vida pública es una fase ya superada, según Báez. Más bien, «se trata de vivir en sociedad lo que la fe me inspira, en comunión con los demás: con otros cristianos, sí, pero también con gente que no es creyente, en pos de objetivos comunes». Asegura que el «deseo de una sociedad más justa y pacífica, de una sociedad mejor» es compartido por creyentes y no creyentes.
Una Iglesia «menos diplomático y más profética»
Por eso, su sueño es una Iglesia «servidora de la verdad», «menos diplomática y más profética». Esto se traduce en una Iglesia que «es consciente de que está al servicio de algo mucho más grande que ella, al servicio del Reino de Dios». Baéz aspira a que la Iglesia esté en el mundo para servir a la plenitud de las personas, más allá del sentimiento religioso.
La dignidad de la persona, seña de identidad del cristiano
En el repaso a la relación entre los cristianos y la vida pública, hay algo que Báez sí considera como una señal distintiva de los cristianos: su opción por la dignidad de la persona. Eso se concreta en labores como sus compromisos a favor de la humanidad o su búsqueda de relaciones fraternas. «El cristiano lucha para que los seres humanos vivan con mayor dignidad, y es en la relación con los demás donde expresamos en modo concreto nuestra fe», subraya.
Críticas «infundadas» e «ideologizadas» al Papa Francisco
Mons. Báez defiende al Papa Francisco de lo que considera «críticas infundadas, demasiado ideologizadas». A quienes lo acusan de «comunista» por sus mensajes de carácter tan social, les recuerda que la fe «es una luz que te ayuda a descubrir en los demás la imagen de Dios».
Esa luz se alimenta de oración y Eucaristía - continua el auxiliar - y advierte de que, sin ella«, el compromiso con los demás »se debilita o se ideologiza«. »En esta experiencia profunda del amor de Dios, en este encuentro, la fe te abre de estrecheces ideológicas. Puedes leer el repaso a otros asuntos como su relación con las redes sociales o la importancia del silencio en la vida actual en la entrevista completa de Mater Purissima.
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