El cardenal de Buenos Aires preside el Tedeum por el 25 de mayo ante una catedral vacía

(Aica/InfoCatólica) La acción de gracias a Dios por la fecha patria fue transmitida por la TV Pública y las redes sociales, mientras que el presidente Alberto Fernández participó de modo virtual desde la Residencia Presidencial de Olivos.

Concelebraron el tedeum los obispos auxiliares de Buenos Aires y el rector de la catedral metropolitana, presbítero Alejandro Russo.

En la homilía, el cardenal Poli apeló al Evangelio de San Marcos que presenta a Jesús por el camino que lo lleva de Galilea a Jerusalén para cumplir su destino, y destacó que «lo hace con una libertad soberana, con voluntad firme y decidida, obediente a lo que le pide su Padre Dios».

«No nos debe escandalizar la ambición de quienes habían seguido al Señor para anunciar un Reino que comienza aquí, pero que no es de este mundo. Es bien sabido que siempre han existido los embriagados por el ansia de poder, ese ejercicio de escalar para ver ‘cuál es el mayor’, ‘el más grande’: es una constante en la historia de la humanidad. Ambicionar los primeros puestos en la escala social es habitual y no siempre con espíritu de servicio; no hay oficio o profesión, ni aun la más elevada vocación de servicio, que no esté expuesta a esta seducción», reconoció.

«Iluminados con la Palabra que inspiró virtudes y gestos de grandeza en los protagonistas de la Revolución de Mayo, en un nuevo aniversario, hoy elevamos una oración de acción de gracias por la Patria que nos entregaron con enorme sacrificio, lo que para muchos significó la ofrenda de sus vidas. Ellos pensaron en nosotros y volver sobre sus ideales nos puede devolver el espíritu y el sentimiento solidario que nos permita vivir bien las pruebas y desafíos de nuestro tiempo», expresó, y aseguró: «No nos cansaremos de evocar con memoria agradecida a las personas que se comprometieron en la gesta de Mayo».

Un pueblo a la luz de una Constitución a la que hay que obedecer

El purpurado porteño lamentó que el sueño de Manuel Belgrano de «un pueblo organizado a la luz de la Carta Magna –aspiración común de los Padres de la Independencia–, y que respondiese al ideal revolucionario, después de su muerte, se desvaneció por décadas a causa de los desencuentros y enfrentamientos fratricidas, que cobró mucha sangre de argentinos entre los dos bandos irreconciliables».

Asimismo, recordó una célebre oración de gracias, con motivo del 9 de Julio, que pronunció Fray Mamerto Esquiú -camino a ser beatificado- en la iglesia matriz de la ciudad de Catamarca, donde exhortó a sus coprovincianos sobre la conveniencia de obedecer la Constitución con las palabras bíblicas: «Nos alegramos de la gloria de ustedes» y «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios».

«Comúnmente se admite que la oración patriótica de aquel fraile criollo fue decisiva a la hora de juramentarla en las provincias. El servicio que hizo con sus palabras, todavía esperan su alumbramiento definitivo», sostuvo.

El primado argentino señaló que «por momentos se instala la idea de un doble destino para los argentinos: fracasado o exitoso; con educación para todos o sumergidos en la ignorancia, abundancia para pocos o pobreza para muchos, exclusivo o inclusivo, cerrados al mundo o globalizado, con oportunidad para todos o solo los privilegiados».

«Pero escuchando el grito de libertad e independencia que recorre nuestra historia y llega hasta nosotros cada vez que la celebramos, decimos que hay un solo destino colectivo para nuestro pueblo: fraterno, solidario, con educación, salud y justicia, con igualdad de posibilidades para el acceso a la tierra, al techo y al trabajo, valorando y respetando la vida de todos.

Diálogo y más diálogo

El cardenal Poli consideró que «si hay voluntad de acordar dialogando, podremos achicar las diferencias y estaremos más cerca de lograr ese destino común. No faltarán los valores culturales y la fe de la mayoría de las familias que apuestan al futuro con esperanza, aun en medio de privaciones y sacrificios extremos: esta es la inestimable riqueza que poseemos».

«En medio de esta segunda réplica del Covid que nos golpea a todos, los obispos expresamos nuestro deseo de salir juntos y mejores, y decimos: ‘En la dura realidad de estos días, en la dramática extensión de la pandemia con su secuela de enfermedad y muerte, se han acentuado la pobreza, la exclusión, la falta de trabajo, así como las expresiones de un creciente enfrentamiento político… Renovamos nuestra convicción de que el diálogo es el camino para afrontar juntos, como comunidad nacional, esta etapa difícil y exigente’.

«Ante esta situación y por el bien de la República: ‘Queremos pedirles a los dirigentes de todos los sectores, auténtica capacidad de liderazgo para ejercer con nobleza la vocación política, comunicando claramente la situación en cada momento, suscitando y alentando el compromiso y el empeño de todos, dejando de lado descalificaciones y posturas que promuevan el resentimiento y la división», sostuvo y citó una frase del papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti:

«Ante tantas formas mezquinas e inmediatistas de política, recuerdo que la grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo».

«A todas las familias que celebran con nosotros el tedeum por la Patria que heredamos, con el papa Francisco los invito a la esperanza, que ‘… nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor. […] La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza’. ¡Y que viva la Patria!», concluyó.

El cardenal Poli se unió desde la catedral metropolitana a los que rezan el Rosario desde la basílica de la Virgen de Luján para pedir por la salud del pueblo argentino, imploró a Dios a través de la Oración a la Patria y el Padrenuestro y, tras la bendición junto a los obispos auxiliares, entonó el Himno Nacional.+

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